
Tres días de conmemoración, comunión y renovación misionera en la Amazonía Yanomami.
La Misión Catrimani, en el corazón de la Diócesis de Roraima, fue el escenario de una celebración profundamente memorable: el 60.º aniversario de la presencia de los Misioneros de la Consolata entre el pueblo Yanomami. El evento, celebrado en Boa Vista del 20 al 22 de octubre de 2025, generó conmemoración, reflexión y gratitud, que culminó con la celebración del primer aniversario de la canonización de San José Allamano, fundador de la Familia Consolata (20 de octubre).
Por Bob Mulega *
El Seminario reunió a misioneros de la Consolata, miembros del Consejo Indígena Misionero (CIMI), religiosos y religiosas, docentes, estudiantes y representantes de diversas comunidades locales. También, participaron virtualmente el el indiginista Egydio Schwade y el teólogo Guilherme Damioli, quienes, incluso a distancia, enriquecieron el evento con profundas reflexiones y testimonios de fe y compromiso.

Memoria y Testimonio: Una Historia que Habla al Corazón
El programa se inauguró en un ambiente de alegría y reverencia por la historia construida por muchas personas a lo largo de seis décadas de misión. La presencia de Mons. Evaristo Spengler, Obispo de la Diócesis de Roraima, y del Padre James Murimi, Vice Superior de los Misioneros de la Consolata en la Región Brasil, dio al encuentro un tono de comunión eclesial y familiar.

En la oración de apertura, el Padre Murimi invitó a los participantes a dejarse envolver por el espíritu de gratitud y escucha. A continuación, Mons. Evaristo pronunció unas palabras inspiradoras, enfatizando que la Misión Catrimani es “un signo visible del Evangelio que se convierte en presencia, diálogo y servicio entre los pueblos indígenas”. A lo largo de los años, los misioneros han aprendido un modelo de misión basado en el respeto a la diversidad y el diálogo, en defensa de la vida, la cultura, la tierra y la selva. Caminamos juntos, al lado de ellos, compartiendo sus alegrías, sufrimientos y resistencia.

Los diálogos contaron con la participación del Hermano Carlo Zaquini, misionero con 60 años de servicio en Roraima y responsable del Centro de Documentación Indígena (CDI). Presentó una interpretación de la historia de la Misión Catrimani, fundada en 1965 por los Padres Bindo Meldonesi y João Calleri, a 250 km de Boa Vista, para acompañar y apoyar a las comunidades indígenas Yanomami de la región.
La contribución virtual del teólogo Guilherme Damioli, también ofreció una reflexión teológica sobre la inculturación del Evangelio, reforzando la dimensión espiritual y comunitaria de la misión de la Consolata. El Sr. Laurindo Lazaretti, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) Roraima, quien trabajó en la Misión Catrimani, recordó los desafíos que enfrentaron las primeras comunidades Yanomami acompañadas por los misioneros; y la Hermana Florença Lindey, monja que trabajó en el sector salud en Catrimani, conmovió a los presentes con su testimonio sobre la presencia consagrada de las mujeres en la misión.

Educación, Salud y CIMI: La Misión que Transforma
El programa del 21 de octubre se centró en la memoria viva de las áreas de educación, salud y organización comunitaria, pilares que han sustentado la misión a lo largo de los años. Fue un momento de reconocimiento y análisis, pero también de renovado compromiso con el futuro.
El área de salud fue presentada por la enfermera Gracione, representante de la Secretaría de Salud Indígena (SESAI), quien destacó el valor del trabajo colaborativo entre los profesionales de la salud y las comunidades indígenas. El tema de la educación fue abordado por María Edina de Brito y la hermana argentina Noemí Del Valle, quienes recordaron los esfuerzos por construir un sistema etnoeducativo respetuoso con la cultura y comprometido con el desarrollo humano.

A continuación, Gilmara Fernandes y Ediana da Sousa presentaron el trabajo del CIMI, quienes enfatizaron la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, la importancia de la demarcación territorial y el compromiso de la Iglesia con la justicia y la vida. También fue destacable la contribución virtual del Padre Egydio Schwade, quien reflexionó sobre los desafíos de la misión ante los cambios sociales y ambientales.

Celebración de la Fe: 1.er Aniversario de la Canonización de San José Allamano
El encuentro concluyó el 22 de octubre con una Santa Misa presidida por el Padre James Murimi en la Iglesia de Nuestra Señora de Nazaret. El ambiente fue festivo y espiritual, uniendo el 60.º aniversario de la Misión Catrimani con el primer aniversario de la canonización de San José Allamano, Fundador de los Misioneros de la Consolata.
Participaron varios misioneros: el Padre Mário Gamba, el Padre Máximo, el Padre Joseph Mugerwa, el Padre Rosarinho Dall’Agnese, el Padre Filbert Nkanga, el Padre Bento Eugenio, el Padre Bob Mulega y el Padre Alexander Nthenge, además de los Hermanos Carlos Zaquini y Ayres Osmarim, varias religiosas y laicos presentes en el seminario.

Durante la celebración, el Padre Bento leyó un artículo que recordaba el proceso y la importancia de la canonización, que tuvo lugar el 20 de octubre de 2024 en Roma, con la Misa presidida por el Papa Francisco.
Fue precisamente en la Misión Catrimani donde, por intercesión del Beato José Allamano, se produjo el milagro de la sanación del indígena yanomami Sorino, quien fue atacado y gravemente herido por un jaguar el 7 de febrero de 1996. Esta gracia hizo posible la canonización de San José Allamano, reconocido como modelo de santidad misionera, cuya vida se basó en la fe, la caridad y la confianza en María Consolata. El milagro de Sorino confirma cómo Dios mira con amor a todos los pueblos del mundo y nos anima a continuar esta presencia.

Por lo tanto, no podemos ignorar a los pueblos indígenas, quienes son los verdaderos guardianes de los pulmones del mundo. Sus comunidades continúan sufriendo violencia y atrocidades debido a la invasión de sus territorios.
En su homilía, el Padre Murimi enfatizó el espíritu de consolación como núcleo de la espiritualidad de los misioneros de la Consolata, recordando que el mismo Espíritu que consoló a Nuestra Señora y sostuvo a San José Allamano es el que inspira a cada misionero a ser “consolado para consolar”. La Misa concluyó con una bendición solemne, seguida de un momento de convivencia y compartir fraternal, celebrando la historia y renovando el compromiso con la misión.
Una historia que continúa

Las celebraciones del 60.º aniversario de la Misión Catrimani y el primer aniversario de la canonización de San José Allamano fueron más que simples recuerdos: fueron un acto de fe y renovación misionera. Fueron días de reencuentro, intercambio y reflexión sobre el camino recorrido junto al pueblo Yanomami, un pueblo que también acogió y transformó a los misioneros, mostrando el verdadero rostro del Evangelio. La Misión Catrimani sigue viva, sostenida por el mismo espíritu que inspiró a San José Allamano: “Ser santos y misioneros, nada más”.
* Padre Bob Mulega, IMC, misionero en Missione Catrimani en Roraima, Brasil.



