6º Día: Novena a Nuestra Señora Consolata

16 de junio

María canta la grandeza del Señor y su Misericordia

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo…

Oración inicial

Padre Santo, por la intercesión de nuestra Señora de la Consolata, recibe nuestras alegrías, esfuerzos y esperanzas. Danos fuerza para llevar con valor los sufrimientos, las dificultades y fragilidades. Transforma todo ello en misericordia, solidaridad, justicia y paz, para que podamos gozar en espíritu de familia, de la casa común que Tu nos has dado.

Que, siguiendo a tu Hijo Jesús, sepamos trabajar por el bien de los demás, con la fuerza del Espíritu Santo y la compañía maternal de María que corre presurosa al encuentro de la vida que eres Tú mismo que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Iluminación Bíblica

María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

Meditación

El Magníficat (“Proclama mi alma la grandeza del Señor”) es el grito más espléndido de alegría que haya salido del corazón humano. Dice el P. Didon, según lo menciona el P. José Allamano: “María Santísima no piensa en la propia bajeza, no se exalta más que en Dios. Predice su gloria, pero no ve en esta gloria más que el triunfo de Dios”. Y el Allamano sigue: “Dios es todo, el hombre no es nada; pero esta nada puede llegar a ser algo abajándose en su nulidad, deseoso única y sumamente de glorificar a Dios en todo y siempre”.

Hija de Sion, pobre en medio de los pobres, recibe toda la herencia histórica sapiencial de su pueblo, la revive, la canta y prepara su encuentro con el Señor de la historia. La opción preferencial por los humildes y los pobres, “entre los cuales sobresale” (LG 55), nos lleva a acompañar el camino de los pueblos, favoreciendo el encuentro entre evangelio y valores históricos y culturales. Son bienes que tratamos de descubrir, apreciar y salvaguardar.

Propósito: Pidamos que –como la Virgen- cantemos, alabemos y demos gracias a Dios por los beneficios que nos regala.

Oración Final

Súplica a la Virgen Consolata

Oh Consolata, nuestra tierna Madre,
nosotros, tus hijos e hijas, nos dirigimos a ti:
consuela a toda la humanidad afectada por guerras, violencia y enfermedades.
Dirige tu mirada sobre los que sufren,
sana a los enfermos, fortalece a los que trabajan por la salud de todos.

Acoge en tu amor maternal a los difuntos y consuela a sus familiares.
Ilumina a los gobernantes para que tomen, en cualquier situación,
las decisiones correctas por el bien común.
Tú, que eres nuestra Consolata, guárdanos en tu amor
y acompaña nuestros pasos por los caminos del mundo
donde la misión nos pide ser consuelo para la humanidad.

OH, ¡VIRGEN CONSOLATA!, intercede por nosotros ante tu hijo Jesús. Amén.

Nuestra Sra. de la Consolata Ruega por nosotros
Beato José Allamano Ruega por nosotros

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