Concluye en Colombia el curso de formación continua que reunió misioneros de todo el continente

Concluyó en Bogotá el curso de formación continua para misioneros con entre 10 y 15 años de ordenación sacerdotal o profesión religiosa, iniciado el pasado 14 de julio. El programa incluyó sesiones formativas en Bogotá, Bucaramanga y Manizales, y brindó a los participantes la oportunidad de visitar, compartir y realizar actividades de animación misionera en los tres colegios de la Región Colombia, ubicados en estas mismas ciudades.

Por Redacción*

Los misioneros del continente América convocados por la Dirección General para participar en estas semanas de formación y vida comunitaria fueron: por México – Grupo de Norteamérica (DCMS), Mungai Patrick Irungu y Omuono Silvanus Ngugi, ambos de nacionalidad keniana; por la Región Colombia (Colombia, Ecuador y Perú), Armando Gabriel, de Mozambique; Matogi Naftaly Mung’athia, de Kenia; y los colombianos Oscar Javier Medina y Yair Alberto Ligardo Morales; por la Región Brasil, Mbugua James Mwaura y Ochieng Gabriel Oloo (kenianos), Gilberto Rodrigues da Silva (brasileño), Wafula Victor Mbesi (keniano), Kwangala Mboma Jacques (congoleño), Joseph Mugerwa (ugandés) y Tamrat Markos Mitore (etíope); y por la Región Argentina, Mwanzo Bernard Agesa, de Kenia. En cuanto a la Delegación de Venezuela y otras regiones, los misioneros convocados no pudieron asistir debido a dificultades para la obtención del visado.

El objetivo de la cuarta y última semana de formación, tuvo como objetivo ofrecer espacios e instrumentos que ayuden a los misionero, a construir su PPVM – Proyecto personas de Vida Misionera, fortaleciendo su vida Espiritual a partir de la Palabra, y testimonio de vida de San José Allamano, en comunión con el IMC.

En la última semana de trabajos, los 14 “quinceañeros”, como cariñosamente les llamaron por las comunidades que pasaron a lo largo de estas 4 semanas, se desplazaron a la casa de la espiritualidad María Consolata, antiguo seminario Teológico (CAFTI) de Bogotá, donde hicieron dos días de retiro espiritual guiado por Mons. Joaquín Humberto Pinzón Güiza, IMC, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo Solano. Para la mayoría de los participantes fue muy especial ya que en la misma casa realizaron la etapa teológica junto a Mons. Pinzón, quien en aquel tiempo fuera su acompañante en la formación.

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El tema central del retiro fue el mismo lema del curso: “Volver al corazón para relanzarse a la misión”, desarrollado a través de cuatro acciones: contemplar, custodiar, cultivar y configurar. Mons. Joaquín, agradeció la invitación colocándose en los mismos pasos de los misioneros en formación, pues, así como éstos celebraban hasta 15 años de ordenación presbiteral, él hacía memoria del mismo tiempo en su ministerio episcopal. Así pues, invitó a disponer del cuerpo y la mente para que estuvieran en armonía, ya que a veces la persona está presente físicamente, pero su espíritu gira por otras latitudes, tal como lo afirma el evangelista Marcos: “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi” (Mc 7,6). Agrega, haciendo referencia al Card. Van Thuan, para poder profundizar en el retiro hay que dar el espacio necesario a los protagonistas de éste:

  • Primero, el Espíritu Santo quien actúa como “el fuego para el chef”.
  • Segundo, el ejercitante (el que vive el retiro), pues quien goza acoge la gracia de Dios, aunque también puede con su libertad rechazarla.
  • Tercero, el predicador quien es un instrumento para direccionar esa gracia de Dios.

Al terminarse las dos jornadas de retiro espiritual, se desarrolló el tema del Proyecto Personal de Vida, orientado virtualmente por el P. Luis Mauricio Guevara, IMC, formador del seminario Teológico Internacional de Sao Paulo. Su acompañamiento fue enfatizado al proyecto de vida como guia del misionero en el camino del Espíritu, una herramienta para mantener vivas las motivaciones de vida del misionero y no para rendir cuentas, pues “precisamos planificar, actuar, revisar, ajustar; no para ser eficientes, sino para ser fieles. Porque un corazón que se deja revisar es un corazón que se deja amar de nuevo por Dios”. Además, “revivir esta pedagogía hoy es un acto de fidelidad creativa al carisma, ya que es un gesto de humildad y una forma de revivir la mística de la coherencia”, aseguró el P. Guevara.  A través de una serie de preguntas y herramientas pedagógicas motivó a los misioneros a elaborar o reelaborar su Proyecto Personal de Vida a manera de conclusión.

El jueves en la mañana los misioneros tuvieron la oportunidad de interactuar de manera virtual con el Superior General, P. James Lengarin, IMC, quien se conectó desde el Kenia. El Sucesor de San José Allamano, como padre y guía de esta familia misionera exhortó a los misioneros a preguntarse qué les está diciendo Dios en este momento de la vida, asegurándoles que este es el tiempo para crecer y renovarse, pues “estamos siendo llamados a dar algo más” y esto se lograra colocando a Dios al centro de la propia vida.

Además, recordó el momento de gracia que vive el Instituto por la canonización del Fundador, inspirando a cada misionero  a continuar con pasión y dedicación la misión confiada. En su intervención, presentó además, la realidad vocacional del Instituto cambiante y con un nuevo rostro, abierta hacia la esperanza y el futuro; con desafíos hacia la acogida del mundo juvenil y comprensión de la misión hoy: el nuevo ad gentes, nuevas propuestas de liderazgo y la gestión de los recursos para la misión y la comunidad. Finalmente, el Padre General motivó a los misioneros resaltando su importancia en el instituto como bien precioso y les exhortó a asumir responsabilidades, hacer un balance y afianzar la pertenencia absoluta al Instituto, pues este es el tiempo. Les pide además que en todos sus servicios sean misericordiosos y justos y que no se dejen bloquear por la mentira. Juntos podremos hacer la diferencia.

El P. Juan Pablo de los Ríos, consejero general para América, presentó el panorama general y detallado del continente fundamentado en el Proyecto Misionero Continental y el documento Effathá de la Dirección General, enfatizando en sus objetivos, desafíos, logros, perspectivas y la estadística del personal.

Duarante la eucaristía de clausura, cada misionero participante de esta experiencia, compartió los sentimientos que despertó el curso formativo; el denominador común fue el “reencuentro” tanto con sí mismos como con los demás hermanos misioneros. Por otro lado,  se realizó la entrega de una carta que cada misionero escribió a uno de sus hermanos presentes en el curso, donde se expresaba los mejores deseos para continuar su ministerio sacerdotal en la misión. Este sentir, sin duda abrirá a los jóvenes misioneros a nuevas perspectivas al regresar a la misión. Durante la misa, el P. Juan Pablo, inspirado en el llamado de atención de Jesús a Pedro y su confesión de fe (Mt 16, 13-28), insistió entre otras cosas, en dos aspectos muy importantes en la vida del misionero: la confianza en Dios y en ser piedras, no para hacer tropezar sino para construir.

En horas de la noche, los misioneros tuvieron la posibilidad de interactuar fraternalmente con los misioneros residentes en la Casa Regional de Bogotá. En este espacio cada uno de estos misioneros compartió sus motivaciones vocacionales, su experiencia misionera y una que otra pregunta formulada por los “quinceañeros”.

Finalmente, el viernes 8 de agosto, última jornada del curso formativo, algunos de los misioneros, sobre todo, aquellos venidos de otras Regiones del Continente, se desplazaron al Colegio Bilingüe José Allamano, de la Ciudad de Bogotá. Allí, en un ambiente familiar y cálido, a pesar de la intensa lluvia y frío de la capital colombiana, los misioneros compartieron con el rector P. Francisco Pinilla, IMC, y las directivas juntoa a algunos estudiantes. La visita concluyó compartiendo los alimentos con una gustosa comida.

De esta manera se clausura el curso de formación continua para misioneros de 10 a 15 años de ordenación o profesión religiosa del continente América, alcando su objetivo.  Agradecemos la dedicación de los P.Juan Pablo de los Ríos,IMC. P. Venanzio Mwangi,IMC. P. Salvador Medina, IMC. P. Adalberto López,IMC. P. Maurice Awiti, IMC. y P. Carlos José Osorio, IMC. Gracias infinitas a los facilitadores que con su experiencia y profesionalismo enriquecieron el bagaje espiritual e intelectual de los jóvenes misioneros: Mons. Francisco Javier Múnera, IMC. Mons. Joaquín Pinzón, IMC, a los presbíteros, profesionales, religiosas y laicos misioneros. Gracias a los Superiores Locales, administradores, párrocos, vicarios y demás hermanos de las comunidades locales que sirvieron de sede a este curso. Gracias a las Misioneras de la Consolata por abrirnos las puertas de su sabiduría y experiencia en la casa Madre Margarita de las misioneras mayores de Bogotá. Gracias a la CAF Bogotá, a su formador el P. Lorenzo Gómez, IMC, a los formandos del Propedéutico y Filosófico, por la acogida y celebración. A todos aquellos que detrás de bambalinas, en los distintos servicios, desde la cocina hasta la sacristía o secretaría, en el secreto de su humildad y servicio misionero hicieron posible este fructífero curso. ¡Dios les pague!

* Equipo de Comunicaciones IMC América