José Gregorio Hernández, conocido como el “médico de los pobres”, es considerado un santo en Venezuela por atender a los más desfavorecidos. Conozca un poco más del nuevo beato venezolano.
Por Marcelo De Losa *
La beatificación de José Gregorio este viernes, 30 de abril, en Caracas fue una ceremonia austera y sobria debido a la pandemia de coronavirus, presidida por Monseñor Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela.
Prevaleció la espiritualidad y esperan que, al tratarse del primer laico venezolano en ser elevado a los altares, con su ejemplo de fe, oración, humildad, rectitud, caridad, ciudadanía, deseos de superación y amor por Venezuela, sea este un momento que contribuya a los venezolanos a profundizar en la fe, en su vida cristiana, a imitación del nuevo Beato, a afrontar juntos la crisis humanitaria y a promover la convivencia plural y pacífica.
Quién fue José Gregorio Hernández
Hernández fue un médico que dedicó su vida al servicio de los más necesitados y un científico que dedico también muchísimo tiempo de investigación para ofrecer a las soluciones a la Venezuela de entonces, sumida en una profunda crisis social, política y económica.
José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en un pueblo campesino del estado venezolano de Trujillo.
Estudió medicina en Caracas con unos excelentes resultados académicos, por lo que el gobierno de Venezuela lo becó para estudiar en París microscopía, histología normal, patología y fisiología.
De regreso a su país, fue profesor en la Universidad Central de Caracas. Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.
Posteriormente descubrió su vocación religiosa y decidió entrar en la Cartuja, Italia, con el nombre de hermano Marcelo.
Pocos meses después enfermó, y su superior le ordenó regresar a Venezuela para recuperarse. De regreso en Caracas recibió permiso para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima.
Se trasladó a Roma tres años después para estudiar Teología en el Colegio Pío Latinoamericano, pero enfermó de nuevo se vio forzado a regresar a Venezuela.
Llegó entonces a la conclusión de que Dios quería que permaneciera como laico, por lo que renunció a sus pretensiones de ingresar en la vida religiosa. Decidió entonces promover la santificación como católico ejemplar siendo médico y dando gloria a Dios por medio de los enfermos.
Empezó a dedicarse a servir a los pobres, enfrentó muchas dificultades durante su vida. Los médicos rurales como él tenían que lidiar con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población, también enfrentó la pandemia de la llamada Gripe Española de 1918, que causó la muerte a muchos venezolanos. No obstante, nunca desmayó en su afán de servir al Señor a través de la entrega a los demás.
Y fue así como un día, cuando acompañaba a una mujer anciana pobre fue atropellado. En el hospital, después de impartirle la Unción de los Enfermos, falleció el 29 de junio de 1919.
Considerado un santo
Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en objeto de devoción para muchos en Venezuela.
Su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos, afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección.

En muchos hogares venezolanos se adornan con la imagen del doctor enfundado en un traje de chaqueta, con el bigote y el sombrero negro que todos en Venezuela reconocen al instante.
El futuro beato, se ganó su halo de santidad tanto en Venezuela como en los países del entorno por su labor en pro de los más desfavorecidos y sus reivindicaciones para reclamar más atención de los gobiernos.
Por eso, ya es considerado un santo, rango superior al de beato en el seno de la Iglesia católica, por buena parte de la América andina, donde se le atribuyen numerosos milagros y los feligreses le piden su intervención para curarse de todo tipo de enfermedades.
El milagro de una niña curada gracias a él
El Venerable José Gregorio Hernández es el cuarto beato venezolano. Han pasado más de 70 años desde el inicio de su proceso de beatificación y canonización, que comenzó en 1949.
El 16 de enero de 1986, José Gregorio Hernández fue declarado Venerable por el Papa Juan Pablo II. El 9 de enero de 2020, la Comisión Médica de la Congregación para las Causas de los Santos aprobó el milagro atribuido a su intercesión: la curación de la niña Yaxuri Solórzano que recibió una bala en la cabeza disparada por unos hombres que querían robar a su padre en un caserío del estado Guárico en el 2017.

Pese al pronóstico de los médicos, que le auguraban secuelas permanentes si lograban salvarle la vida, la niña se recuperó rápida y totalmente.
Su madre declaró haberle rezado a José Gregorio durante su convalecencia y la comisión eclesiástica que estudió el caso concluyó que el doctor obró la curación desde el cielo.
El día oficial de memoria litúrgica de José Gregorio será el 26 de octubre de cada año.
“María de Coromoto, patrona de Venezuela, que por tu eficaz intercesión alcancemos de tu Hijo la gracia de permanecer unidos en un solo corazón, una misma fe y un mismo espíritu de solidaridad. ¡Que así sea!”
*Padre Marcelo De Losa, es misionero de la Consolata en Argentina.