Jubileo en el mundo: Padre Arlei Pivetta, «esperar en la gracia de Dios»

Padre Arlei Pivetta durante el curso de formación continua en Roma, mayo de 2025. Fotos: Jaime C. Patias.

Continuando con la serie «el Jubileo en el mundo», en este vídeo, el misionero de la Consolata brasileño, padre Arlei Pivetta, de 50 años, comparte algunos aspectos de su vida y misión en el marco del Jubileo de la Esperanza y de su jubileo sacerdotal, 25 años de ordenación.

Por Jaime C. Patias *

Originario de Dr. Maurício Cardoso, en Rio Grande do Sul (Brasil), y actuando en Boa Vista, Roraima, el religioso participó en el curso de formación continua realizado en Roma en el mes de mayo.

«Desde mi infancia soñaba con ser misionero de la Consolata. En mi casa siempre llegaba la ‘revista Missões’, en la que leía sobre el trabajo de los misioneros en el mundo», cuenta el padre Arlei. A los 14 años ingresó en el seminario medio de Erexim (RS). Estudió filosofía en Curitiba (PR), hizo el año de noviciado en Buenos Aires, Argentina, y los estudios de teología en São Paulo. Fue ordenado sacerdote el 6 de enero de 2001.

«Ha sido un largo camino, pero con mucha fe, coraje y determinación. En 2001 celebramos el centenario de la fundación del Instituto Misiones Consolata. Y yo fui el primer sacerdote de la Consolata ordenado ese año. En 2026 celebraré el Jubileo de los 25 años de mi ordenación. Será el centenario de la muerte del Fundador, San José Allamano (16 de febrero de 1926 – 2026). No lo veo como una coincidencia, sino como una providencia de la gracia de Dios», observa el padre. «Estamos en el año 2025, en el Jubileo de la Esperanza, y nosotros, que celebramos 25 años de ordenación y/o profesión perpetua, estamos celebrando este encuentro en Roma».

Sobre la palabra «esperanza», el religioso recuerda que deriva del verbo «esperar» y dice: «No se trata de esperar sin hacer nada, sino esperar en la gracia de Dios. El pedagogo Paulo Freire ya decía que el verbo esperar es «esperançar», indicando que debemos hacer nuestra parte, es decir, esperar en Dios y hacer nuestra parte. Dios hace la suya y cada uno hace la suya».

Los participantes del curso de actualización en la Casa General IMC en Roma
Mozambique

Tras su ordenación, el padre Arlei fue enviado a Mozambique, donde trabajó durante 13 años. Regresó a Brasil y ejerció su ministerio en Cascavel (Paraná) y, desde hace tres años, se encuentra en Boa Vista (Roraima). «Un trabajo que requiere valentía, determinación y confianza. Puede que a veces haya fallado, pero siempre he intentado dar lo mejor de mí en el servicio de la evangelización. Mi deseo es continuar». A los jóvenes, el padre Arlei les desea coraje para decir «sí». «Jesús mandó y dio su misión, su legado. Cada uno de nosotros, al pasar por la vida del otro en este mundo, debe dedicarse y dejar su legado», afirma.

«Un elemento que aprendí desde mis estudios de teología es escuchar. Por eso, el sacramento que celebro con mayor cariño y atención es el de la Confesión. Atender a las personas, darles tiempo para que se abran. Los expertos dicen que estamos en el siglo de la comunicación. Yo diría que estamos en el siglo de la información, donde todos quieren habla, pero pocos están dispuestos a escuchar. Comunicar es escuchar y ser escuchado. Que Dios nos ayude a caminar siempre por el camino del bien».

Sobre la misión vivida en Mozambique, el padre Arlei destaca un hecho que vivió en el año 2002, el 4 de octubre, cuando el País celebraba los 10 años de los acuerdos de paz, tras una guerra civil que causó más de un millón de muertos. «Estar en Mozambique después de 10 años de paz y ver los avances logrados en el País fue una bella experiencia. Hoy en día, la paz es tan necesaria. El Papa Francisco hablaba de paz, el papa León XIV habla de paz. Que todos nosotros en el mundo estemos unidos para que haya siempre más paz en el corazón y paz en la humanidad».

* Padre Jaime C. Patias, IMC, Secretaría General para la Comunicación.

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