Auto-narración de la Ordenación Sacerdotal del padre Américo Baptista

El 31 de enero, en la parroquia Ntra. Señora de la Paz, en Nampaco, Mozambique, fui ordenado sacerdote por imposición de manos de Mons. Inacio Saure, imc

Mi itinerario de salida, desde “mi mundo al mundo”, Mozambique, inició con mis estudios filosóficos en Maputo (Mozambique), el Noviciado en Kenia y la teología en Colombia, en donde recibí el diaconado, el 20 de junio del 2020, en Cali.

Después de la admisión oficial a la Ordenación sacerdotal, por parte del Superior General y su Consejo, procedí a comunicar al Superior de la Región de Mozambique, quien después de consultar con su Consejo y el Obispo da la Provincia de Nampula, decidieron la fecha para la Ordenación: el 31 de enero, en la Parroquia Nuestra Señora de la Paz – Nampaco.

Itinerario de regreso

Desde Colombia empecé los preparativos para mi Ordenación, al mismo tiempo que comuniqué a mi familia todo lo relacionado con el acontecimiento y, entonces, ellos también comenzaron a organizarse, junto con mi Parroquia de origen, Nuestra Señora de Buen Viaje – Catedral, en Nacala Porto (distrito).

El viaje de regreso estaba agendado inicialmente para el 11 de enero, pero a causa de la pandemia fue cancelado y reprogramado para el 19 de enero. Llegue a Mozambique faltando 10 días para la Ordenación.

Inmediatamente, después de saludar, nos pusimos manos a la obra, ante la premura del tiempo. Busque visitar todas las comunidades para despertar la memoria de la gente, visto que habían pasado casi 5 años de ausencia y muchas personas ya no me recordaban. Gracias al Párroco y mi familia, logramos visitar las comunidades e invitarlas a participar, aunque fuera espiritualmente, en la Ordenación.

La Ordenación

Marcada por la profundidad solemne del acto y las restricciones causadas por la pandemia, como la imposibilidad de reunir mucha gente, pues el gobierno permitía un aforo de apenas 50 personas, para ser compartido entre los tres (3) candidatos que estábamos allí para ser ordenados.

A cada uno se nos permitió un cupo máximo de 10 invitador. El tener que escoger 10 entre 2.000 fue, tal vez el momento más complicado. Fue difícil, pues todos querían participar, pero como se tenía que hacer y así se hizo. En realidad, una Ordenación de tres presbíteros, con solo 50 personas, era algo increíble, pero así fue.

Gracias a Dios la ceremonia de la Ordenación se desarrolló muy bien, con todo el recogimiento y la solemnidad que ameritaba. Mis dos compañeros que, habíamos empezado juntos la formación, desde el Propedéutico, fuimos ordenados juntos por la imposición de manos del Arzobispo de Nampula, Mons. Inacio Saure, también Misionero de la Consolata. Fue una experiencia única y emocionante para mí y para mi familia.

Para terminar, canto como la Santísima Virgen María: “mi alma glorifica al Señor y mi Espíritu se alegra en Dios mi Salvador”.

Por P. Américo Joao Baptista, imc.

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