Testimonio juvenil de un adulto

P. José Dalla Torre, rector en el Seminario de los Doce Apóstoles, Barrio Galán – Bogotá

José Hernán Aquilar

En la revista DIMENSIÓN MISIONERA, vi un artículo sobre los “Hermanos” en el Proyecto misionero de José Allamano.

Memoria provocada

Leyéndolo me vino a la memoria el recuerdo del Hermano Antonio Reyes, español, quien en los años 1967- 1968 conocí en el Seminario La Consolata en la Enea – Manizales.

Él colaboraba haciendo una cantidad de actividades: elaboraba las mesas de ping pong, para diversión de los seminaristas y un sinnúmero de artesanías en bien de la comunidad.

Grupo de 4° de Bachillerato, 1968, con el Clérigo Leonel Narváez como Asistente

En 1969 nos tocó trasladarnos del Seminario La Consolata en Manizales, al Seminario La Consolata en Bogotá, barrio Trinidad Galán, si la memoria no me falla la dirección era Cra 4ta cll 56. Allí estudiábamos el 5to y 6to bachillerato en el Colegio José Allamano, contiguo al Seminario.

En ese año 1969 a los que cursábamos el 5to bachillerato nos llamaron a la habitación donde estaba ya muy grave el Hermano Antonio Reyes que era como un papá para nosotros desde años anteriores, porque nos complacía en caprichos de juegos de mesa, etc., haciéndonos tableros, fichas de ajedrez y otros juegos de azar y recreación.

Estuvimos en la habitación del Hermano Antonio Reyes unos pocos estudiantes de nuestro grupo, rezamos un rato en su agonía y posteriormente nos tocó verlo fallecer, la tristeza fue total, enmudecimos… Hasta ahí nos llegó la compañía de un Ser tan querido en nuestra Comunidad Consolata. Siempre fue muy atento y cordial con nosotros. Aunque permanecía mucho tiempo en su taller de artesanías, siempre buscando el beneficio de todos nosotros. ¡Triste episodio!

El Rector era el Padre Luis Augusto Castro Quiroga, un ser excepcional, para mí “Un SANTO”. Cuando me retiré del Seminario La Consolata en Bogotá lo hice en compañía de un alumno, Ernesto Ospina, proveniente de Manzanares, Caldas, el Padre Luis Augusto se ofreció para llevarnos en su campero hasta el Terminal de Transportes de Bogotá. Esa fue la última vez que vi a nuestro Superior y Rector, después fue Arzobispo de Tunja y Representante de la Iglesia en el Conflicto Armado y Diálogos de Paz. Me siento orgulloso de haber sido uno de sus miles de alumnos.

Pablito Beltrán, el Hermano Antonio Reyes y Lisímaco Buriticá, en San Feliz Caldas

En Manizales conocí a padres italianos como Hugo Luise, José Brambilla, Silvio Piavatto, Benjamin Busnello, el Padre Bacca, el Padre Tallini con su ayudante Antonio Grajales, a los clérigos José Cirer Grisales, Salvador Medina, Jaime Arturo García, Leones Narváez, Gilberto Ballesteros, Teódulo Rojas, etc, etc, etc.

Del paso por nuestro añorado Seminario La Consolata no me quedan sino gratos recuerdos, inolvidables, y una buena cantidad de compañeros CONSOLATOS ya regados por el mundo entero.

Haber estudiado en La Consolata y en el Seminario Menor Arquidiocesano de La Florida fue el mejor regalo que me pudieron dar mis padres, ambos maestros. Una formación Académica y Moral excepcional.

Abrazos para todos mis Superiores y compañeros CONSOLATOS, allá en el Cielo como en la Tierra.

*José Hernán Aguilar, ex alumno de La Consolata, de Manizales – Caldas