Vayan y sean testigos de esperanza y consolación

Los participantes en el curso de actualización durante la misa de clausura. Foto: Jaime C. Patias

“María fue a toda prisa a las montañas de Judá, entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel” (Lc 1, 39-40)

Con la celebración de la fiesta de la Visitación de María (31/05), el grupo de misioneros que celebra su jubileo de Vida Consagrada concluyó el curso de formación continua, que tuvo lugar en Roma del 4 al 31 de mayo.

Por Vinson Jochem *

En las palabras finales, los sacerdotes coordinadores del curso, Antonio Rovelli, Ernesto Viscardi y Mathews Odhiambo Owuor, destacaron la madurez del grupo de los cursantes reflejada en la participación, acogida y trabajo realizado; invitaron a tener presente la atención a uno mismo y saber acompañar a los cohermanos en el vivir bien su consagración y servicio a la misión. También destacaron la amistad y cercanía creada entre los 16 participantes y les invitaron a recomenzar con renovado entusiasmo, teniendo la centralidad en la Palabra de Dios.

La misa de clausura, presidida por el Superior General, padre James Lengarin, fue marcada por el simbolismo y la invitación a sentirnos en camino como peregrinos de la esperanza. Padre Lengarin hizo un llamado a seguir aprendiendo de María, que, en su Visitación a Isabel, lleva a Jesús, capaz de alegrar la vida y llenar el corazón donde pareciera que la esperanza ya estaba desvaneciéndose.

«La Visitación de María a Isabel transmite un importante mensaje sobre la vocación misionera: todo bautizado está llamado a compartir a Jesús con los demás, como hizo María al llevar a Cristo a Isabel tras recibir el extraordinario anuncio del ángel Gabriel. Con dedicación y amor, se puso en camino para visitar a Isabel», dijo el padre James Lengarin.

«Vuestra presencia aquí en el mes de mayo, además de ser un tiempo dedicado a la devoción de la Santísima Virgen María, ha sido una bendición para esta comunidad. Reconozco los sacrificios que habéis hecho al responder a esta noble llamada. Cada día marcáis la diferencia en las vidas de aquellos a quienes servís, tocando corazones y llevando esperanza a los menos afortunados. Vuestra pasión y resistencia son una inspiración para nuestra familia misionera y para muchos otros».

Para vivir plenamente la Vida Consagrada y Misionera, el Superior General propuso tres cualidades: «Ser místicos – Vivir una experiencia íntima de Dios y transmitir su amor; Ser profetas – Fomentar la aceptación y la generosidad en las relaciones humanas; Ser servidores – Promover el crecimiento de los demás, con humildad y respeto. Estas cualidades se oponen a la mentalidad del mundo moderno, pero son esenciales para una vocación auténtica. Vuestras vidas se asemejan a las de María e Isabel. Os confiamos la tarea de llevar adelante la misión de la Consolación en el mundo, manteniéndola firme y pura, sin dejaros seducir por intereses económicos y presiones externas», deseó el padre James Lengarin que también recordó a los jubilares que el Instituto está en sus manos, y por ello son llamados a animar y conducir nuestra familia en la fidelidad a Dios y al carisma heredado del San José Allamano.

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Gratitud a Dios que ha regalado este oasis en la vida de cada uno y que nunca nos deja solos; el agradecimiento a los misioneros que han dejado su quehacer diario para dedicar este tiempo de gracia a si mismos, para volver a hacerse conciente de la llamada primera y vivir la centralidad de la consagración al Señor y para seguir ayudando nuestra familia Consolata en su santificación en la misión ad gentes.

Antes de la misa, en un momento de evaluación, los participantes agradecieron al equipo del Secretariado General para la formación permanente por su dedicación, entrega y organización de este curso; y agradecimiento también a toda la comunidad de la Casa General, por la acogida, la atención y el cuidado en los detalles del dia a dia.

Este ha sido el primer curso del sexenio. Están previstos otros dos cursos similares, uno el próximo septiembre y otro en septiembre de 2027.

* Padre Vilson Jochem, IMC, misionero en Venezuela.

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