Ejercicios Espiritual con José Allamano

Artista Carlos Zuluaga – CAZ

Gracias por estar aquí, nos dijeron: Que el Señor nos conceda la gracia de vivir como hermanos estos Ejercicios Espirituales. “Él da la fuerza al cansado y al débil aumenta su vigor …” (Is 40, 29-31). !Tu presencia entre nosotros es una bendición y fortaleza para la familia Consolata!

Por Salvador Medina *

En Vila Marianella, propiedad de los Misioneros Redentoristas, construida y equipada para favorecer la convivencia dialogante, el silencio orante y contemplativo, el descaso recreativo y restaurador, fuimos convocados los Misioneros de la Consolata de la Región Colombia, a Ejercicios Espirituales. Participamos unos 50, acompañados y orientados por el Hermano Camilo Alarcón, de las Escuelas Cristianas – La Salle, del 22 al 26 de enero de 2024.

Bienvenida a la casa
Imagen elaborada por los organizadores de los Ejercicios

Los llegados del Caquetá y Putumayo, del Ecuador y Perú, de Antioquia y Caldas, del Valle y el Cauca, de Bogotá y algún lugar más, fuimos recibidos por el Padre Fundador y Formador, José Allamano, con las constituciones o la biblia en una mano y con la otra indicado la misión, en actitud de salida. Todos convocados, con nuestras familias, grupos humanos y comunidades a las cuales servimos. Allí llegamos todos, unos físicamente y otros representados.

Para esto días, acomódense en sus cuartos, personalizados con sus nombres en las puertas, iluminados y prologados en el infinito horizonte, con amaneceres y atardeceres de ensueño. Allí encontrarán, parecía decirnos el amable y paternal Fundador, agua para hidratar, vino para celebrar, la agenda, la programación regional y general, el horario para cada día, además de un detalle económico personal. Todo para Ustedes, preparado con amor.

Algunas indicaciones nos ayudaron para habitar y disfrutar mejor el espacio o territorio y poder “vivir, crecer, crear y creer”, como “artesanos del cuidado”: la mesa de la sala de comedor, la de la eucaristía, la de la sala de la comunidad, la mesa para jugar, la de la cocina, la de la pieza o lugar de trabajo, la mesita de noche o velador, la mesa de los pobres, la grande mesa de la creación y otras más.

Salón de la instrucción
CAZ

No sin antes pasar por el comedor, lugar amplio, iluminado y ventilado, habitado por servidoras/es sonrientes y atentas, disponibles a satisfacer, en la medida de los posible, gustos, caprichos y necesidades corporales, nos fuimos al salón de conferencias.

Allí nos recibió la Fundadora, nuestra querida madre y maestra Consolata, con su niño, consolación divina encarnada y custodiada en su regazo, mostrándonoslo y diciéndonos: “hagan lo que Él les diga”, a través de la palabra, el estilo y la pedagogía del maestro lasallista Camilo.

Pasaron los días, vinieron las noches y llegamos al último día, cargados de silencios, palabras, símbolos, rituales, liturgias, 3 ideas, 2 preguntas y 1 metáfora. Todo envuelto en una sencilla pedagogía integral y una simpática didáctica que brotaba de la sabiduría recogida en las experiencias vividas y compartidas, del Hermano orientador. Las preguntas saltaban: ¿qué debemos conservar de nuestro pasado-presente? ¿Qué debemos mantener y sostenes de nuestro presente-presente? ¿Qué debemos innovar para construir nuestro presente-futuro? Todo brotaba de la vida removida y a ella volvía decantado, pasado por el crisol del tiempo, de la memoria del corazón y de la conversación interpersonal.

Ambiente espiritual

Para describirlo, saboreo el último sorbo de la botellita de vino, ofrecido para el camino. ¡A nuestra salud integral, comunitaria y personal!

La atmosfera es de humildad, de ese humus fecundante y purificador de la medre tierra, venido de la Amazonía, que aspiramos e inhalamos con esperanza de limpieza y conversión. Ese humus que nos hace reconocer humanos, llamados a humanizar, consolados (perdonados y reconciliados) llamados a consolar, a sanar salvando y a salvarnos sanando las relaciones amorosas en esta sociedad pluralista y multicultural. Convocados a ser “Ángeles custodios”, los unos de los otros, de las comunidades y la Iglesia, de toda la “comunidad de la vida”, de nuestra sociedad y toda la humanidad.

Con nuestro testimonio podemos encantar, atraer, ser y hacer propaganda vocacional, crecer en calidad y cantidad.

Mientras el pavo grita, llora o canta, su soledad y muchas otras criaturas se suman a la orquesta ambiental, vamos haciendo síntesis en nuestra memoria cordial, auxiliados por los apuntes y la memoria racional, todo para sentir y pesar como Misioneros de la Consolata sentipensantes, que volvemos al camino y nos ponemos a caminar. Este no era nuestro lugar, nuestro “ad gentes” está más allá. Lo buscaremos con mayor dedicación en mayo, durante la Conferencia Regional.

Los de vanguardia en la retaguardia

Contemporáneamente, aunque más brevemente, se ejercitaba espiritualmente un grupito de curtidos misioneros, otrora de la vanguardia misionera activa, hoy firmes y fieles con su vida hecha oración, en la retaguardia de la misma misión de consolación – liberación.

Allí en Manizales, en la casa San José, a la sombra del Santuario dedicado por el P. Gerardo Bottacin a nuestra Señora de Fatima, hicieron sincronía con los de la Vila Marianella y otros que no pudieron reunirse en esta ocasión, guiados por el fiel amigo de la Consolala, Padre Efraín Castaño, sacerdote diocesano, animador, brújula y maestro de la juventud manizaleña y caldense.

Una parte de la Comunidad de Misioneros de la Consolata en Fátima, Manizales
Al final, el camino sigue

En la mesa de la Eucaristía, la Palabra y el pan, concluimos nuestra amable y breve experiencia espiritual. Enviados, salimos de nuevo al camino.

“Con coraje o valentía, adelante en el Señor”, nos dice el Fundador. “No tengan miedo”, nos dice Jesús, yo estoy con Ustedes. Ella está-con, a nuestro lado, como ConSolata, madre del Consolador, gracias al Otro Consolador.

* Padre Salvador Medina es misionero de la Consolata en Colombia