Visita Canónica a la Región Colombia divulga mensaje final

Celebración en el Santuario de Fátima en Manizales.

En Colombia, los misioneros tienen la posibilidad de vivir en plenitud su servicio a Dios, según el carisma Consolata, a través de las opciones y servicios que la Región ha asumido y está comprometida.

Por Jaime C. Patias *

Los Misioneros de la Consolata en la Región Colombia están viviendo un tiempo de gracia y de apertura al Espíritu. El Superior General, Padre Stefano Camerlengo, el Consejero para América, Padre Jaime C. Patias, acompañado por el Superior local, Padre Armando Olaya realizaran, entre los días 21 de agosto al 24 de septiembre, la Visita Canónica a la Región donde viven y trabajan 77 misioneros (3 obispos, 2 diáconos, 2 hermanos, 67 sacerdotes y 3 estudiantes de teología).

Como de costumbre, al final del recorrido, la Dirección General deja un Mensaje con reflexiones, orientaciones y una palabra de apoyo y cercanía, fruto del discernimiento y de los diálogos con cada misionero, las comunidades y, en el caso de Colombia, la realización de encuentros en las cinco zonas (Amazonía, Caquetá, Pacífico, Andina y Centro).

“Esta Visita se realizó en un momento especial caracterizado por la pandemia del coronavirus y donde, como familia misionera, estamos llevando a cabo el Bienio dedicado a la persona del misionero. La esperanza es que este tiempo se transforme en gracia y don del Espíritu para que nuestro discernimiento y nuestro compromiso misionero estén cada vez más en sintonía con nuestro carisma y nuestra misión”. Es lo que dice un extracto del Mensaje emitido en la conclusión de la Visita, y divulgada este lunes, 27 de septiembre, en el inicio de los ejercicios espirituales en Garagoa, cerca de Bogotá.

El texto del Evangelio de las bodas de Caná de Galilea (Juan 2, 1-11) fue tomado como icono bíblico de la Visita Canónica. “Narra la necesidad de acoger a Jesús en nuestra vida como hombres y mujeres, como discípulos misioneros y en comunidades esparcidas por las periferias del mundo. Alrededor de Jesús, Presencia Viviente, podemos encontrarnos unidos en lo esencial y escuchar su voz que nos muestra el camino. Gracias a su presencia las comunidades locales pueden convertirse en verdaderos ‘laboratorios’ de fraternidad, sinodalidad y misión”.

Según el Superior General, “esta es una página repleta de la alegría de la fiesta de boda. Es un gesto de gratitud, un mensaje misionero y una invitación a continuar el camino con fe, esperanza y caridad. Nosotros existimos para la misión! Así que ahora caminemos juntos para ir al encuentro de quienes nos necesitan…, ese es el sentido de nuestra existencia. Por eso, en confianza y agradecimiento por la experiencia vivida, podemos decir: «cuenta conmigo», «cuenta con nosotros». Deseamos caminar juntos para ser signo de amor”, destaca Padre Stefano Camerlengo.

Lea la íntegra del Mensaje final de la Visita Canónica a Colombia

Misioneros de la Consolata de la Región Colombia reunidos para los ejercicios espirituales en Garagoa.
Visita a las zonas

La modalidad de visitar las zonas que componen la Región Colombia y realizar las asambleas, ha sido una novedad que permitió tener una visión más amplia de la realidad de la misión con sus respectivas, opciones y servicios.

La visita empezó por el Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo – Solano en la Amazonía, frontera con el Ecuador y Perú donde el Instituto es responsable por “ius commissionis” e cuenta con el Obispo, Mons. Joaquín Alberto Pinzón y un grupo de misioneros que acompañan las comunidades indígenas y campesinas por los ríos Putumayo y Caquetá, además de la Pastoral Urbana. Las Hermanas Misioneras de la Consolata también están presentes en el Vicariato.

Luego le tocó el turno a la Zona de Caquetá en Florencia, donde se reunieron los misioneros que trabajaban en la recién creada Diócesis de San Vicente y en la Parroquia del Barrio El Torasso en la Archidiócesis de Florencia. En este territorio, la Pastoral urbana, con los campesinos y indígenas, el trabajo en el Centro de Escucha, la Formación (Propedéutico) y la AMJV son las prioridades misioneras.

La tercera parada fue en la ciudad de Cali, donde se reunieron los misioneros de la Zona del Pacífico, incluyendo los de Buenaventura, Unión – Valle y Toribio en el Departamento del Cauca. Allí las opciones y servicios son la Pastoral Afro, Pastoral Indigenista y la AMJV.

Encuentro en Cali de los misioneros que trabajan en la Zona del Pacífico.

Desde Cali la visita continuó hacia Medellín, Departamento de Antioquia donde estuvieron también los misioneros que trabajan en Bucaramanga, Santander (Parroquia, Colegio y CAM). En Medellín, además del Centro de Espiritualidad, se está empezando una presencia en la Comuna 13, periferia de la ciudad.

La Parroquia Santuario de Fátima en Manizales, Departamento de Caldas, donde se encuentra la Casa San José que acoge a los ancianos, fue la quinta etapa de la visita. Además de apreciar el trabajo Pastoral y la educación en el Colegio bilingüe, poder rezar, compartir y escuchar a estos misioneros mayores que donaran toda sus vidas en la misión, fue una de las más grandes bendiciones dese tiempo de gracia. Gratificante y muy hermosa fue también el encuentro con las familias de los misioneros colombianos.

La última etapa de la visita fue la Zona Centro, en la capital Bogotá donde se visitó todas las comunidades y obras. Se han reunido los misioneros que trabajan en las dos Parroquias, en la Comunidad Apostólica Formativa (CAF) y el Filosófico, en el Centro Misión y Cultura con la comunidad de vida AMJV y el servicio de Comunicación, en el Colegio Allamano, la Fundación para la Reconciliación y la Casa Regional.

En todas las Iglesias locales se hizo una visita también, a los obispos. Se destaca la buena sintonía y colaboración con las diócesis. Nos encontramos con nueve obispos, incluyendo a Mons. Luis Augusto Castro, IMC, Arzobispo emérito de Tunja. También hubo tiempo para visitar al Arzobispo de Cartagena de Indias, Mons. Francisco Javier Múnera, IMC, que hace cuatro meses tomó posesión de aquella Archidiócesis histórica, la tercera más antigua de América Latina. La celebración en la Parroquia de Pasacaballo, donde por muchos años trabajaron los Misioneros y las Misioneras de la Consolata, y la visita guiada al Santuario y Museo de San Pedro Claver, “esclavo de los esclavos” y Patrono de los defensores de los derechos humanos, fue una experiencia de profunda sintonía con la historia de la evangelización y “colonización” de la Abya Yala (América Latina).

Celebración con los misioneros ancianos en la Casa San José de Manizales.

El Instituto llegó en tierras colombianas en 1947. A lo largo de estos años, muchos generosos misioneros sembraron la semilla de la Buena Nueva en los corazones de tanta gente. Surgieron también, muchas buenas vocaciones para el mundo. Hoy, el contacto con las comunidades cristianas, con los jóvenes animadores, los Misioneros Laicos, los estudiantes, las familias de nuestros misioneros, con nuestras Hermanas Misioneras de la Consolata, nos hace sentirnos en casa, como en una grade Familia Consolata deseada por el Beato Allamano. Lo que vimos y escuchamos fue mucha generosidad y entrega en una demonstración de que en Colombia, Ecuador y Perú, donde el Instituto está presente hay mucha vida y misión.

* Padre Jaime C. Patias, IMC, es Consejero General para América.

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