
La parroquia de Nuestra Señora de la Consolata de Bweyogerere (Uganda) celebró el 28 de septiembre de 2025, los 40 años de creación. La Eucaristía fue presidida por el arzobispo Augustine Kasujja, nuncio apostólico emerito de Bélgica-Luxemburgo en representación de monseñor Paul Ssemwogerere, arzobispo de Kampala.
Por Lawrence Ssimbwa IMC
Concelebraran varios misioneros de la Consolata juntamente con el Superior Regional de Kenia-Uganda, padre Zachary Kariuki, sacerdotes diocesanos y religiosos de varias congregaciones que trabajan en la Archidiócesis de Kampala y en las diócesis vecinas.
En su homilía, el mons. Augustine agradeció a los Misioneros de la Consolata por haber sido, a lo largo de estos 40 años, fuente de consolación para el pueblo de Dios: “Los agradezco a ustedes por llevar Cristo a la gente. Gracias a tantos que han caminado con la comunidad y perseverado al lado de ella. Gracias por traer a Uganda la Virgen Consolata; ojalá este templo parroquial se convierta en Santuario para su mayor veneración en la archidiócesis de Kampala y en Uganda en general”.

Los Misioneros de la Consolata en Uganda
El inicio de la presencia del Instituto de la Consolata en Uganda está inseparablemente conectado con la parroquia de Bweyogerere. La parroquia fue erigida el 19 de marzo de 1985 por el cardenal Emmanuel Kiwanuka Nsubuga, entonces arzobispo de Kampala, y fue confiada a los Misioneros de la Consolata: el primer párroco fue el padre Luigi Barbanti que fue acompañado por los padres Antonio Rovelli y Benedict Lubega Kiwotoka (el primer misionero de la Consolata ugandés que se ordenó el 03 de marzo de 1985). Con la celebración de los 40 años se puede decir con certeza que lo que empezó como un árbol pequeño se convirtió luego en un árbol frondoso: han sido cuantiosos los frutos de la evangelización y promoción humana no solo en sus límites parroquiales, sino también en toda la Arquidiócesis de Kampala y en Uganda en general.

¿Por qué los misioneros de la Consolata fueron a Uganda?
A comienzos de los años 80 llegaron varias peticiones de jóvenes ugandeses que querían ser misioneros de la Consolata y la necesidad de acompañarlos en su proceso vocacional exigía una presencia en el país. Por ello la Dirección General autorizó a los misioneros en Kenia para que pidieran al cardenal de Kampala un lugar en su diócesis. El cardenal Emmanuel Kiwanuka Nsubuga respondió afirmativamente ofreciendo una parroquia en las afueras de Kampala, en una capilla que anteriormente pertenecía a la parroquia de Nuestra Señora de Africa dirigida por los Misioneros Combonianos.

El 09 de julio de 1984 el decreto de la Dirección General desde Roma autorizó la aceptación de la parroquia y confió su cuidado a la Región de Kenia cuyo superior en ese entonces era el padre Mario Barbero. El 19 de marzo de 1985, fiesta de san José, la parroquia fue inaugurada oficialmente por el Cardenal Emmanuel Kiwanuka Nsubuga, arzobispo de Kampala.
Los primeros misioneros no encontraron un panorama fácil: pobreza extrema, Sida, analfabetismo y las consecuencias de la guerra civil. La parroquia, por mucho tiempo sede de la promoción vocacional en Uganda, fue también un modelo en el servicio de la consolación: cercana a los enfermos oprimidos por el Sida y a las víctimas de las atrocidades de la guerra civil. En 1985 la guerra enfrentaba el gobierno del presidente Milton Obote con los guerrilleros de Yoweri Kaguta Museveni quien a partir del 26 de febrero de 1986 alcanzó el poder por medio de un golpe de estado.

No hay que olvidar además que, cuando los misioneros llegaron en 1985, la Iglesia Católica de Uganda había celebrado unos pocos años antes su primer centenario (1879-1979) gracias a la obra de evangelización de los Misioneros de Africa conocidos con el nombre de padres blancos.
La apertura de otras presencias en Uganda
La parroquia de Nuestra Señora de la Consolata inspiró la apertura de otras presencias misioneras en diferentes lugares del país. En 1991 nació el Centro vocacional de Kiwanga en la diócesis de Lugazi y hoy podemos decir que la mayor parte de los Misioneros de la Consolata de Uganda fueron promovidos y formados desde ese lugar.

En 2004, los Misioneros de la Consolata fueron a la Diócesis de Kasana-Luweero por la invitación de monseñor Cyprian Kizito Lwanga. Allí fue el epicentro de la guerra civil que dividió Uganda entre 1980-1986; por ello la razón de esa apertura fue dispensar consolación a la gente que había sufrido en primera persona todas las atrocidades de la guerra.
En 2018, otra presencia misionera se abrió en el oriente del país. Se trata de la parroquia de Nuestra Señora de la Consolata de Buluguyi en la Diócesis de Jinja. Esa parroquia, por el contexto que la caracteriza, fue netamente para la misión ad gentes.

Para concluir en 2022 una capilla de la parroquia de la nuestra Señora de la Consolata de Bweyogerere ha sido transformada en parroquia; se trata de san Ponsiano Ngondwe de Bbuto, situada en la periferia más pobre de Kampala.
Hoy esta aventura misionera que se empezó hace 40 años en una periferia de Kampala ha producido otras cuatro presencias que los Misioneros de la Consolata tienen en Uganda por medio de las cuales evangelizan y promueven integralmente la vida de los ugandeses. Cabe además subrayar que la fe de esta primera comunidad ha crecido y se ha ampliado en su territorio de origen y en estos años han nacido otras tres parroquias: la de san Gonzaga Gonza de Kamuli, la de santa Maria de Kireka y la de san Ponsiano Ngondwe de Bbuto. Las dos primeras parroquias están bajo el cuidado del clero diocesano y la de san Ponsiano Ngondwe de Bbuto está confiada a los mismos Misioneros de la Consolata.

Agradecimiento a los misioneros
La celebración de los 40 años de la parroquia de Bweyogerere permitió a los fieles agradecer al arzobispo de Kampala, monseñor Paul Ssemwogerere por haber acogido bien a los Misioneros de la Consolata y haberlos apoyado en este camino durado 40 años a lo largo de los cuales muchos misioneros se desempeñaron en el servicio de la consolación y el anuncio. Su labor es visible en el empeño y la vida cristiana de personas, familias e instituciones.
* Padre Lawrence Ssimbwa, IMC, misionero ugandés, trabaja en Buenaventura, Colombia.