Misión es encuentro: Jóvenes italianos caminan con la Pastoral Afro

La misión no es solo un lugar al que se va. Es una manera de vivir, de mirar y de caminar junto a otros. Así lo están descubriendo once jóvenes provenientes de Vicenza, Italia, que han llegado a Colombia para vivir una experiencia misionera al lado de los Misioneros de la Consolata y la Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali.

Por Francisco Martínez *

Con mucha ilusión y espíritu de servicio, estos jóvenes, que vienen de distintas profesiones y caminos de vida —educadores, comunicadores, ingenieros, zootecnistas— decidieron responder al llamado de Jesús de “ir por todo el mundo y anunciar el Evangelio” (Mc 16,15), haciendo parte del programa Missio Giovani Vicenza, una propuesta formativa que busca preparar a la juventud italiana para vivir la misión desde la cercanía, la sencillez y el encuentro con el otro.

Una llegada marcada por la acogida

El grupo, compuesto por Federico, Tommaso, Diletta, Giulia, Camilla, Sofia, Matteo, Valentina, Luca, Marta y Diego, fue recibido el 3 de agosto en la ciudad de Bogotá, por la Casa Regional de los Misioneros de la Consolata.

Durante todo este proceso misionero, el grupo está siendo acompañado por Francisco Martínez, laico misionero de la Consolata, quien actualmente desarrolla su labor pastoral y misionera en Kenia, África. 

El padre Orlando Hoyos, Superior de la Casa Regional, les dio la bienvenida con alegría y les compartió el recorrido de los Misioneros de la Consolata en Colombia. A través de un pequeño tour por la casa y la Parroquia María Madre de las Misiones, los jóvenes comenzaron a saborear el carisma misionero: vivir entre la gente, compartir su historia, su fe, su esperanza.

El corazón de la Consolata en acción

Una de las paradas más significativas fue el Centro de Misión y Cultura (CMC), donde se encuentran integrados diversos servicios pastorales y sociales de la Consolata: la oficina de proyectos CESOMi, la oficina de comunicación, y el equipo de Animación Misionera Juvenil y Vocacional (AMJV).

El padre Salvador Medina, actual director del CMC, junto a su equipo, les compartió con entusiasmo el trabajo que allí se realiza: formar jóvenes líderes, animar comunidades, construir puentes entre la Iglesia y las realidades sociales que claman justicia, dignidad y amor. Fue un momento para reconocer que la misión no se improvisa: se prepara, se reza, se vive en comunidad.

Bogotá: un encuentro con la ciudad y la historia

Durante esa primera jornada, los jóvenes también tuvieron la oportunidad de conocer una parte de Bogotá: visitaron el cerro de Monserrate, donde elevaron una oración ante el Señor Caído, y caminaron por La Candelaria, corazón cultural e histórico de la capital. Fue un día para reconocer que también las ciudades son territorio de misión: lugares donde Dios habla en medio del bullicio, la diversidad y los rostros anónimos.

Cali: tierra afro, tierra de fe

Finalmente, al caer la noche, el grupo llegó a su destino final: la ciudad de Cali, donde compartirán durante tres semanas con las comunidades afrodescendientes acompañadas por los Misioneros de la Consolata y la Pastoral Afro.

Allí los esperaban con brazos abiertos el padre Elías y Isabel, quienes los acogieron como familia. Su gesto de hospitalidad —“Si hay problema, puedes venir a comer”— fue un signo sencillo pero profundo del espíritu misionero: compartir el pan, la casa y la vida.

 ¿Qué significa esta experiencia?

Del 3 al 24 de agosto, estos jóvenes italianos no vienen a hacer grandes obras. Vienen a compartir la vida, a escuchar, a aprender, a orar con la gente, a dejarse transformar por el testimonio de comunidades que, desde su identidad afrocolombiana, viven y celebran su fe con alegría, ritmo y resistencia.

Serán parte de eucaristías inculturadas, encuentros con jóvenes, momentos de formación, caminatas por los barrios, ollas colombianas, gestos de solidaridad y espacios de reflexión. Aprenderán que la misión es encuentro, que no hay evangelización sin escucha, ni Iglesia sin comunidad.

Una Iglesia en salida y con rostro joven

Esta experiencia es una muestra concreta del llamado del Papa Francisco a ser una Iglesia en salida, que va a las periferias geográficas y existenciales. También es fruto del trabajo en red entre Iglesias hermanas: Vicenza y Cali, Italia y Colombia, norte y sur, uniéndose en un mismo espíritu misionero.

Agradecemos a Dios por estos once jóvenes valientes y generosos. Agradecemos a sus familias, a los formadores de Missio Giovani y a los Misioneros de la Consolata por hacer posible este puente de fraternidad.

Que esta experiencia dé frutos de esperanza, vocación y compromiso en cada uno de ellos, y que, al regresar a sus tierras, puedan decir como los discípulos de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón mientras Él nos hablaba por el camino?” (Lc 24,32).

* Francisco Martínez, laico misionero de la Consolata colombiano en servicio en Kenia, África.