Somos el verdadero coronavirus


Personas con máscaras caminan en São Paulo este viernes 19 de junio. Foto: Sebastião Moreira / EFE

Por Gianfranco Graziola *

El tema diario de la prensa en todas sus latitudes en estos últimos meses ha sido el Covid 19. Difícilmente olvidaremos por los próximos tiempos esta pequeña palabra y su número (19), así como difícilmente saldrán de nuestra memoria el imaginario simbólico de algunas imágenes, que marcaron nuestras existencias: sociales, profesionales, familiares que en esta cuarentena fue más bien larga que los cuarenta días, o me atrevería afirmar, de los cuarenta años en el desierto del Pueblo de Israel. 

El aprendizaje

Lo interesante de este momento que vivimos fueron los descubrimientos que hicimos, como la relatividad del tiempo que, antes parecía nunca ser suficiente y que ahora no sabemos cómo más matarlo, o el placer de estar juntos, de pasar largos momentos conversando, riendo, o hasta simplemente tomando las meriendas que en la llamada “normalidad” parecían no existir, absorbidas en el corre-corre de una vida que no tenía espacio para nadie, a no ser para el trabajo, el beneficio, el consumismo desenfrenado y sin límites. En fin, aprendimos, si es que eso va a quedar, que de un nada lo más importante era cuidar de nosotros mismos, de nuestra salud y la de los otros seres humanos. Pero parece que el aprendizaje aun no acabo y tal vez nunca más va a acabar.

Una palabra interesante que corrió y continua corriendo en la boca de todos es “normalidad”, algo obvio en la rutina del ser humano robotizado que, cumple religiosamente un dictamen socio-político-económico que, hace parte del engranaje economicista y tecnicista, donde el ilimitado quiere siempre más y el maquiavélico dictado que el “fin justifica los medios” deja espacio al todo líquido y evanescente. Eso significaba que, lo que ahora es, en el espacio de algunos segundos o milésimas de segundos puede no ser más. Todo eso fue para el espacio y lo que era normalidad parece no existir más y ni tener más retorno.

Aprender nuevos caminos

Tenemos que aprender nuevos caminos, y no ser solo nosotros los seres humanos, pero también todo el sistema socio económico, aprendiendo a convivir y moviéndose en una nueva situación cuyos contornos son bastantes inciertos y nebulosos. En fin, todas las certezas empíricas del sistema económico y tecnológico tendrán que someterse y servir a la vida. Se trata de pasar de la lógica del EGO, donde pretendíamos y nos engañábamos ser los señores y dueños absolutos, para el ECO donde reconocemos que, igualmente como nosotros los otros seres tiene los mismo derechos de poder disfrutar de las dadivas que la casa común ofrece para todos nosotros.

Y existe otra palabrita mágica que en estos casi noventa días alimenta las ilusiones de muchos “vacuna”.  Particularmente los medios de comunicación y los administradores nos venden esa media verdad para evitar que las personas entren en pánico generalizado y el caos se apodere de las masas sin poder controlar sus efectos y consecuencias. La verdad, sin embargo es, y esto nos están alertando los infectologistas y biólogos cuando afirman que aun la vacuna sea importante para suavizar la situación, ella no es suficiente para vencer la pandemia, es preciso algo más y sobre todo hacer una cosa importante tomar conciencia que el verdadero corona virus es cada una y cada uno de nosotros queriendo continuar con las regalías de un progreso de normalidad que, género y continua generando desigualdad, injusticia, pobreza, violencia y sobre todo agrede de forma violenta el planeta haciéndolo adolecer.

Por lo tanto, convid 19 fue creado y continua siendo creado por nosotros, cuando no respetamos a la madre tierra, contaminamos las aguas las envenenamos, tornamos el aire irrespirable lanzando en la atmosfera gases que elevan la temperatura del planeta que, a su vez modifican los biomas y ritmos migratorios de los otros seres y crea grandes revoluciones en la atmosfera, biosfera y en los océanos como los grandes tifones que asolan las vidas de ciudades enteras y estados.

En fin, covid 19, este pequeño virus que apareció en nuestro horizonte, fue y continua siendo considerado un enemigo mortal, tal vez pueda ser nuestro aliado como el iceberg que nos trae una señal urgente e importante, que debemos recoger para evitar aquella que sería la hecatombe de la humanidad, alertándonos que es preciso realizar una gran conversión, una mudanza radical en nuestra normalidad, aquella que el papa Francisco llama de conversión ecológica.

* Pe. Gianfranco Graziola, imc, Diretor – Presidente da ASAAC

(Traductor del portugués al español: Nelson Rivera imc)

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