¡Qué linda, solemne y significativa fue esta Ordenación!, el 28 de enero – 2023 y la primera misa el dia después (29), fiesta de la Fundación del Instituto Misiones Consolata – IMC (122 años).
Por Jonathan Acuña *
No estamos seguros, comentaba la gente, pero esta debe ser la primera ordenación ocurrida en Chaparral, aquí núnca hemos visto ni oido algo así, o no sabemos si hace mucho tiempo hubo. Este pueblo ha dado presidentes, obispos, muchos sacerdotes y hasta guerrilleros, pero ordenaciones aquí, nunca habíamos visto.
Del nuevo sacerdote y del Obispo que lo ordenó, cada uno tenía un comentario, cargado de admiración y reconocimiento. Esa manera de ser, tan sencilla, de Monseñor y esa forma tan devota de celebrar la Eucaristía y, ni qué decir de esa homilía tan bien preparada sobre la misión como amistad. ¡Muy hermoso, bendito sea mi Dios!
Del nuevo Padre misionero, varios lo recuerdan en sus tiempos de monaguillo, las profesoras en la escuela, los sacerdotes en los grupos juveniles, los amigos en las quebradas, las calles o los campos deportivos. Todos tenía algo que ver con él. Les ustaría tenerlo cerca, pero dijó él mismo, “he sido destinado a la misión en el Kenia, África”. ¡Quién sabe cuándo regresará!
Un sueño hecho realidad
Encontrarme contigo Jesús de Nazareth es la dicha más grande de mi vida, hoy se hace realidad un sueño que desde niño Dios puso en mi corazón: ser sacerdote y misionero en África. Sea hoy la posibilidad de dar gracias a Dios por haberme llamado, por poner su mirada en mi humanidad y por enviarme a vivir la consolación en el mundo.
Minga misionera
Estos días de preparación a la Ordenación me han hecho pensar que esta celebración es una Minga, una Yamislana, un trabajo comunitario en el que cada uno de los presentes ha hecho parte, no solo ahora sino desde que nací, desde que tuve la oportunidad de encontrármelos, de sentirlos hermanos y amigos de camino.
Gracias
A mi familia de sangre: este es un día para agradecer, para reconocer y celebrar el bien que han hecho conmigo. Gracias a dos mujeres que han sido fundantes en mi vocación: mi Mita Librada que ha sido maestra y madre; y mi abuelita Inés que era quien desde pequeño me traía a celebrar la Eucaristía en este templo parroquial. Gracias a mis padres porque me han convocado a la vida, a mis hermanos por su amor y apoyo en mi vocación, a mis tíos y tías (Acuñas y Oviedos) por estar ahí siempre. A toda mi familia ampliada porque siempre he sentido su cariño y respeto con mi opción vocacional.
A mi familia misionera, a los Padres, Hermanos, Hermanas y Laicos de la Consolata, a los presentes y a los que se unen desde diferentes partes del mundo, ustedes hoy me animan a seguir luchando en la construcción del Reino, me han abierto horizontes y dado posibilidades en mi vida. Gracias a la vida Religiosa, por ser cómplices y testimonios en la lucha por la vida y la justicia. A mis hermanitas de la Presentación y de la Anunciación con quienes hemos compartido la opción por los jóvenes, gracias y trabajo es lo que tenemos, nuestros muchachos nos esperan. A las Hermanitas Clarisas de Florencia gracias por su cariño y oración, sin ellas creo que mucho de las locuras de la AMJV y el Aguapanelazo no saldrían tan bien.
A los Salesianos les debo su opción por los niños y jóvenes pobres, eso es un regalo que me dieron en el Oratorio y nunca se me ha olvidado. A mis hermanos y amigos Jesuitas gracias porque donde he ido me han hecho sentir como uno de ustedes, nos han apoyado en el Aguapanelazo y han sido compañeros de lucha en el sueño de la paz.
A mis hermanos sacerdotes que han venido desde diferentes lugares, su presencia es signo de fraternidad, ahora seguimos unidos a Jesús, al Reino y a los pobres. Pero entre ellos quiero agradecer a mis párrocos de infancia, al Padre Lizardo, Padre Fernando Navarro y Padre Fernando Gallón, sin su recibimiento y acogida cuando era joven en Chaparral quién sabe si hoy estaría en este lugar, cada uno me animó a dar los primeros pasos.
Al Padre Álvaro Ángel, SDB – primer salesiano que conocí, mi padre espiritual, gracias por siempre estar ahí, aunque yo me pierda en las vueltas de la vida. Es que son tantos con los que hemos compartido pastoral, sueños y vida: Padre Pedro Pablo, Alejandro Castaño, Diácono Jefferson, al Padre Federico Carrasquilla porque me ha hecho descubrir que soy sacerdote: todo por Jesús, todo por el Reino, todo por los Pobres; y a cada uno de los presentes gracias por su amistad y cariño.
A mis amigos de Colegio, de Barrio, de Universidad, de Calle y de trabajo en la UCC y en el Gimnasio Campestre su amistad siempre ha sido un descanso en la misión y un apoyo en mi vocación. A mis profes de escuela, colegio y universidad siempre les he guardado una gran admiración, a ellos les debo mi compromiso por la educación y la transformación social.
A las autoridades civiles: al Señor Alcalde, a los militares y a la policía de Chaparral, por sumarse a esta Minga Comunitaria.
A la gente: no por ser los últimos son los menos importantes, la GENTE, la COMUNIDAD, mis PARROQUIANOS, por ustedes vivo y trabajo, a ustedes debo mi vocación, gracias porque por los países en los que me han enviado y regiones de Colombia en las que he trabajado, siempre ustedes a todas las locuras del Reino, de la pastoral y de solidaridad con los pobres, han dicho SI. Gracias a la Parroquia de la Consolata de Bogotá, del Inmaculado Corazón de María en Florencia y hoy a la Parroquia San Juan Bautista de Chaparral que en cabeza del Padre Jesban han sido muy buenos anfitriones, desde que conocieron de mi Ordenación dijeron estamos disponibles – bienvenidos.
A mis ancestros: tía Lorenza Oviedo, Oliver Rojas, P. Alonso Álvarez y Hna. Sandra Puetate.
A todos, porque han hecho de esta Eucaristía de ordenación una Minga, un trabajo comunitario, un trabajo de todos.
Un regalo y un llamado
Para finalizar les queremos dar un regalo y en ello mis palabras a los jóvenes que son los que nos pueden ayudar a no dejar caer el sueño de la paz, el regalo de la cruz de la paz, la cruz de la misión, murales por la paz y del Aguapanelazo América. Para recordarles que, como dice una canción: “No, no, no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la Paz”. Que nuestro compromiso como cristianos, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos sea ser artesanos de Paz.
Entonces, damos la primera cruz a Monseñor Joaquín, gracias Monseñor por su trabajo en la Amazonia Colombiana y por estar aquí, querido hermano.
Y recuerden muchachos: ¡Esto apenas está comenzando, los espero en Kenia!
* P. Jonathan Acuña, Misionero de la Consolata colombiano, destinado al Kenia – África