
Ngurunit, un rincón recóndito al pie de las imponentes montañas Ndoto, es testigo hoy de un renacer misionero que une la historia, la fe y la esperanza de las comunidades locales.
Por Francisco Martínez *
Situada en el árido condado de Marsabit, esta tierra ha sido históricamente el hogar de comunidades pastorales, especialmente del pueblo Samburu, cuyo estilo de vida nómada y resiliente ha moldeado el paisaje humano y espiritual del lugar. Hoy, Ngurunit no solo se erige como un centro geográfico, sino también como un faro de fe y compromiso para la Iglesia Católica en esta región.

De los primeros pasos a una fe enraizada
La historia de evangelización católica en Ngurunit se remonta a la década de los 70, cuando el padre Redento, un misionero Fidei Donum, emprendió la ardua tarea de llevar el mensaje del Evangelio a las comunidades dispersas de Korr, Illaut, Ong’eli Manyatta (hoy Namarei), Kargi y Lapendera. Venció la hostilidad inicial, los retos de un terreno accidentado y la resistencia cultural, acompañando de cerca a las familias samburu. Junto a catequistas locales como Apollo Leparnat, se sembraron las primeras semillas de fe que con los años comenzaron a florecer.
La llegada de los Salesianos de Don Bosco en 1981 marcó un punto de inflexión. Frs. Mathew Vadacherry, George Padinjaraparambil y Thomas Punchekunnel celebraron la primera misa en Ngurunit, inicialmente en un edificio de la UNESCO y luego bajo un árbol, reflejando la sencillez y el compromiso inquebrantable de los misioneros. Las primeras hermanas Nirmala, llegadas desde India, ofrecieron clínicas móviles y acompañaron la labor pastoral, integrando la atención sanitaria y la educación en la misión.

En 1983, se dio inicio a la escuela de Ngurunit, bajo la sombra de los árboles, gracias a maestras pioneras como Jacomina Korleite y Christine Dogo. La construcción posterior de un edificio escolar y la ampliación de la escuela consolidaron el sueño educativo de la misión. En 1989, el obispo Ambrose Ravasi, IMC, bendijo la Iglesia de María Auxiliadora de los Cristianos, símbolo de la fe comunitaria que hoy sigue creciendo.
Una comunidad que se afianza y mira al futuro
En 2024, se celebró la bendición de la nueva residencia sacerdotal, presidida por el obispo Peter Kihara Kariuki, IMC, un hito que anticipa la creación formal de la parroquia en mayo de 2025. Este paso marca un avance significativo en el acompañamiento pastoral de Ngurunit y sus alrededores, donde seis posibles outstations (Lmoti, Lependera, Mpagas, Farakorren, Illaut y Arsim) celebran eucaristías semanales, apoyados por catequistas formados y comprometidos.
La comunidad ha respondido con generosidad a los desafíos. Los ancianos de Farakorren han donado terrenos para la futura construcción de una iglesia y otras instalaciones, dando muestra de su apertura y confianza en la misión. La formación catequética se ha fortalecido gracias a figuras como Samuel Korleite, quien sirvió por 36 años, y la dedicación de nuevos líderes laicos y jóvenes que se preparan para continuar este legado.

En este camino de consolidación, Fr. Martin Ndumia, nacido en Nyeri y formado en el Consolata Institute, ha sido designado como primer párroco de esta nueva comunidad. Con estudios de filosofía en Nairobi, noviciado en Sagana y teología en Roma, fue ordenado sacerdote en Kenia. Su llegada a Ngurunit como pionero representa un compromiso profundo y desafiante: “Ser su primer párroco significa una responsabilidad delicada y exigente, pero confío que con constancia espiritual, formación, amor y paciencia, los cristianos asumirán un sentido de pertenencia y, junto con el espíritu de sinodalidad, podremos testimoniar a Cristo en todas nuestras actividades”, comparte Fr. Martin. Consciente de las limitaciones materiales y pastorales, hace un llamado a quienes deseen apoyar con recursos, formación de catequistas y mejoras de infraestructura para fortalecer esta misión incipiente.

Un día de fiesta y compromiso
El día de la inauguración de la parroquia, el 25 de mayo de 2025, no solo se celebró la consagración del templo y el inicio formal de la nueva comunidad, sino que además se bendijeron las bodas de seis parejas, testimonio del crecimiento de la fe y el compromiso cristiano. Tres de estas parejas procedían de Ngurunit y tres de Don Bosco Korr, mostrando la fraternidad y unidad entre las comunidades cercanas.
Desafíos y proyección misionera
A pesar del entusiasmo, los retos son numerosos. La vasta extensión y las largas distancias entre comunidades dificultan la presencia continua. La falta de caminos adecuados, recursos económicos limitados y el nomadismo de parte de la población complican la tarea pastoral. Los catequistas requieren formación constante y apoyo mensual para sostener sus ministerios. Sin embargo, la misión avanza con pasos firmes: se celebran misas en escuelas, encuentros de fe, y se desarrollan programas para niños, jóvenes, mujeres y familias.

En el ámbito educativo, el programa de becas Don Bosco permite que decenas de niños y jóvenes de escasos recursos puedan continuar sus estudios. Actualmente, más de 1.300 estudiantes asisten a escuelas en Ngurunit y zonas aledañas (Korr, Mpagas, Farakorren, Lependera, Lengima y Lmoti). La educación se convierte así en un pilar para el desarrollo integral de la comunidad y para la formación de futuros líderes.
Datos que iluminan la misión
- Población total: 1,665 personas, de las cuales 216 son niños (1-15 años), 177 jóvenes (16-35 años) y 227 adultos mayores (36+).
- Centros educativos: 5 escuelas primarias, 1 secundaria, 9 iglesias cristianas, 1 centro islámico y 3 instalaciones gubernamentales.
- Sacramentos administrados: 520 bautismos, 301 primeras comuniones, 183 confirmaciones y 22 matrimonios, signo de una fe que sigue creciendo.
- Confirmaciones previstas: En 2025, 172 jóvenes recibirán el sacramento en Korr, Ngurunit y otras comunidades.
- Actividades económicas: La comunidad se sostiene a través de la ganadería, la venta de leche, carne, miel, y comercio local.

Una misión que late con esperanza
Ngurunit es hoy un símbolo de fe resiliente, de encuentro intercultural y de servicio a los más necesitados. La bendición de la nueva residencia sacerdotal y la consagración de la parroquia, acompañadas de celebraciones como la boda comunitaria de seis parejas, reflejan el compromiso profundo de los Misioneros de la Consolata con esta tierra y su gente. La evangelización aquí no es solo predicación: es educación, salud, acompañamiento espiritual y social, presencia viva y solidaria.
Con la mirada puesta en el futuro, Ngurunit se proyecta como un faro de luz para los pueblos del norte de Kenia. La misión continúa creciendo, enfrentando desafíos, pero también recogiendo los frutos de décadas de siembra: niños que hoy sueñan con ser líderes, jóvenes catequistas que sostienen la fe de sus comunidades, y una Iglesia que se expande con la fuerza del Espíritu. En este camino, el acompañamiento espiritual de Fr. Martin, junto con la intercesión de María Auxiliadora, fortalecerá los pasos de esta joven parroquia y sus comunidades.
* Francisco Martínez, LMC colombiano in Kenya.