
“Mecanhelas es sinónimo de misioneros de la Consolata. Un ambiente de fe marcado por la espiritualidad misionera y la de la Virgen de la Consolata”, explica el Padre Cassiano Remigio Jonas Gabriel Kalima, IMC, al hablar de sus orígenes en la provincia de Niassa, al norte de Mozambique.
Por Jaime C. Patias *
Allí nació el 4 de octubre de 1973 y fue ordenado sacerdote el 7 de septiembre de 2003. Trabajó en misiones en Sudáfrica en el área de formación y, al regresar a su país natal, se dedicó a la educación y la pastoral. Actualmente, el Padre Cassiano es el Superior de la Región Mozambique-Angola.
“Mi padre y mi mamá también fueron misioneros. Mi padre asistió al Centro de Formación de Catequistas “Anchilo” – Pablo VI, fundado en 1969 en Nampula, lo que le proporcionó la base para su vocación ad gentes, como relata en el video que publicamos a continuación.
Su formación en el Instituto, el joven de Macua de Mecanhelas, comenzó en Maputo en 1992, donde por tres años estudió filosofía y luego completó su noviciado, haciendo sus primeros votos religiosos en 1997. Viajó a Roma donde estudió teología, hizo sus votos perpetuos y fue ordenado diácono en 2002. Regresó a Mecanhelas para su ordenación sacerdotal en 2003.
El 1 de enero de 2004, el joven misionero ya se encontraba en Damonfontein, Sudáfrica. “Allí comencé a aprender el idioma y todo lo que requiere la inculturación y la inserción en el contexto misionero”, explica Cassiano. “Una experiencia que Duró dos años, interrumpidos a petición de mis superiores, quienes me enviaron a Roma para asistir a un curso en el Centro Interdisciplinario para formadores de seminarios (2006-2008). Paralelamente, ejercí como formador en el Seminario Teológico de Bravetta.

En 2008, regresé a Sudáfrica para fundar la comunidad de formación Merrivale con un grupo de seis jóvenes estudiantes de teología. Mi labor formativa se extendió durante ocho años, hasta 2016, cuando el Padre Cassiano volvió a su tierra natal, Nampula, Mozambique, para dirigir la Escuela Consolata hasta 2020. «Una labor educativa que consolida lo que los primeros misioneros sembraron y dieron como testimonio».
El Centro de Espiritualidad en el barrio de Laulane, en Maputo, antiguo noviciado, fue otra etapa en la misión del Padre Cassiano, «una experiencia de servicio muy enriquecedora», hasta su elección como Superior de la Región en junio de 2025.
«Considero los diez años como formador un momento de gracia, porque implica acompañar a jóvenes que se sienten llamados, aunque con fragilidad, pero con fortalezas que destacar». «El hecho de poder escuchar sus sueños y frustraciones y transformarlos en algo positivo para seguir caminando en su vocación es un punto a destacar», afirma. «Además, la apertura del formador, disponible para crecer y aprender con ellos, es otro secreto en la formación, en el sentido de ser un instrumento útil para acompañarlos en la vida diaria, en todas las actividades que realizan».
Con respecto a la celebración de su Jubileo de consagración religiosa, el Padre Cassiano lo considera “un momento privilegiado en la ocasión en que la Iglesia en todo el mundo celebra el Jubileo de la Esperanza. Mozambique es una Iglesia martirizada, pero nunca falto ese elemento de esperanza. La gente tiene esperanza cada día; la Iglesia martirizada vive esta esperanza, que no es vana, sino la esperanza en Jesucristo que nos mantiene firmes en nuestra vida, que es una peregrinación”.

Según el Padre Cassiano, el curso de actualización realizado en Roma (mayo de 2025) dejó un mensaje contundente: “Nunca se detengan, sigan adelante. Las dificultades son parte de la vida misionera”. «Es necesario recuperar el entusiasmo inicial y volver a Jesucristo, partir de Él y regresar a Él. Este es el poderoso mensaje que también transmito a los jóvenes, a aquellos que tienen un corazón dócil para la entrega total a Jesús. Él es el modelo, Él es quien nos llama, nos forma y, finalmente, nos envía. Vale la pena entregar la vida por Jesucristo», concluye el Padre Cassiano.
Los misioneros de la Consolata llegaron a Mozambique el 30 de octubre de 1925, hace exactamente 100 años. Durante este centenario se establecieron en diversas diócesis, comenzando en Niassa, luego en Inhambane, posteriormente en Maputo, después en Nampula y, más recientemente, en Tete, brindando servicios pastorales, educativos, sociales, universitarios, de desarrollo humano y de formación cristiana. Durante estos 100 años también se han realizado labores en favor de la formación de sacerdotes y religiosas diocesanas como fruto de la evangelización.
* Padre Jaime C. Patias, IMC, Secretaría de Comunicación.



