
La Comunidad educativa, directivos, docentes, administrativos y personal de servicios varios, junto con el Equipo de Animación Misionera Juvenil y Vocacional – AMJV de los Misioneros de la Consolata en Colombia, Ecuador y Perú, recuerda la beatificación del Fundador y formador José Allamano, los 60 años de vida del Colegio y el “día de las misiones”, organizado por el “Área de Educación religiosa escolar, ética y filosofía”, coordinada por el Profesor Alirio Silván, y desarrollado por todos los alumnos, con sus respectivos coordinadores y profesores, en cada una de las 53 aulas de clase, que albergan los 1.705 alumnos.
Equipo de AMJV – Bogotá*
Eucaristía del día de las misiones
Por una de esas sincronías que acontecen por los caminos de la misión, se encontraron presidiendo la celebración tres misioneros de la Consolata con diferentes experiencias de vida y misión para compartir con toda la Comunidad: el P. Im Sang Hun (Marcos), actual Superior de los Misioneros de la Consolata en Argentina, quien con su inconfundible acento coreano (Corea del Sur), pero apoyado en un excelente castellano, pudo intercambiar alguna palabras con unos siete jóvenes del Colegio que estudian coreano, por su cuenta. Algo muy aplaudido por todos los participantes distribuidos por el patio y los corredores de los tres pisos que lo circundan. El P. Francisco Pinilla, Rector del Colegio, con larga experiencia de misión en Etiopía, África subsahariana, quien dirigió algunas palabras en Amárico, idioma hablado en el norte y el centro de Etiopía, donde hace parte de las cinco lenguas nacionales oficiales, de origen semita.
El P. Salvador Medina, quien coordinó la homilía misionera, aprovechó el origen y la experiencia de sus colegas, lo mismo que su propio nombre, sal-va-dor, para explicar el significado de la misión, que en síntesis habla de salida de enviados para realizar una tarea: Sal, imperativo del verbo salir; va, imperativo del verbo ir; dor, en portugués dolor. Salir de ti y de tu mundo – cultura – geografía, religión y posición social, para ir al mundo del otro diferente pero igual y ser sal para dar sabor y saborear, para conservar y sanar el dolor – dor. Así lo hizo Dios, por medio de su misionero – enviado, Jesús (Dios salva) como Emmanuel (Dios-con-nosotros), por la fuerza del Espíritu que los hace comunión o comunidad. Así lo podemos o debemos hacer todos nosotros, alumnos, profesores y servidores de la vida, en nombre del Dios de la vida, para servir a la vida en todas sus manifestaciones, especialmente allí donde está más amenazada o herida. Todo para que la vida no se muera y valga la pea ser vivida.

Conmemoración del Beato José Allamano
Precisamente hoy, hace 32 años fue reconocido en Roma, por el Papa Juan Pablo II, como un humano que entendió la misión de Dios y a ella dedicó su vida, sus estudios y sus bienes. El Colegio lleva su nombre, en él se inspira su espiritualidad, su pedagogía y su dimensión misionera universal.
De él, nuestro padre, titular y protector reconocemos, como lo hacía el Papa en el Ángelus de ese día, 7 de octubre de 1990, en la Plaza de San Pedro: “También interceden por nosotros (…) los nuevos beatos José Allamano y Aníbal María Di Francia, ambos formadores de sacerdotes y apóstoles de la animación vocacional.
Por este motivo su beatificación durante el desarrollo del sínodo (para la Nueva Evangelización) adquiere un significado particular. Ellos son, en efecto, testimonio vivo de los prodigios que el Espíritu Santo obra en los que responden generosamente a la llamada divina. Con su ejemplo, recuerdan a todos el deber urgente de pedir “al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38), y alientan a los sacerdotes, a los seminaristas y a sus formadores, apóstoles de la nueva evangelización, para que recorran sin dudas y con gozo el camino de la santidad, que es abandono confiado en la voluntad de Dios y servicio sin reservas a los hermanos.
Junto con ellos, nos dirigimos ahora a la Madre del Salvador, venerada por el beato Allamano con el título de “Consolata”, y por el beato Aníbal María Di Francia bajo la advocación de “María Niña”.
La jornada y la misión continúan
En los salones los estudiantes y profesores continuaron el día de las misiones, recordando y actualizando los aprendizajes obtenidos y dejando volar su imaginación por los cinco continentes, con sus diferentes colores, mediante distintas actividades, visitando culturas, balbuceando idiomas, conociendo costumbres, tradiciones y religiones para, artística y estéticamente, organizarlas en el llamado “rincón misionero”, que posteriormente será objeto de peregrinación e intercambio entre todos.
La jornada finalizó con la elaboración de una “alcancía misionera”, en cada salón, para llenarlas con el don de la solidaridad y enviar lo recogido a Cuba, hermosa isla que se apagó como consecuencia del huracán Ian, el pasado 28 septiembre, al colapsar su sistema eléctrico, dejando 11 millones de cubanos sin luz.
El resultado de la colecta lo enviaremos a los hermanos cubanos por medio del P. Felipe Ocampo, sacerdote colombiano de la Diócesis de Ipiales – Colombia, misionero en Cuba (cel. +573108863708).
Conclusión
Así, desde Bogotá, la comunidad educativa del José Allamano, se unió al resto de lugares en los que hoy se brinda y recuerda la vida y el legado de quien sigue siendo maestro de grandes misioneros, una labor que inició en África y que hoy continúa avanzando por todo el mundo gracias a Hermanos, Sacerdotes, Religiosas y Laicos que siguen “anunciando la gloria de Dios a las naciones”.
*Equipo de Animación Misionera Juvenil y Vocacional – AMJV de los Misioneros de la Consolata en Bogotá