José Allamano, el Santo de la misión ad gentes

De entrada, hablemos de San José Allamano, Padre y Fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata. Fue beatificado el 07 de octubre de 1990 por el Papa Juan Pablo II y canonizado el 20 de octubre de 2024 por el Papa Francisco. Esas fechas siempre serán recordadas en la memoria histórica de los institutos misioneros fundados por él y en toda la Iglesia universal.

Por Lawrence Ssimbwa *

Donó toda su vida al servicio de la misión ad gentes y su legado misionero se vive aún hoy a través del carisma de sus misioneros dispersos en varias parte del mundo. Ahora bien, es importante hacernos esta pregunta: ¿Por qué debemos considerar José Allamano como un santo de la misión ad gentes? Es lo que quisiera reflexionar a continuación.

José Allamano, un santo cuya vocación misionera fue influenciada por varias circunstancias

Nuestras decisiones y caminos muy a menudo son determinadas por las circunstancias de nuestro alrededor. La vocación misionera de san José Allamano no fue algo casual, sino fue el resultado de unos sucesos que lo orientaron. Algunos de esos acontecimientos que moldearon su vocación misionera son las siguientes:

El ambiente de su tiempo

San José Allamano estaba rodeado de un ambiente denso de misionariedad: cuando nació en enero de 1851 Italia y Europa estaban llenos de un fuerte impulso misionero. En esa época nacían importantes institutos misioneros como el Pime y los Combonianos entre otros y el entusiasmo misioneros se respiraba en los años de su juventud. Ese contesto misionero, en medio del que se movía, influyó bastante su compromiso con la misión ad gentes hasta llegar a fundar a dos Institutos misioneros para el anuncio de Cristo en el mundo.

Modelos misioneros significativos

No solo el contexto fue importante; San José Allamano fue influenciado por maestros excepcionales de la misión. Su primer modelo fue su tío, San José Cafasso. El celo apostólico incansable de San José Cafasso le influenció bastante y dejó una huella imborrable en él. El entusiasmo misionero de San Juan Bosco también lo influyó, pues veía con frecuencia las expediciones misioneras que con tanta solemnidad salían de Turín hacia las misiones de Don Bosco en el mundo. Todo eso dejó huellas en la vida y espiritualidad de San José Allamano. Además un papel importante lo tuvo el testimonio misionero del Cardenal Guillermo Massaia; la experiencia de este misionero capuchino inspiró la idea de enviar a los primeros misioneros de la Consolata a Etiopia, tierra donde él trabajó por 33 años. Pues había quedado un vacío apostólico después de su expulsión de aquellas regiones.

La abundancia del clero en la Arquidiócesis de Turín

San José Allamano fue motivado también por la abundancia del clero en la Arquidiócesis de Turín. Como formador de seminaristas y sacerdotes jóvenes en el Convictorio eclesiástico, encontró a sacerdotes diocesanos con inclinación a la misión y a la vida misionera. Ellos fueron una base sólida para concretizar el sueño de la fundación de sus institutos. Antes de crear su propio seminario San José Allamano implicó en su proyecto misionero a muchos sacerdotes de su misma diócesis, sacerdotes que a menudo conocía bien por haber tenido un papel importante en su formación.

El compromiso de San José Allamano con la misión ad gentes

No se puede hablar de José Allamano sin conectarle con la misión ad gentes: toda su vida y su santidad es conectada con la misión ad gentes y su contribución a la evangelización de los pueblos en todo el mundo es de valor inestimable. Por eso, se afirma con certeza de que, el Fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata es un santo de la misión ad gentes debido a estas razones:

La santidad de José Allamano al servicio de la misión ad gentes

San José Allamano enseñó con su vida y ejemplo que la misión evangelizadora de la Iglesia está intrínsecamente conectada con la santidad. De hecho, fue muy categórico en afirmar que los Institutos misioneros fundados por él, son medios para la santificación de sus miembros. De ahí viene su famosa afirmación, muy familiar entre los misioneros de la Consolata, “Primero santos y después misioneros” (Así los quiero, N.3). Él promovió entre sus misioneros aquello que él mismo había vivido en su experiencia sacerdotal y pastoral.

La fundación de los Institutos para la misión ad gentes

Si bien san José Allamano fue un sacerdote diocesano, tuvo la audacia de fundar a dos Institutos misioneros para el anuncio de Cristo en lugares donde no era conocido y para ese fin fundó a los Misioneros y Misioneras de la Consolata. Ellos se caracterizan siempre por la evangelización de los pueblos especialmente a los que no conocen a Cristo. Por eso, su carisma e identidad en la Iglesia es la misión ad gentes que heredaron de su santo Fundador. Hace más de cien años, los misioneros de la Consolata están dispersos en los cuatro continentes y han contribuido significativamente a la evangelización de los pueblos y su promoción humana integral.

El compromiso de san José Allamano con la evangelización de África y otros continentes

San José Allamano es uno de los padres de la evangelización del continente africano y los institutos misioneros por él fundados fueron de las primeras congregaciones que anunciaron la Buena Noticia de Jesús en varias naciones africanas. No hay que olvidar que los Misioneros de la Consolata inicialmente fueron fundados para la evangelización de África; ya en mayo de 1902, poco más de un año después de la fundación, San José Allamano envió a los primeros misioneros a Kenia y de ahí a Etiopía, Tanzania, Somalia y Mozambique. Luego los Misioneros de la Consolata extendieron su presencia a otros países africanos como República Democrática del Congo, Uganda, Sudáfrica, Angola, Madagascar, y Costa de Marfil y solo unos años más tarde su compromiso misionero llegó a otros continentes.

San José Allamano con los primeros misioneros enviados a Kenia en 1902

La presencia en el continente Americano fue a partir de 1936 empezando por Brasil seguido de Argentina, Colombia, Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Perú y México. En este continente los Misioneros de la Consolata trabajan con los pueblos indígenas, afroamericanos, campesinos y la población marginal de las periferias urbanas.

En años aún más recientes, desde 1988, se dio el acercamiento al continente asiático que empezó en Corea del Sur y ahora alcanza también Mongolia y Taiwán.

Promover la salida misionera más allá de las fronteras

La Iglesia misionera siempre está caracterizada por la salida constante de un lugar a otro a ejemplo de Jesús, el misionero del Padre. Con su carisma ad gentes, San José Allamano promovió la salida misionera más allá de las fronteras de su iglesia local, país y continente. En su época fueron pocas las congregaciones que se habían aventurado a África para la evangelización de sus pueblos; estaban los Capuchinos, los misioneros de Daniel Comboni (combonianos), los Misioneros de África (padre blancos) y los misioneros de Espíritu Santo, entre otras pocas. Todo este impulso misionero fue también consecuencia, como ya dijimos, de la abundancia del clero diocesano; San José Allamano estaba totalmente convencido de que cada sacerdote es naturalmente misionero y por ello se convirtió en promotor de la salida misionera más allá de las fronteras geográficas y eclesiales y se hizo padre y maestro de misioneros para la misión ad gentes.

Promotor de la evangelización y promoción humana integral

El Carisma ad gentes de los Misioneros y Misioneras de la Consolata promueve la evangelización y la promoción integral de las personas. Decía san José Allamano, «el bien hay que hacerlo bien y siempre sin ruido». Inspirados por su carisma los Misioneros de la Consolata han aportado mucho a la promoción humana de los pueblos y personas y lo hicieron a través de escuelas, dispensarios, hospitales, orfanatos y proyectos de saneamiento ambiental (acueductos). Lucharon por la defensa de las minorías étnicas y la promoción de la mujer. ¡Cuántos pueblos alfabetizados, cuántas minorías étnicas defendidas por los Misioneros de la Consolata! Y en la construcción de comunidades cristianas ¡cuántas diócesis que se crearon gracias a su labor evangelizadora! Por la enseñanza de San José Allamano y la práctica pastoral de sus misioneros hemos aprendido que la evangelización y la promoción humana integral son inseparables.

Conclusión

No se puede separar a San José Allamano de la misión; él gastó su vida al servicio de la misión ad gentes a través de los Misioneros y Misioneras de la Consolata que fundó. Su espiritualidad misionera es el legado que dejó a los misioneros y a toda la iglesia universal. A través de la misión ad gentes ellos han aportado enormemente a la evangelización de los pueblos y su promoción humana integral.

* Padre Lawrence Ssimbwa, IMC, misionero en Buenaventura, Colombia.

Contenido relacionado