Desafíos y oportunidades en la misión

Revitalización y reestructuración fueron palabras claves en el XIII Capítulo General de los Misioneros de la Consolata que, al mismo tiempo, reafirmó el camino de la continentalidad para cualificar la misión.

Por Jaime C. Patias *

Luces y sombras hacen parte de la historia de la evangelización en el Continente americano, especialmente en América Latina. Hoy, el contexto sociopolítico, cultural y eclesial evidencia algunos desafíos y oportunidades para la deseada revitalización y reestructuración de nuestras presencias y opciones misioneras.

Al hablar de la contextualización de la misión, el XIII Capítulo General (2017) nos invitó a ponernos “en estado profundo de conversión”. Afirmó que “no es posible continuar con los mismos esquemas y realidades del pasado: a vino nuevo, odres nuevos” (XIII CG 152). También, dejó claro que “la revitalización y la reestructuración son las dos caras de la misma medalla”; “se integran y completan mutuamente” y que este proceso “debe tener un efecto sobre las presencias, las actividades y sobre la organización del Instituto” (XIII CG 153 y 154).

En el camino de la continentalidad nos guía el Proyecto Misionero Continental (PMC América) elaborado a la luz del Capítulo. Nuestras opciones y servicios se concretan en los planes aprobados en las conferencias de las distintas circunscripciones y hacen parte de la vida de las comunidades IMC insertas en la realidad.

Observando el recorrido del Instituto en el Continente americano, podemos destacar algunos desafíos y oportunidades que, bien entendidos y asumidos, cualifican la misión.

1. La sinodalidad (caminar juntos) como metodología y estilo de misión
Conferencia de los Misioneros de la Consolata en Venezuela, Barquisimeto, agosto de 2018. Foto: Jaime Patias

El amor de Cristo nos unió y envió como sus discípulos para dar testimonio de la alegría del Evangelio. En la misión de la Iglesia caminamos juntos en una dinámica sinodal.

“La sinodalidad indica la específica forma de vivir y obrarde la Iglesia Pueblo de Dios que manifiesta y realiza en concreto su ser comunión en el caminar juntos, en el reunirse en asamblea y en el participar activamente de todos sus miembros en su misión evangelizadora” (Comisión Teológica, La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia, 6).

El documento de preparación para a Consulta intercapitular (8 al 14 marzo 2021) destacó que “el término sinodalidad indica un proceso y una forma de vivir la Iglesia, de llevar y animar la Vida Consagrada. El Sínodo es el camino que todos deben hacer juntos, es la expresión de la fraternidad, la forma más visible de comunión en la diversidad. Además, la sinodalidad significa acordar juntos, moverse en concierto, cada uno haciendo su parte en la comunidad y para la comunidad”.

La sinodalidad contribuye a la construcción de una Congregación de hermanos que caminan, deciden y trabajan juntos en el respeto y la apreciación de la diversidad. Estamos insertados en una Iglesia local y en ella caminamos juntos, con los agentes de comunidades, los laicos, los grupos, las pastorales y movimientos.

¿Qué oportunidad nos ofrece la sinodalidad para avanzar en el camino de la continentalidad entre nosotros y con los demás?

2. La realidad y los pueblos con sus culturas determinan nuestro estilo de misión.

Este es un segundo desafío para el Instituto. Desde el momento en que pisamos la realidad de la misión nos encontramos con pueblos y culturas, sus gritos y esperanzas.

Misioneros de la Consolata en Toribio hacen memória de los Padres Alavaro Ulque y Antonio Bonanomi

En este sentido, las palabras de los Padres del Concilio son inspiradoras: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, especialmente de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Y nada hay de verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (GS 1).

Llegamos al Continente América como discípulos misioneros originarios de diversos países con nuestra historia y condicionamientos socioculturales. Sabemos que somos huéspedes en la “casa” del otro. Los dueños del lugar son los que nos reciben (en la alteridad y realidad) con sus anhelos y preocupaciones. Lo mínimo que se espera de nosotros es un esfuerzo para vivir con seriedad el proceso de inserción – encarnación que implica muerte y resurrección. Este encuentro sagrado requiere una conversión integral que nos capacite a la escucha y al respeto. Somos continuamente desafiados a superar las prácticas colonizadoras de la misión para dar espacio a los verdaderos protagonistas: los pueblos con sus culturas.

Venimos de distintos países y culturas. Por ello, además de la inculturación debemos tener presente la interculturalidad, la comunión con la Iglesia local y el compromiso con nuestras opciones continentales: Amazonía, Pueblos Indígenas, Pastoral Afro, Pastoral Urbana, Periferias Existenciales y los Migrantes. La historia nos enseña que no es conveniente implantar modelos de evangelización traídos de fuera.

VIII Asamblea de Pastoral Afro Cali, Colombia. Foto: PA Cali.

El Sínodo para la Amazonía (Octubre 2019) hizo un fuerte llamado a escuchar tanto el “grito de los pobres como el grito de la Tierra”. Así que, los temas de Justicia, Paz e Integridad de la Creación son parte integrante de la misión.

En este sentido, se recuerda las palabras del Superior General, Padre Stefano Camerlengo en la conclusión de la Conferencia IMC-MC sobre la misión (Roma, octubre 2019), que nos anima a “cambiar nuestro punto de vista para ver y entender la realidad, y leerla con los ojos de los pobres. La solidaridad no puede limitarse a la ayuda inmediata a los pobres, por muy necesaria que sea, sino que debe transformarse en la lucha contra las causas de la pobreza a partir del compartir, del estar juntos. Los misioneros de la Consolata estamos invitados a “vivir en fraternidad la misión con los más pobres, compartiendo la vida cotidiana y el Evangelio, con la convicción de que otro mundo es posible si todos nos hacemos corresponsables de la construcción del Reino de Dios en esta tierra”.

¿La realidad y los pueblos con sus características culturales están presentes en nuestras prácticas pastorales y en nuestro estilo de misión?

¿La misión tiene en cuenta la opción por los pobres y los temas de Justicia, Paz y Integridad de la Creación?

P. Jaime C. Patias, IMC, Consejero General para América

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