
La meditación como escuela de escucha. El cultivo consciente de la oblatividad y la receptividad es muy importante, sólo así el educador puede plenificar su ser Consolata, para consolar y ser consolado.
Por Equipo Animación Misionera Colegios
Los educadores misioneros habitan a diario espacios de entrega que desafían sus capacidades afectivas. La apertura a la diversidad, como dice el Papa Francisco, la educación con -cercanía-compasión-ternura- son notas de sus prácticas de enseñanza aprendizaje diarias.
Pero el dar y recibir, son caras de la misma moneda. El cultivo consciente de la oblatividad y la receptividad es muy importante, sólo así el educador puede plenificar su ser Consolata, para consolar y ser consolado.
Trascender el dar, para entender y aprender a recibir
Las enseñanzas y lecciones de los Padres y Hermanas del Desierto (siglo IV, dC) fueron la inspiración para que más de 100 educadores consolatinos, realizaran un encuentro de meditación cristiana en el corazón del desierto lavallino en Mendoza, Argentina.

Para acceder a la meditatio -viaje al centro de uno- se tuvieron en cuenta los tres elementos constitutivos de los seres humanos y que, entre los cristianos, correspondemos con la Trinidad:
- Cuerpo (Hijo): Donde la persona se ve encarnada y su presencia tangible.
- Mente (Padre/Madre): Zona en la que reside nuestra naturaleza y subyace el sentido existencial propio e indelegable.
- Espíritu (Espíritu Santo): Constituye el alma en los que profesamos una Fe cristiana. Es el ámbito (habitado por el Espíritu) en el que se plasma el deseo de trascendencia y en el que se hace palpable el sentimiento de unión universal.
Cada uno de ellos inspira y anima cada una de las vías que cada religión o creencia anticipa en todo proceso de crecimiento y desarrollo espiritual: purgativa, contemplativa e iluminativa.
Lagunas del Rosario, tierra de misión de los Misioneros de la Consolata
En este desierto, que los lugareños llaman secano, porque hasta el siglo pasado existieron lagunas, se erige una capilla histórica, la Capilla de las Lagunas del Rosario, cuya construcción data del año 1753. Desde este lugar, los Misioneros de la Consolata, actualmente el P. José Auleta, acompañan al pueblo originario Huarpe.



La celebración eucarística perfeccionó la contemplatio (observar el templo) interior que reveló calma, maravilla, alegría, sanación, fe, conexión, aprecio, luz, experiencias de la práctica meditativa que se iban compartiendo entre los educadores consolatinos.
El sanador huarpe Rubén Diaz, brindó su testimonio de fe: Jesús sana y salva en perfecta armonía con la espiritualidad huarpe, cuya principal festividad es el 24 de junio, día en que el sol, Xumec, está más lejos de la Madre Tierra, Pecne Tao o Pecne Teta. Desde ese día también comienza a acercarse, y por ello se siente más su calor, que, como acto fecundo, engendra en ese Tiempo Nuevo (Año Nuevo) al Hombre Nuevo.
Para encontrar la fuente …¡Sólo la sed nos alumbra!
Y así bailando al ritmo del viento entre los junquillos, en busca del Hombre Nuevo, que vive con cercanía, compasión y ternura, en la oblatividad y en la reciprocidad, la comunidad consolatina dejaba el desierto cantando el mantra (man -mente, tra -liberación) que nos acompañó en la meditación,
…de noche, iremos de noche,
que para encontrar la fuente
sólo la sed nos alumbra….