Padre Ezio Roattino: nacido en el agua y bautizado con agua

El misionero de la Consolata falleció el 4 de abril de 2024 en Alpignano, Italia. Tenía 87 años, de los cuales 62 de profesión religiosa y 59 de sacerdocio. Su cuna – hogar, Juan Roattino y María Bernardi: Ezio María Roattino fue su nombre original.

Por Salvador Medina *

Su pueblo, sin ser pueblo, fue Istria, una isla ubicada entre Europa Central, Europa Meridional y el mar adriático, que hacía parte del viejo reino de Croacia. Fue anexada al territorio italiano en 1920, poco antes de ser creada la Provincia de Pola, en 1923 y hasta el 1945/47, cuando la reorganización comunista del territorio, no sin presiones, la anexó a Yugoslavia, fundada en 1918, tras el final de la llamada guerra mundial.  

Hombre de fronteras

Constructor de puentes desde su origen, el 19 de noviembre de 1936: entre el mar líquido y la tierra firme; entre Croacia, Italia y Yugoslavia, entre la guerra y la paz, entre el cristianismo católico y el comunismo, entre la Iglesia europea y los territorios y realidades de misión, más allá.

El padre Ezio Roattino recibe el saludo del Superior General, el padre James Lengarin en la comunidad IMC de Alpignano, Italia

Esta dimensión de su existencia lo hizo ciudadano del mundo, hermano universal, con recia personalidad y abierta espiritualidad, apasionado y compasivo. Capaz de buscar los pobres, entre sus opciones solidarias y misioneras, en las favelas urbanas del Brasil, como la del Telégrafo, sector de la grande Mangueira, en Rio de Janeiro, Brasil. Los campesinos en el Magdalena Medio colombiano. Los indígenas del Norte del Cauca, también en Colombia, con los que caminó la mayor parte de su vida y en donde le habría gustado, ciertamente, morir y ser sepultado, junto al Nasa Pal Alvaro Ulcué Chocué, su amigo sacerdote y mártir, de la tribu de los paeces.

Para tender estos puentes ecológicos, culturales, religiosos, políticos e ideológicos, sin poner en juego la propia identidad y misión, ni cerrarse a la novedad de los demás, aprendió lenguas y conjugó verbos en croata e italiano, en esloveno e inglés, en portugués y español, en latín, véneto y paez o nasa, y otros más.

Discípulo misionero

Bautizado y haciendo su Profesión Religiosa en el Instituto misionero de la Consolata, el 2 de octubre de 1962, en la Certosa de Pesio – Italia, fue constituido Presbítero por Mons. Maccari, en Mondoví – provincia de Cuneo – Italia, el 19 de diciembre de 1964.

Cómo los primeros llamados por el Maestro de Galilea, Ezio recibió una sólida formación humana y espiritual, filosófica, teológica y misionera. Así fue aprendiendo a estar con el Maestro, del cual buscó ser fiel discípulo hasta el final de su vida, el 4 de abril de 2024, en Alpignano, Italia, lejos de la cordillera andina, sin saber muy bien por qué, ni para qué. Tal vez solo para morir.

Hombre de fe, joven y de buena presencia, capaz de leer la vida como una cadena de “diosidencias”, más que providencias, partió, confiado como su padre Abraham, para el inmenso Brasil; volvió a prestar sus servicios en Italia como animador y formador misionero; regresó a AmérIndiaAfroLatina, esta vez a Colombia, como integrante de un “equipo misionero”, con la intención de vivir una misión evengelizadora de inculturación – liberación, nunca más de colonización.

Hermanos, amigos y compañeros, Antonio Bonanomi, Salvador Mura, Ezio Roattino, Vicente Pellegrino y Sergio Gruppo, se dedicaron a vivir, construir y mostrar a otros la misión de consolación – liberación entre los más pobres, alejados y excluidos. Anexando a lo largo de los años otros agentes de misión, religiosos de la Consolata, de otras instituciones, diocesanos y laicos locales o venidos de afuera.

Ezio combinó sus servicios a la misión de evangelización directa con otros servicios al Instituto de la Consolata, como Formador de estudiantes de teología en Londres, Superior en la Región Colombia – Ecuador y Maestro de novicios en Buenos Aires, Argentina.

Toda salida de su opción prioritaria, los indígenas, siempre tuvo un compromiso de retorno y, entonces de fidelidad a una herencia recibida en 1984, allá en Toribio, municipio indígena, en la Parroquia de San Juan Bautista, desde la voluntad y el corazón del Padre Álvaro Ulcué: el proyecto o plan de vida del pueblo Nasa, por él pensado, iniciado y a causa del cual fue asesinado. El P. Ezio lo recibió de su amigo y compañero, lo socializó con todos los misioneros de la Consolata de la Región y entre todos los asumimos, con gratitud y esperanza.  

Herencia consignada y compartida. Gracias P. Ezio Guadalupe, como quisiste llamarte, asumiendo como Maestra a la “pedagoga del Evangelio plenamente inculturado” en el mundo azteca y desde allá, del Tepeyac, en todo el continente y el mundo, tal como lo ituyó y propuso el Papa Juan Pablo II.

Encuentro de amigos: los padres Juan Pablo, Ezio Roattino, Venenzio Mwangi e Francisco Pinilla

*El Padre Salvador Medina es misionero de la Consolata en Colombia

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