
La visita es un componente de nuestra experiencia humana. Es un dato antropológico que se reviste de características particulares en cada tiempo y lugar, de acuerdo con las culturas, los pueblos y las sociedades, convirtiéndose así en un hecho cultural.
Salvador Medina*
En la Biblia Dios es presentado, muchas veces, como el que visita y consuela a su pueblo con buenas noticias de liberación y paz. Jesús es la mejor expresión de la visita de Dios a la humanidad y después de Él se siguen las visitas de sus discípulos misioneros, enviados hasta los confines del mundo y el final de los tiempos.
En ese marco de referencia encuadramos el ministerio de Mons. Joaquín Pinzón y todos los misioneros que lo acompañan en el Vicariato de Puerto Leguizamo Solano, en los territorios amazónicos del Caquetá y el Putumayo, en las fronteras con el Ecuador y el Perú.
Un visitador que acompaña y promueve
Un visitador, acompañado, que distribuye dones
El joven seminarista Alfredo Cortés narra la visita (24 de agosto) al Refugio, territorio ancestral del Putumayo, valiéndose de tres verbos: Continuar, comulgar y confirmar.

Continuar: el don (regalo) de la fe, “fueron 3 bautismos los que se celebraron. Y fueron también, tres vidas, las que se consagraron a Dios mediante tan sentido Sacramento. Ojalá sus padres los animen a continuar los planes de Aquel, que quiso hacer morada en sus pequeños corazones”.

Comulgar: el don (regalo) de la comunión, “10 fueron los que se hicieron uno con Jesús al recibir su Cuerpo y su Sangre. Espero que los canónicos, no me tilden de hereje, por tal afirmación. Pasada la misa, vino la mesa y todos comimos del único y verdadero sancocho patronal.
Confirmar: el don (regalo) del Espíritu, “5 jóvenes indígenas, hombres y mujeres, como debe ser todo en nuestra amada Iglesia, recibieron la plenitud del Espíritu Santo en la mañana de este jueves. Monseñor Joaquín, escuchó sus consentimientos y los confirmó, signándolos con el aceite santo que humedece las frentes de los que desean seguir de cerca al Señor”.

“Presidió la celebración Monseñor Joaquín y lo acompañaron en el altar los Padres Fernando y Alejandro, misioneros de rostro amazónico que acompañan los procesos de fe en estos territorios aledaños al río Putumayo”.
*Salvador Medina, misionero de la Consolata, con la colaboración del Vicariato de Puerto Leguizamo Solano