El pasado sábado, 16 de julio, fiesta de Nuestra Señora del Carmen, tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora de la Misericordia, en Mendoza, Argentina, la ordenación sacerdotal del diácono Pablo Sosa IMC.
Por Marcelo De Losa IMC
Pablo Ezequiel Sosa fue ordenado sacerdote por la imposición de manos del arzobispo de Mendoza, Mons. Marcelo Colombo, y de su obispo auxiliar Mons. Marcelo Mazzitelli. Acompañaron la celebración el Superior Regional de los Misioneros de la Consolata en Argentina, padre Marcos Im, varios sacerdotes, hermanas y laicos de la Consolata. Junto con sus padres Viviana y Lalo, sus hermanas Belén y Verónica, también se hicieron presentes familiares y fieles de la parroquia y alrededores.
P. Pablo Sosa realizó sus estudios filosóficos y el noviciado, en Argentina; sus estudios teológicos en Kenia, África; y su año de servicio pastoral y diaconado en las provincias argentinas de San Juan, Buenos Aires y Jujuy. El neo sacerdote fue destinado como primera misión al continente asiático, en la delegación de Taiwán.
Hágase en mí según Tu Palabra
El padre Pablo Sosa se consagró a la Palabra de Dios, luz verdadera que ilumina a todo hombre y a todo misionero, con el lema “Hágase en mí según tu Palabra”.
“Ponemos nuestra fuerza en el “hágase” de María, el hacer con fuerza, el realizar con esfuerzo, la voluntad del Padre que envía a misionar por el mundo llevando la consolación a los pueblos y a ser un granito de arena para el anuncio de la palabra”, como él mismo lo expresó el día de la ordenación sacerdotal.
La celebración de la Primera Misa de Padre Pablo fue realizada el día siguiente, 17 de julio, en la misma parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia.
Misión con alegría, entusiasmo y entrega
Monseñor Marcelo Colombo, en su homilía, describió la misión en clave del profeta Isaías, leído en la primera lectura.
“Isaías utiliza verbos significativos para explicar su misión que se conectan con la alegría, el entusiasmo y la entrega. El profeta se alegra de su misión, pero reconociendo que hay alguien que lo envía, y es el que lo llama y que lo lleva. Las acciones de llevar la buena noticia, vendar los corazones heridos y consolar a todos, cambiando tristezas y abatimiento en alegría y alabanza, nos hablan de un servicio que en el presbítero alcanza siempre concreción en la vida pastoral. Claro que serán acciones en nombre de Jesús, el Buen Pastor”, dijo el arzobispo al nuevo sacerdote.
Estas acciones “permitirán acercarte a la gente, a los pueblos que te destinen, llevando ese mensaje de esperanza, de aliento y de consuelo”, continuó el obispo.
Finalmente, ha exhortado al padre Pablo con palabras del Beato Allamano, fundador de los misioneros de la Consolata: “en la perspectiva de centrarse en la misión y ser capaz de dejar las cosas, que, aun siendo buenas, pueden restringir en esa disponibilidad plena a la misión. Será el alegre testimonio de tu vida, la santidad de vida, que convertirá corazones y los acercará al Señor”.
P. Marcelo de Losa, es misionero en Argentina