
La primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, llega al final este 30 de octubre, en el Vaticano, pero la misión sinodal continua
Salvador Medina*
Entendida como una manera de ser, estar y actuar, la sinodalidad no se agota en un sínodo, ni mucho menos en una asamblea sinodal. Es un estilo o manera de ser y hacer que viene de lejos en el tiempo de la Iglesia del Señor Jesús. Nos la enseñó Él mismo con su pedagogía del camino, de la pregunta y de la escucha, de la mesa servida y extendida en la fracción del pan, siempre contextualizada e histórica.
Eucaristía, sacramento de sinodalidad
Jesús, celebrando la “última cena judía” con sus discípulos, inauguró la “nueva mesa cultural”, el sacramento (señal e instrumento) de la nueva relacionalidad, confeccionada por el Pueblo de Dios a camino:
- Tomó el pan y el vino de la vida (comida y bebida), productos – dones de la “madre tierra” y del trabajo humano (relación económica, ecológica integral).
- Bendijo la comida y la bebida con la bendición del Padre creador (relación espiritual, trascendente, de gratuidad).
- Los partió, compartió y repartió entre todos los comensales (relación fraternal y solidaria, de amistad social y amor gratuito)
- Les mandó seguir haciendo lo mismo, en su memoria (identidad personal donada, compartida).
Esta es la fuente existencial y sacramental de la sinodalidad que se hace vida en la misión de los llamados – enviados, en el nombre del Crucificado Resucitado, hasta los confines del mundo y el final de los tiempos.
Concluye la Asamblea sinodal
Se está cerrando la puerta de la “sala sinodal”, en el Vaticano, en donde “por primera vez, hombres y mujeres han sido invitados, por el Papa Francisco, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de Obispos”. Fue un tiempo (otubre 2023) de sacramentalidad sinodal, de alto en el camino para escuchar y “discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia de hoy” y, a través de ella, a toda “la comunidad de la vida”. Intercambiar, dialogar y compartir la palabra viva que camina por el mundo, de la mano del Otro Paráclito, enviado desde la “comunidad trinitaria”, fuente de la auténtica sinodalidad.
Continua la sinodalidad
Sigue abierta la puerta para salir y volar, navegar y caminar sinodalmente, como lo vienen haciendo las comunidades de fe en la Amazonía y en muchos otros lugares. La sinodalidad continúa, allí donde se es fiel al mandato del Señor Jesús, “hagan esto en memoria mía” y al buen consejo de María, desde la sala de este nuevo Pentecostés, “hagan lo que Él les diga”, para que la fiesta de la vida no se acabe ni se apague la alegría.
Los seguidores y visitantes del Portal de los Misioneros de la Consolata, en las américas, pueden constatar esta sacramentalidad, en el siguiente vídeo, compartido por Emiliano Medina, joven chileno, integrante de la REPAM, desde el Perú:
*Salvador Medina, misionero de la Consolata en Colombia