
El misionero etíope de la Consolata, el padre Gebre Egziabher Gebru, falleció el 2 de septiembre de 2025 en Addis Abeba. Dejó en todos los que lo conocieron el testimonio de un hombre de Dios, una leyenda en su misión.
Por Jaime C. Patias y Ashenafi Abebe *
Abba Gebru nació en 1940 en lo que hoy es Eritrea, pero que en aquel entonces formaba parte de Etiopía. Ingresó en el monasterio de Debre Samuel, donde se convirtió en monje ortodoxo, y fue ordenado sacerdote en 1961. Dos años después de su ordenación, fue enviado como párroco de la Iglesia Ortodoxa en Assela. Allí conoció a los misioneros de la Consolata, quienes dirigían un gran centro para niños con discapacidades.
La carismática personalidad del Padre Giovanni De Marchi, IMC, uno de los misioneros de la Consolata en Etiopía en la década de 1970, llevó al Padre Gebru a descubrir la Iglesia Católica y el Instituto. Tras un período de discernimiento de varios años, decidió ingresar al Instituto Consolata. Posteriormente, fue enviado a Irlanda para realizar estudios teológicos y al noviciado en Vittorio Veneto, Italia, donde hizo sus primeros votos el 4 de septiembre de 1983.
De regreso a Etiopía, fue destinado a la misión de Gighessa, donde hizo sus votos perpetuos en 1986. El Padre Gebru ejerció su ministerio en varias misiones: Gighessa, Modjo, Wonji, Weragu, Shashemane y Gambo. En 2020, se retiró de Gambo, donde era párroco, y se trasladó a Addis Abeba, donde permaneció hasta su fallecimiento el 2 de septiembre de 2025. En octubre de 2024, el Padre Gebru participó en la canonización de San José Allamano en Roma. En esa ocasión, concedió una entrevista que publicamos en el vídeo a continuación.
Entrevista en amárico con traducción al inglés por el Padre Tamene Assaro
Al comienzo del vídeo, junto al Padre Gebru, el Padre Tamene Asaro, Superior de la Región de Etiopía, habla de su experiencia personal en Roma. «Me alegra mucho haber participado en la canonización del Fundador, San José Allamano. Fue maravilloso. Las celebraciones en Turín y Castelnuovo Don Bosco también fueron una bendición». En Etiopía, los misioneros celebraron actos de acción de gracias. «Rezo para que el Santo Fundador interceda por nosotros, nos ayude y nos proteja en nuestra labor misionera. Con su guía y protección, nos sentimos animados y fortalecidos», afirma el Padre Tamene.
Una vocación especial
En el siguiente vídeo, Abba Gebru relata la historia de su vocación y recuerda su primer encuentro con los misioneros de la Consolata en Assela, donde se sintió inspirado por las enseñanzas, el testimonio y la espiritualidad del Padre Giovanni De Marchi. En aquel entonces, era sacerdote ortodoxo, y De Marchi lo invitó a impartir catecismo a los niños en la lengua vernácula. Inicialmente, Abba Gebru se opuso a la idea de ingresar al Instituto. Sin embargo, el padre De Marchi insistió, y finalmente, cuando Abba Gebru supo que los misioneros de la Consolata también eran monjes y religiosos, sintió la vocación de unirse a ellos.
Conoció a varios misioneros de la Consolata, entre ellos el padre Giovanni Bonzanino, el padre Silvio Sordella, el padre Antonio Vismara y el padre Domenico Zordan, quienes, según él, alimentaron su espíritu misionero. En Irlanda, donde completó sus estudios teológicos, y posteriormente en Italia, donde realizó su noviciado, sus formadores y directores espirituales fueron los padres De Marchi, Giovanni Monti y Pietro Trabucco (maestro de novicios).

Vida de oración y meditación
En su mensaje a los jóvenes misioneros, Abba Gebru se inspira en las profundas enseñanzas, la espiritualidad mística y la devoción eucarística de san José Allamano. Él enfatiza el papel central de la Eucaristía como elemento fundamental en la vida de un misionero y de una persona religiosa centrada en su vocación.
Abba Gebru también reflexiona sobre la importancia de una vida de oración. Habiendo crecido en un monasterio como monje, su rutina diaria siempre estuvo arraigada en la oración y la mortificación. Se levantaba a las 3:00 a. m. para orar y meditar, seguido de la oración tradicional etíope en honor a María, conocida como “Wudase Mariam”. Luego realizaba sus lecturas bíblicas diarias, más meditaciones y la celebración de la Santa Misa.
Experiencia Misionera
En esta sección, Abba Gebru habla sobre su experiencia con los misioneros de la Consolata y su papel fundamental en Etiopía. Enfatiza que la Congregación hace honor a su nombre —“Consolata”— llevando consuelo a la gente, un espíritu que es recibido con gran afecto tanto por la Iglesia local como por las comunidades. Recuerda la caridad, la dulzura y la presencia reconfortante de los misioneros de la Consolata en Etiopía, y describe a la Congregación como «fundada por el Espíritu Santo para consolar al pueblo de Dios».

Reconoce sin reservas los cambios y desafíos que afrontan hoy los jóvenes misioneros y anima a retomar el espíritu y el carisma originales del Instituto.
San José Allamano
Con gran emoción y lágrimas de gratitud, el Abba Gebru comparte su alegría por poder besar la tumba de San José Allamano en Turín y participar en su canonización en la Plaza de San Pedro, Roma. Ese día, 20 de octubre de 2024, se unirá a miles de sacerdotes, religiosas, hermanos, benefactores, amigos y testigos en un evento histórico para la Familia Consolata.
El Abba Gebru habla con profunda gratitud, expresando su sincera convicción de que Allamano lo llamó personalmente a presenciar este tan esperado y significativo acontecimiento.
«Cuando le rezo a San José Allamano, le pido que me conceda mi deseo de inmediato (besa el libro de oraciones). Ahora que lo he visto con mis propios ojos, que he besado su tumba, a mis 85 años, me alegra mucho poder participar en este evento. Dios me mostró este camino. La obra del Espíritu Santo es grandiosa y hermosa. La siento y me alegra haber besado la tumba del Fundador. A mi edad, cuando camino, cuando viajo, la gente me admira. Sé que Dios me llamó; Allamano me llamó», concluye el místico.
* Jaime C. Patias, IMC, Secretaría General de Comunicación. Transcripción del Padre Ashenafi Yonas Abebe.



