Argentina: Una misión en el desierto

Por Equipo de Comunicaciones IMC Argentina

El actual territorio huarpe está ubicado en la provincia de Mendoza, Argentina. Es denominado también el desierto, el secano, el campo. El pueblo originario huarpe ocupó la parte central del territorio argentino. Los huarpes milcayac ocupaban la parte Norte del actual territorio mendocino, en el departamento de Lavalle. Un lugar rico en religiosidad e historia, aquí es donde se asentaron los descendientes de los huarpes, que poblaron Mendoza hace 500 años, son los anfitriones de esta nueva misión evangelizadora, conocidos como laguneros, apelativo que los identifica por la pesca y agricultura que realizaban alrededor de las lagunas.

Las grandes lagunas de Guanacache y del Rosario desaparecieron en cuanto comenzó la explotación del cauce del río Mendoza. La comunidad lagunera tuvo que comenzar una nueva etapa en la historia sin abandonar estas tierras. Ésta es la motivación del SUEÑO DE MISIÓN EN EL DESIERTO del Padre José Auletta, Misionero de la Consolata, quien llegó a mediados de diciembre a Mendoza a cumplir con el servicio que le encomendó el obispo Marcelo Colombo para atender el secano desierto lavallino. Asumió oficialmente el 22 de febrero. Pudo realizar un recorrido por los extensos territorios junto al   Padre Maximiliano Goitia quien atendía la zona en los últimos años, y quedó impresionado por las distancias de una comunidad a otra y sorprendido por la gran acogida y amabilidad de los lugareños.

Una profunda experiencia de religiosidad fue la vivida con el artesano huarpe de la Laguna de Rosario, Rubén Díaz, quien le presentó la escultura de Cristo, labrado en algarrobo. La madera con la que fue hecho este Cristo,  es muy preciada por los huarpes, ya que el algarrobo es fuente de alimento y construcción de objetos. Fue el propio artesano quien llevó al Cristo en su hombro hasta la Capilla. Allí se  pudo sentir la presencia de Dios y se dejó admirar por la descripción que daba Rubén de su obra. Otro momento de religiosidad vivida por el sacerdote misionero, fue el compartir la misa con una familia que recordaba a una difunta: “Doña Manuela”. En el altar se compartió la foto de la mujer tejiendo, algo muy tradicional de la comunidad, recordándola como tejedora de la vida, de la familia. Allí también conoció al guía espiritual de la comunidad, que es invitado periódicamente para rezar el rosario, lo caracteriza la serenidad, tranquilidad y la profundidad que trasmite al rezar. Pudo vivir estas participaciones religiosas con profunda admiración hacia la comunidad que lleva consigo lo propio y tradicional, junto con la vivencia cristiana y católica.

La comunidad huarpe lucha por el reconocimiento de sus derechos desde la época de la colonización, cuando fueron oprimidos y desplazados; y debieron ocultarse para poder sobrevivir en el complejo lagunero de Huanacache. Mucho tiempo después, en 1997, lograron ser reconocidos como Comunidades Huarpes, comenzando un camino público por el reconocimiento y reivindicación de sus derechos sobre esas tierras. Durante estos procesos los huarpes, fueron acompañadas en su lucha por dos figuras: el Padre Jorge Contreras, que se lo llamó “el cura de las arenas”; y el Padre Benito Sellitto. Por el trabajo realizado en el lugar  se puede hablar de una verdadera PASTORAL DEL DESIERTO porque recorrieron el desierto de punta a punta, no sólo donde se aglomeran las poblaciones, sino también por los diferentes puestos, se llama así a pequeños conjuntos de una o dos casitas aisladas en medio del desierto, ocasionalmente tienen un corral para la cría de cabras. Se puede hablar con testimonio de entrega de la propia vida de estos sacerdotes.

El sueño de misión para el desierto lavallino es acompañar a las comunidades   en la lucha por las tierras, y el acceso al agua. Este último tema está muy latente en esta aridez que parece inhabitable, ya que están recibiendo agua de unas perforaciones con análisis realizados donde se constata claramente que no es apta para su consumo. Los reclamos son parte de un compromiso muy profundo, forman parte de una verdadera y completa visión de lo que se llama Pastoral aborigen. Si no se reclama, sino se los acompaña en el reclamo por la defensa de sus derechos, todo lo que se pueda plantear desde lo religioso o lo evangelizador queda vacío. Evangelio y vida, van de la mano. El Evangelio tiene que ver con la vida concreta, con acompañar a personas que quieren vivir con dignidad; sintiéndose legítimamente propietaria de su tierra, tierra que es MADRE y HERMANA.

En la actualidad la capilla de la Laguna del Rosario, declarada Monumento Histórico Nacional por su importancia religiosa y cultural, se encuentra en fase de restauración. Cada año recibe a miles de fieles para celebrar, junto a todos los habitantes del desierto, en honor a la Virgen del Rosario en Laguna del Rosario. El Padre José Auletta nos invita a Lavalle, para formar parte de esta misión y acompañar en la consolación del desierto.


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