Curso G25: Análisis General de la Vida Consagrada y del Instituto

El programa del curso de formación permanente para los Misioneros de la Consolata en ocasión de su jubileo, celebrado en Roma en la Casa General del 1 al 27 de septiembre, incluye momentos de reflexión, trabajo en grupo, intercambio y celebraciones. 

Por Charles Gachara Munyu *

El día miércoles 3 de septiembre, comenzó en la capilla de la Casa General con la Santa Misa presidida por Mons. Jackson Murugara, IMC, Obispo Coadjutor de la Diócesis de Meru, quien se encuentra en Roma para el curso de los nuevos obispos organizado por el Dicasterio para la Evangelización (Propaganda Fidei). En su homilía, el obispo subrayó “la importancia de la vida comunitaria y el profundo sentido de pertenencia al Instituto.”  

Vida Religiosa hoy

La propuesta metodológica del curso puso en el centro el “análisis de la vida consagrada hoy”.

Para iluminarla y abrir el espacio para un debate y trabajo en grupos, fue invitado el Padre David Glenday, ex Superior General de los Misioneros Combínanos. Se contó con su amplia y profunda experiencia como religioso y misionero. Durante la exposición del tema fue destacados tres actitudes fundamentales: a) Gratitud: ser religiosos agradecidos; b) Confianza: la vida religiosa vale la pena; c) Responsabilidad: ¿qué puedo hacer para el futuro de la vida religiosa? 

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Además, en su reflexión, el Padre Glenday desarrolló cuatro puntos principales: 

1. Redescubrir al Fundador. La invitación es esforzarse para que el carisma sea real en la respuesta a los desafíos actuales y a las situaciones donde estamos presentes. No existe carisma sin el Fundador San José Allamano es decir sí lo encasillamos, el carisma muere. Por lo tanto, sin carisma, el instituto deja “ser”. Cuando los miembros renuevan el carisma, redescubren el Fundador, este vive y el instituto también. 

2. El carisma es el corazón del ser religioso, pues constituye la verdadera experiencia de Dios en nuestras vidas. Se hace una pregunta fundamental ¿Que es el carisma?  Este es la teología de Dios, la comprensión del plan de Dios para el instituto. Al mismo tiempo es la escucha de Dios en su pueblo. Esto hicieron todos los fundadores de los institutos.  

3. La misión es fruto del carisma. Es lo que hacemos como religiosos consagrados. Aquí también se plantea la pregunta ¿qué entendemos con la misión? Al distinguir el carisma y la misión, se puede ser relevantes como consagrados en el mundo hoy.  

4. El Espíritu actúa en las etapas iniciales de la formación. Es Él quien enciende el deseo de servir y de entregarse a la misión. 

Por la tarde, el Padre Mathews Odhiambo, Consejero General encargado de la formación en el Instituto, presentó una visión general sobre la formación básica, la formación permanente y los estudios para el sexenio 2023–2029. Se afirmó que “la formación no termina con la profesión perpetua o con las órdenes sagradas, sino que continúa a lo largo de toda la vida del misionero. En este sentido, el XIV Capítulo General subrayó que la formación es ‘una tarea sin fin’ que requiere constante acompañamiento y cuidado”, recordó el Padre Mathews. 

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Se presentó algunas estadísticas y la situación actual del proceso formativo, que en el Instituto han marcado una tendencia en el continente africano. Al reconocer el cambio demográfico, Mathews expresó gratitud por el trabajo en curso y, al mismo tiempo, preocupación por el declive de vocaciones religiosas en Europa y América Latina. La situación llama al instituto a una reflexión profunda que debe transcender los lamentos y justificaciones simples y superficiales. 

Por el momento se dice que el Instituto cuenta actualmente con 15 formadores, que desempeñan roles de maestros de novicios, rectores, profesos en casas de formación en distintas partes del mundo, y en centros de formación permanente (como en la Casa General). Se subrayo también que el Instituto esta redoblando esfuerzos en cuanto la preparación de algunos misioneros con especializaciones (psicología y espiritualidad) para afrontar los desafíos contemporáneos de la misión y el escasez de formadores. La idea es encontrar caminos que respondan a los cambios paradigmáticos del mundo contemporáneo.

La jornada concluyó con intervenciones y aportaciones de los participantes, como parte de la metodología del curso. Es decir, abrir el plenario para discusiones, aportes adicionales, aclaraciones y preguntas relativos al tema. 

Diálogo con el Superior General 

Se propicio un espacio de diálogo y escucha del Superior General, Padre James Lengarin el jueves 4 de septiembre. Allí fue presentado una visión de amplia sobre el instituto: los miembros, sus edades, las muertes, las deserciones y los porcentajes de crecimiento, desde su nacimiento en 1902.

En cuanto al personal, actualmente los Misioneros de la Consolata están presentes en 214 comunidades, organizadas en 14 jurisdicciones y en 30 países. “La congregación vive un tiempo de renovación, al igual que la Iglesia, que en los últimos 50 años ha experimentado una profunda transformación”, señaló el Superior General. “Ha pasado de estar marcada predominantemente por el contexto cultural europeo y occidental a ser verdaderamente una Iglesia global, en la cual personas de toda raza, cultura y nación son llamadas a encarnar los valores del Evangelio”, afirmó. “Allí donde hemos servido y seguimos sirviendo como misioneros, el legado de nuestros predecesores es constantemente reconocido. Somos altamente valorados por el pueblo, por los obispos y por el Papa.” 

En mayo de 2025, el Instituto contaba con 894 misioneros (incluidos novicios y profesos temporales): 533 de África, 128 de América, 7 de Asia y 226 de Europa. Actualmente, 364 misioneros sirven en 11 países de África; 227 en 9 países de América; 23 en 3 países de Asia; y 264 en 6 países de Europa. Otros 16 misioneros trabajan en diversos contextos. 

El Padre Lengarin recordó que “nuestro objetivo fundamental es la santidad, que debe estar enraizada en el corazón de cada misionero, como lo subrayaba nuestro Fundador, San José Allamano, quien recibió el don del carisma.” Además insistió en que “la misión ad gentes es una característica distintiva de nuestro Instituto dentro de la Iglesia. El Fundador subrayaba la importancia de dedicarnos exclusivamente a los no cristianos. Mediante la consagración total y permanente a la misión, orientamos todos nuestros recursos y energías a anunciar el Evangelio en todo el mundo, superando fronteras territoriales, culturales y religiosas.” 

Tras un momento de trabajo en cuatro grupos, los participantes enriquecieron la reflexión sobre la realidad de la congregación en el mundo. 

“El Instituto debe volver a su misión fundacional, al igual que las primeras comunidades cristianas, para encontrar una inspiración renovada. En la celebración del centenario de la muerte de nuestro Santo Fundador, estamos invitados a recentrar nuestro enfoque en Cristo Resucitado, a redescubrir la urgencia de la evangelización y a considerar la comunidad como espacio de comunión. Esto incluye la aceptación del papel de los misioneros laicos”, concluyó el Padre Lengarin. 

El curso, impartido en inglés, es promovido por la Oficina General de Formación e incluye 14 sacerdotes y 1 hermano de África, América Latina y Europa, quienes durante este sexenio celebran 25 años de ordenación sacerdotal y/o de profesión religiosa. Un primer curso, en italiano, se celebró en mayo de 2025, y un tercer curso está programado para septiembre de 2027.

* Padre Charles Gachara Munyu, IMC, misionero en Venezuela.

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