Formación Continua: Volver al corazón para relanzarse a la misión

Desde el 14 de julio, en Bogotá, se lleva a cabo el Encuentro de Formación Continua para misioneros del Continente América con entre 10 y 15 años de ordenación o profesión perpetua. Participan 14 misioneros provenientes de Colombia, Brasil, México y Argentina, llegados desde sus países de origen o desde las misiones donde actualmente sirven. Esta experiencia, que se extenderá por cuatro semanas, tiene como propuesta central “Volver al corazón para relanzarse a la misión.

Por redacción *

El encuentro busca ofrecer a los participantes un espacio de reflexión personal y comunitaria para releer su historia de vida, revitalizar su ser misionero, y profundizar su espiritualidad a la luz de la Palabra de Dios y del testimonio de San José Allamano. Todo ello en fidelidad al carisma del Instituto Misionero de la Consolata, como parte del camino hacia la elaboración del Proyecto Personal de Vida y Misión (PPVM).

En sus palabras de bienvenida, el Padre Venanzio Mwangi —Superior Regional de Colombia y anfitrión—, destacó tres pilares que identifican y unen a los misioneros: la comunidad, la misión y la esperanza. Por su parte, el Padre Juan Pablo de los Ríos —Consejero General—, durante la apertura oficial, propuso la lectura del Evangelio de Emaús (Lc 24, 13-35) como inspiración para este proceso de renovación interior y compromiso con la misión en un mundo que cambia y desafía constantemente, también en lo cultural, tecnológico y comunicativo.

La primera semana del encuentro, realizada del 14 al 18 de julio, se centró en la recuperación de la memoria personal. Bajo la guía del P. Salvador Medina, IMC, acompañado por el psicólogo Fernando Duque y el filósofo e historiador Jesús Antonio Gallego, los misioneros participaron en dinámicas de autobiografía, cartografía personal, espiral humano e historiograma. Estas herramientas facilitaron la reflexión sobre el propio recorrido de vida, desde la infancia hasta hoy, identificando momentos significativos, heridas, logros y desafíos.

Un énfasis importante fue la sanación de las heridas interiores, trabajando sobre las cinco heridas fundamentales del ser humano: abandono, rechazo, humillación, traición e injusticia. Inspirados en autores como Rob Riemen, Lise Bourbeau, Peter Levine y Fernando Vásquez, los misioneros comprendieron la necesidad de reconocer estas heridas para transformarlas en oportunidades de crecimiento y madurez personal, entendiendo que solo sanando se puede ejercer plenamente la misión.

Además, se reflexionó profundamente sobre la identidad institucional y el sentido de pertenencia al Instituto. En este contexto, el P. Salvador recordó:

“Cuando me detengo y me siento conmigo mismo, no lo hago fuera del organismo al cual pertenezco, del cual hago parte… Las preguntas sobre quiénes somos, qué hacemos, para qué servimos y cómo queremos ser, no son solo interrogantes personales, sino del Instituto entero. Y todos estamos llamados a responderlas.”

El sentido de pertenencia fue también vivido en la celebración eucarística del jueves, en la Parroquia María Reina de las Misiones, donde los misioneros se unieron a la comunidad local. Este gesto, propuesto por el P. Venanzio, recordó la importancia de las raíces en el pueblo y en las familias, y cómo desde esa comunión se nutre la vocación misionera. El P. Salvador destacó este signo como un llamado a la sinodalidad: caminar juntos al servicio del Reino.

La Formación Continua sigue su camino. Esta primera etapa ha abierto un proceso profundo de revisión, sanación, identidad y comunión, que busca fortalecer el espíritu de familia y relanzar la vida misionera con una mirada renovada, fiel al carisma y al servicio de las comunidades en todo el mundo.

* Equipo de Comunicaciones IMC América