Hermano Paulino Rota: «Déjenme en Tanzania»

Hermano Paolino Rota en Iringa, Tanzania en enero de 2018. Foto: Jaime C. Patias

Hace unos días, el 15 de febrero, el Hermano Paolino Rota falleció en Tosamaganga (Tanzania) a la edad de 85 años. Nacido en Bérgamo, llegó a Tanzania en 1962, cuando sólo tenía 25 años, y vivió toda su vida en ese país, que nunca abandonó.

Por Jaime Patias y Gianantonio Sozzi *

Recordándole, transcribimos una entrevista que concedió en enero de 2018 al padre Jaime Patias en una visita a su misión de Iringa. Recordó sumariamente tantas aventuras vividas en aquel país del África Oriental; tantos cambios de los que había podido ser testigo; su ahora precario estado de salud; su deseo de poder permanecer hasta el final en aquella tierra que amaba. Se le concedió: la víspera de la fiesta de José Allamano, el Fundador se lo llevó al cielo desde su Tosamaganga, donde también está enterrado.

Llegué por primera vez a Tanzania en 1962 y mi primer trabajo fue en el taller de carpintería de Tosamaganga. Luego tuve que adaptarme a ser albañil, aunque no fuera mi oficio, porque el obispo me pidió que le ayudara a construir el seminario diocesano de Tosamaganga. Desde entonces, he seguido siendo constructor en muchas misiones de Tanzania y casi en todas partes… y no sólo para los Misioneros de la Consolata, sino también para otras congregaciones… por ejemplo, estuve ocho años en el monasterio de los Camandolenses para ayudarles a construir su iglesia y otras estructuras.

Seminário de Mafinga, Tanzania.

Después construí varias misiones, iglesias, capillas y casas de formación. Durante un tiempo también ayudé al procurador que proporcionaba a las misiones lo que necesitaban. Durante años mi cuartel general fue la casa regional, pero cada semana salía e iba a trabajar a las misiones donde se necesitaba mi colaboración.

En mi vida misionera he visto cómo han cambiado muchas cosas desde que llegué, también puedo decir de un desarrollo importante del país. Tanzania ha cambiado bastante: por ejemplo, antes las carreteras estaban casi todas sin pavimentar, ahora hay muchas que están asfaltadas y se puede circular bastante bien.

También es agradable ver a tantos jóvenes seminaristas, aunque no todos son perseverantes… con ellos también he estado un tiempo en el seminario propedéutico de Morogoro.

Ahora estoy en la casa de Iringa: han pasado los años, ya no estoy tan bien, tengo que cuidar el corazón, la salud ya no me acompaña como cuando era joven ni puedo desenvolverme como antaño… los años no vienen solos.

Agradezco a todos, agradezco a Tanzania y a todas las personas que me acogieron y me hicieron sentir como en casa. Por ahora intento quedarme aquí, sólo volvería a Italia si mi estado de salud empeora. En cualquier caso, si el Señor me concede la gracia de morir aquí… déjenme en Tanzania.

Alumnos de la escuela de Mafinga en el año 2018.
Una familia de sacerdotes y hermanos

Los Misioneros de la Consolata son una familia formada por Sacerdotes y Hermanos que dedican toda su vida a la causa misionera. Ahora bien, la misión no es una labor exclusivamente clerical: para la consecución de su finalidad ella necesita de toda una serie de servicios y actividades che incluso mejor son desempeñadas por laicos.

Como nos recuerda el Hermano Alessandro Bonfanti, otro misionero de la Consolata fallecido en 2021 también en Tanzania donde trabajava. “Sacerdotes y Hermanos, como miembros de una misma familia, en sus diversas actividades, tareas y oficios, colaboramos para el fin común: el amor a Dios y el servicio a los hermanos, y lo hacemos unidos, siendo en nuestras respectivas responsabilidades un solo corazón y una sola alma”.

Como nos enseña la vida del Hermano Paulino, con espíritu de humildad y abnegación todos debemos estar indistintamente dispuestos a todo, incluso a los oficios más humildes, porque todo es grande en la misión de Dios.

* Padre Jaime Patias, IMC, Consejero General. Padre Gianantonio Sozzi, IMC, Secretaria de la Comunicación.

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