Una oración inculturada dedicada al Espíritu Santo marcó el comienzo del II Simposio Virtual de Teología India que se realiza del 20 al 24 de septiembre. El evento de carácter virtual es liderado por Cebitepal y congrega a más de 70 agentes de pastoral indígena de todo el continente que se multiplican en número con las personas que se unen a través de las redes sociales.
Por Paola Calderón – ADN Celam *
Susana Nuin, coordinadora de Cebitepal dio apertura a las sesiones agradeciendo en nombre de la presidencia del Celam, la trayectoria de la teología india y la pastoral indígena, destacando el valioso camino que han hecho acompañando desde la fe a los pueblos originarios, lo que es evidencia de un cambio al interior de la Iglesia que debe cultivarse.
Asimismo destacó la participación de laicos y religiosos, todos consagrados en la misma medida para servir a las comunidades indígenas con tenacidad.
Como parte de la agenda los asistentes conocieron la experiencia denominada “Presencia del Espíritu,” en los pueblos indígenas de Brasil y participaron en el panel sobre los aportes y procesos adelantados desde la Articulación Ecuménica Latinoamericana de Pastoral Indígena (AELAPI)
en Abyá Yala, así como los desafíos que implica la construcción de la teología india.
La fuerza del Espíritu
En este sentido se recordó el Concilio Vaticano II como uno de los antecedentes de la creación de la Articulación Ecuménica Latinoamericana de Pastoral Indígena (AELAPI) que sin duda trajo nuevos vientos para el trabajo misionero al reflexionar sobre la importancia de mantener la apertura al diálogo, la descolonización y la liberación de los pueblos, así como la consideración de la dimensión de la Iglesia como Pueblo de Dios, asumiendo la misión como servicio y el anuncio del Evangelio, como señales del reino.
La Articulación Ecuménica Latinoamericana de Pastoral Indígena nació en la década de los 80 y comienzos de los 90 a través de un proceso dialéctico que permitió el surgimiento o fortalecimiento de entidades nacionales de pastoral indígena.

Entre ellas se recuerda al Equipo nacional de Misiones, hoy Coordinación nacional de Pastoral Indígena de Paraguay, el Equipo Nacional de pastoral Aborigen de Argentina, el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía Peruana, el centro Cultural ABYA-YALA e INPPI (Instituto Nacional de Pastoral de los pueblos Indígenas, del Ecuador) además de la Coordinación Nacional de Pastoral Indígena, de Panamá.
Igualmente se advierte la presencia de otros ejercicios de organización que son más recientes o que todavía no se han constituido como instancias nacionales, como la Pastoral Indígena de Limón en Costa Rica, la Pastoral Indígena, de Chile y la Comisión de Pastoral de Etnias en Colombia.
Durante el II Simposio de Teología se resaltó el trabajo de la AELAPI pues después de más de 40 años de actuación, es muestra de la cualificación del acompañamiento y del trabajo pastoral junto a los pueblos indígenas, al posibilitar la reflexión de la práctica, el análisis de la realidad, la información y la formación teológica, bíblica, pastoral, histórica, antropológica y sociopolítica de muchos agentes de pastoral.
Esfuerzos de articulación nacional, regional y continental de la pastoral indígena y la construcción de la teología india que muestran una alta conciencia de fraternidad y solidaridad de las entidades y sus miembros, al servicio del destino de los pueblos indígenas, un camino que no se detiene.
Los desafíos
Los asistentes al II Simposio de Teología India advirtieron que así como se ha logrado la organización de estructuras al servicio de la teología india se hace necesario trabajar por la formación permanente de los agentes de pastoral, para contribuir mejor en los procesos integrales de los pueblos.
De la misma forma, en el marco de la globalización, es importante priorizar el manejo apropiado de nuevas políticas, estrategias y posibilidades de comunicación, así como los mecanismos de coordinación y articulación de experiencias, iniciativas y propuestas con un carácter nacional, regional y continental.
Desafíos y adversidades, se convierten en un llamado a la creatividad, la esperanza y la fe en el futuro para que la Iglesia en los pueblos originarios cuente con una verdadera identidad, un rostro propio y mantenga su perspectiva sobre la construcción del Reino de Dios.
Fuente: Prensa Celam