
En el marco de la canonización de José Allamano -fundador de los Misioneros de la Consolata- realizada por el papa Francisco en el mes de octubre del 2024, los Misioneros de la Consolata en la Colombia, a través de la oficina de proyectos CESOMI – Centro de Solidaridad Misionera, promovieron con esperanza y gratitud el programa Beca San José Allamano.
Por Luis Mario Luna Velasquez *

La llegada del Instituto Misionero a Colombia se dio en 1947. Desde su llegada, han trabajado incansablemente en zonas rurales, amazónicas, afrodescendientes e indígenas, promoviendo la evangelización y el desarrollo humano integral, sobre todo el sur del país. Sus primeros misioneros venidos de Europa, guiados por el sentir y deseo de Allamano, se preocuparon por ayudar y mejorar la vida de los pueblos y comunidades a las que llegaban, con el desarrollo de las urbes, la construcción de puestos de salud, escuelas, comedores comunitarios y un lugar para el culto.
Con el pasar de los años, la misión se ha transformado y con ella sus necesidades: la falta de oportunidades, la polarización económica, el conflicto armado, el cambio climático, la pérdida de identidad cultural y el poco acceso a la educación superior, son motivos para repensar la presencia misionera en los lugares donde el Instituto está presente hoy en el país. En consecuencia, nace el programa Becas San José Allamano, como un signo concreto a la continuidad del legado misionero del Fundador, la formación integral.
La oficina CESOMI desea que las becas posibiliten a los beneficiados, caminos y oportunidades en su proceso de formación humana y profesional. Desde allí se sueña, que este programa sea un modelo de cambio sistémico desde donde se ayude a las comunidades a fortalecer sus conocimientos culturales, pero al mismo tiempo, forme a sus integrantes para que sean los futuros lideres/as de su comunidad. Se trata de formar profesionales que dispongan de su profesión al servicio de la misión/territorio para transformar y acompañar procesos hacia el buen vivir.
El proyecto responde a tres grandes motivaciones:
- La realidad de la pobreza en América Latina, especialmente entre jóvenes de comunidades marginadas y pocas posibilidades de acceso a la educación superior. Se hacen necesarios gestos concretos de esperanza hacia la formación profesional y humana de estos jóvenes.
- La necesidad de fortalecer la promoción humana integral en nuestras misiones, sobre todo de los jóvenes que acompañamos, en algunos casos, ellos cuentan con recursos limitados y en muchos lugares del país, sobre todo en el sur de Colombia, muy pocos accesos a la formación y desarrollo profesional.
- La celebración de la canonización y el centenario de San José Allamano (1926–2026) se convierte en ocasión para transformar la memoria en acción y la devoción en compromiso, camino hacia el cambio sistémico.
La oficina de CESOMI agradece la generosidad de quienes han estado apoyando este proyecto Misionero de transformación humana y profesional. Ahora el programa cuenta con 3 beneficiarios: dos jóvenes Afro y un Indígena; quienes nos comparten algunas de sus testimonios sobre la incidencia de la beca para sus comunidades, familia y profesión.
Voces de esperanza: testimonios de los becarios
En diálogo con los tres jóvenes becados, compartieron a la oficina de comunicaciones de la región Colombia su sentir que refleja el verdadero espíritu del proyecto: esperanza, compromiso y gratitud.
María Camila Ordóñez Nieto | Opción Afro (Estudiante de Comunicación Social)

“La beca se convirtió en un signo de esperanza para mí, ya que de otro modo no tendría los recursos para estudiar la carrera que me apasiona. Para mí y mi familia ha sido una gran bendición y una oportunidad. Desde mi formación en Comunicación Social quiero servir a la misión dando visibilidad a los procesos pastorales a través de las redes sociales, que hoy son una herramienta poderosa para evangelizar.”
Marjorie Alexandra Valencia Rarad | Opción Afro (Estudiante de Contabilidad)

“Esta beca representa una esperanza porque me abre la posibilidad de seguir estudiando y formándome como profesional, a pesar de las dificultades económicas. Mi sueño es devolver a otros lo que he recibido, apoyando a las comunidades desde mi profesión como contadora. Para mí y mi familia, es una oportunidad única que nos llena de orgullo, alegría y motivación para seguir adelante.”
Juan David Acosta Julicue | Opción Indígena (Estudiante de Administración)

“Desde mi profesión como administrador de empresas deseo apoyar la organización indígena en la gestión de proyectos que beneficien a la comunidad. Esta beca significa que no camino solo: es una alegría compartida entre mi familia y los misioneros que me acompañan. Es una bendición que fortalece nuestra esperanza y nuestro compromiso de servir.”
Las Becas San José Allamano representan más que un apoyo económico: son una siembra de futuro, una apuesta por la educación como camino de transformación personal y comunitaria. Cada joven becado representa un testimonio vivo de fe, esfuerzo y esperanza.
Como familia misionera de la Consolata, queremos que esta iniciativa siga creciendo y llegue a más jóvenes en los territorios donde la misión florece. Sabemos que cada becado, representa una historia de redención, puesto que un joven que se forma es una familia redimida.
Extendemos la invitamos a las comunidades, benefactores y agencias de cooperación a sumarse a este programa, para que juntas/os sigamos haciendo posible el sueño de San José Allamano. Con su apoyo y oración podremos continuar formando jóvenes comprometidos, agentes de cambio, portadores de Consolación y Esperanza.
* Por Luis Mario Luna Velasquez, Comunicador Social. Oficina de comunicaciones del IMC – Región Colombia.




