Enfrentar la Crisis de la mediana edad como Persona Religiosa

El curso se desarrolla en la Casa General del IMC en Roma, del 1 al 27 de septiembre de 2025. Foto: Jaime C. Patias

“La vida humana es una jornada dinámica con diferentes etapas. Cada etapa trae consigo desafíos, crisis y transformaciones”, explicó el padre Romuald Uzabumwana, de la Congregación Palotinos y profesor de Psicología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, al hablar sobre “enfrentar la crisis de la mediana edad como persona religiosa”.

Por Deogratias Makei Mlay *

La reflexión, pronunciada el 11 de septiembre de 2025, formó parte del curso de formación continua del grupo de misioneros de la Consolata que celebraban su jubileo (25 años de ordenación sacerdotal y/o profesión religiosa).

El profesor enfatizó que la crisis de la mediana edad comienza alrededor de los 40-60 años. En esta etapa, percibimos que ya no somos los mismos. El propio cuerpo inicia a mostrar signos como: fatiga, enfermedad, deterioro psicológico y cierta inmovilidad. Ya no podemos hacer las cosas a las que estábamos acostumbrados. Por lo tanto, la crisis de la mediana edad es un momento de despertar, redescubrimiento y autoconciencia. 

Nuestra vida se puede dividir en tres fases: el primer período, el segundo período y la vejez. La primera fase de la vida se denomina ascenso (primer período). Es la fase en la que la persona está llena de energía, confianza en sí misma, compromiso y deseo de éxito o logro. En esta fase, lo importante es lo que puedo hacer. El sacerdote o religioso es muy joven, lleno de vida, y se siente capaz de hacer cualquier cosa y saberlo todo.

La segunda fase se denomina descenso (segundo período). Comienza alrededor de los 40-60 años. Esta fase trae consigo el envejecimiento y la confrontación con la muerte. La persona comienza a sentirse vulnerable. En esta fase, el sacerdote o religioso ya no puede realizar los servicios que antes realizaba, ya no es tan fuerte como antes, el sufrimiento se instala y hasta los familiares como padre y madre, mueren.  Es un periodo en el que es necesario estar atento a lo que está sucediendo. 

Una persona religiosa o un sacerdote puede enfrentar diversos desafíos durante la crisis de la mediana edad, como la pérdida de rumbo, sentimientos de insatisfacción, el deseo de buscar nuevas experiencias o abandonar la vida religiosa o el sacerdocio, el riesgo de una doble vida (problemas de infidelidad) o un camino de autoexploración y autodescubrimiento.

El Padre Romuald enfatizó que, basándose en su experiencia acompañando a personas en la crisis de la mediana edad, observó en muchas de ellas un fuerte sentimiento de fracaso personal, una experiencia de exilio, afectos frustrados y situaciones de sufrimiento. Insistió en que las personas religiosas que atraviesan la crisis de la mediana edad deben abordarla de manera positiva, sabiendo que, si se enfrenta con positividad, puede conducir a la transformación personal y al desarrollo interior.

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El profesor presentó dos maneras de abordar la crisis de la mediana edad: una positiva y otra negativa. Las estrategias negativas incluyen la negación, la proyección, el aislamiento, el activismo, las adicciones, la compensación, el retraimiento y vivir una doble vida. Quienes se refugian en estrategias negativas sufren mucho e incluso pueden abandonar la vida religiosa o el sacerdocio. Niegan la crisis e intentan encubrirla con adicciones como el alcohol, la negación o la proyección, etc.

Las estrategias positivas, ilustradas por el Padre Romuald, son las siguientes:

  1. Autoaceptación o autoconciencia: reconocer los cambios que experimenta el cuerpo con la edad y aceptar que ya no se es la misma persona.
  2. Compartir con personas de confianza: en momentos de crisis, es posible sentirse desorientado; es recomendable compartir la situación con una persona de confianza en lugar de guardársela para sí mismo.
  3. Apoyo profesional: buscar profesionales cualificados, como un psicólogo o un director espiritual, que puedan ofrecer ayuda.
  4. Redescubrir los verdaderos valores: retomar la vocación y redescubrir los valores que llevaron a abrazar la vida religiosa, como la cruz de Cristo.
  5. Encontrar sentido a la crisis: identificar las causas profundas de la crisis. La madurez implica aprender a distanciarse de las personas y situaciones que amenazan la paz interior, el respeto por uno mismo, los valores, la moralidad y la dignidad. 
  6. Discernimiento ante cambios importantes: Reflexiona cuidadosamente antes de tomar decisiones drásticas, recordando que una vida sin reflexión no vale la pena.
  7. Vida de oración: La oración, la meditación, la lectura de la Palabra de Dios y el consejo y apoyo de los superiores religiosos nos ayudan a afrontar mejor las crisis y otras dificultades de la vida.

El Padre Romuald concluyó enfatizando que la crisis de la mediana edad existe y afecta a todos de una forma u otra. Algunos la sufren con fuerza, especialmente quienes no pueden afrontarla, mientras que otros la enfrentan con mayor facilidad, especialmente quienes la viven positivamente.

El curso de inglés, que se impartirá del 1 al 27 de septiembre de 2025, está organizado por el Secretariado General de Formación y coordinado por el Consejero General, Padre Mathews Odhiambo Owuor, junto con los Padres Antonio Rovelli y Ernesto Viscardi;  participarán Quince misioneros (14 sacerdotes y un hermano) de África, Latinoamérica y Europa en la Casa General de la IMC en Roma.

* Padre Deogratias Makei Mlay, IMC, misionero en Tanzania.

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