La presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano llamó a la integración y a la cooperación regional con el fin de buscar soluciones frente a la crisis causada por el Covid-19.
Por Paola Calderón Gómez
En una carta dirigida a los líderes y gobernantes de América Latina y el Caribe; invitaron a que en unión a los pueblos y la comunidad científica se construyan soluciones conjuntas, para superar las dificultades actuales. Al respecto el organismo colegiado recuerda que este proceso necesita voluntad política para lograrse, por lo que se unen en oración para que sea Dios quien inspire su inteligencia para alcanzar esta meta.
Igualmente sugirieron que esta actitud propositiva no solo se asuma en la solución de la problemática generada por el COVID-19; sino mirando hacia el futuro y los retos que deberá enfrentar el continente, porque para la Iglesia el sueño de una “Patria Grande” latinoamericana y caribeña que viva a plenitud la integración sigue latente.
América Latina y el Covid-19
La misiva recuerda que según la Organización Mundial de la Salud, hasta hoy han muerto más de 200,000 personas en América Latina y el Caribe y 5,000,000 millones se han contagiado con el Covid-19. El pronóstico es de más de 215 millones de personas en estado de pobreza durante los próximos meses, es decir el 35% de la población. Un dato escandaloso que hace ruido en la conciencia de la Iglesia.
La situación de los más vulnerables preocupa a la Iglesia continental a la que se suma la violencia y el miedo que atenta contra la libertad de todos los pueblos, circunstancia que agrava el alma de nuestra “Patria Grande”.
Por todo esto, agregan los Obispos, en su interior sienten el eco de las palabras del Santo Padre en la Audiencia General del 19 de agosto: “Es indispensable encontrar la cura para un virus pequeño, pero terrible, que pone de rodillas a todo el mundo“, pero también “tenemos que curar un gran virus, el de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades, de la marginación y de la falta de protección de los más débiles”.
Vacuna segura y equitativa
Si bien la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano reconoce los esfuerzos de toda la comunidad científica por sacar una vacuna ante este virus, advirtieron que “se debe demostrar que las vacunas son seguras y probadas éticamente; la tradicional advertencia médica de primum non nocere, o lo primero es no hacer daño”, esto siempre debe guiar a los científicos; según la Health Association of the United States.
Juntos por la “Patria Grande”.
Refiriéndose a los responsables de las decisiones que afectan el bien común, el Consejo Episcopal Latinoamérica hace un llamado a los líderes y gobernantes de Latinoamérica para que busquen soluciones en conjunto con todos los pueblos, siempre en unidad y fraternidad.
Todo esto para aportar en la construcción de una “Patria Grande” que todos soñamos, por lo que esperan que se adopten acciones en conjunto toda la comunidad científica en los centros de investigación, laboratorios y producción de medicamentos “así podríamos enfrentar también las llamadas enfermedades invisibles, fruto de condiciones socio económicas deficitarias e injustas, que causan más muertes que el Covid-19.” Expresaron.
Sanar estructuras enfermas
Como ya sabemos la crisis causada por el Covid-19; puso de manifiesto las carencias de las estructuras sociales donde va aumentando la pobreza en la mayoría de los pueblos de nuestra América Latina y del Caribe por lo tanto urge que economistas y científicos busquen una nueva “vacuna” frente a las estructuras sociales que están enfermas.
“Pero no hay que verlo todo como una maldición ni como castigo de Dios sino como el resultado del “pecado estructural” y del “pecado ecológico” que afectan a nuestra región y que debemos superar todos juntos. Urgimos que en las políticas públicas siempre se tenga presente, en primer lugar, a los hombres y mujeres de nuestra tierra y en especial a los más pobres. ¡Lo reclamamos en nombre de Dios!”
Comprometidos en la reconstrucción
Finalmente recuerdan que la Iglesia siempre estará comprometida con la reconstrucción del tejido social latinoamericano y caribeño y en una particular dedicación pastoral por la defensa y el cuidado de la vida; especialmente la de los más vulnerables y excluidos.
Fuente: Prensa CELAM