El misionero de la Consolata, padre Iseo Antonio Zanette, falleció el 18 de agosto de 2024 en Rivoli, Italia. Tenía 85 años de los cuales 63 de profesión Religiosa y 58 de sacerdocio. Como misionero del Beato Allamano, podemos decir que su vida es marcada por el carisma Ad gentes.
Por Thomas Ishengoma *
Su firme opción por la misión ad gentes
Para presentar al padre Iseo Antonio Zanette es suficiente recurrir a los apuntes de mi diario de campo; la mañana del 30 de junio de 2010 tuve un encuentro con él que era párroco en la misión de Sanza pero estaba próximo a pasar a la misión de Manda. Estas fueron su recomendaciones:
«Aquí se requiere una persona que ama a los wagogo. Se necesitan varios proyectos para el cuidado de la vida espiritual y la promoción humana de esta gente; quiero nombrarte algunos: organizar una escuela materna; promover el deporte; el cine para los niños y jóvenes; la catequesis de jóvenes organizada en tres años. En el tercer año hay que encaminarlos a las responsabilidades y compromisos comunitarios. En este programa asegurese -me dijo- que conozcan bien al Mwalimu Julius Kambarage Nyerere;
¡Atento! La economía es la columna vertebral de todo. Con ella puedes empobrecer más a la gente o puedes salvar la vida de muchos. Estudie bien el programa de economía de los Misioneros de la Consolata que está en partida doble. Cuida el diario de entradas y salidas de la parroquia. ¡Apunte todo, todo por favor! El taller de autos debe tener un cuaderno aparte: el motivo es sencillo, es el único lugar donde se gasta mucho dinero y sirve para ayudar a tu compañero sacerdote para que no tenga problema contigo. De lo contrario el cuaderno diario pudiera ser suficiente.
Asegúrese de anotar cada día todas las entradas y salidas; si no lo alcanza a hacer nunca deje pasar más de una semana, si no vas a tener problemas no indiferentes. Cada día veinticinco del mes presenta las cuentas a la comunidad y cada tres meses envíe las cuentas al ecónomo provincial. No las dejes solo en el computador, conserva una copia en un disco.
Cada dos meses haz un encuentro con los catequistas para evaluar y organizar los siguientes meses, anote las fechas de visita a las comunidades para todo el año y sea claro con el programa de la parroquia. Todos los catequistas tienen que hacer el examen oral y, si no aprueban, no pueden ser catequistas.
Y para concluir cuide la casa de los ancianos; entrene a los trabajadores para que sean disciplinados en el trabajo; enséñales a ahorrar, lo van a necesitar cuando sean mayores o enfermos; cuide la iglesia parroquial en todos los aspectos».
Padre Iseo Antonio era un hombre de oración, lo veía siempre con el breviario en la mano, sobre todo cuando estaba en la sede parroquial. A veces se sentaba solo en el patio, fumando su cigarrillo y meditando las horas de la mañana y las horas de la tarde antes de oración comunitaria.
Para él la formación de los catequistas era fundamental: cada comunidad tenía un catequista bien formado y la escuela materna. Impresionaba la cantidad de niños que había en cada centro: yo, que amo registrar todo, sabía que había más de tres mil jóvenes en el programa de catequesis de toda la parroquia.
Padre Iseo Antonio tenía un estilo de vida sencillo. Muy atento a los necesitados, era un hombre de pocas palabras, duro contra las injusticias, transparente y pobre en el uso del dinero, discreto y equilibrado.
“Watu waache vizuri” (déjenlos que coman bien). Tenía un programa de distribución de comida a todas las personas mayores en tiempo de sequía, era impresionante la cantidad de personas ancianas y ciegas. Tenía un depósito con más de dos mil sacos de maíz, cada uno de cien kilos. Y después estaba la necesidad del agua. Se abrieron pozos de agua casi en cada pueblo; se puede decir que la organización del pueblo era entorno al pozo de agua.
El padre Zanette era también un referente a nivel gubernamental. Muchos venían a buscar su opinión antes de empezar un programa de desarrollo en la región en la que él vivía.
Biografía
Nacido el 14 de junio de 1939 en S. Biagio Callalta, provincia de Treviso (Italia), Zanette ingresó joven en el Instituto. Hizo su primera profesión religiosa el 2 de junio de 1960 en la Certosa di Pesio y la profesión perpetua el 2 de octubre de 1964 en Turín. Allí fue ordenado diácono el 3 de octubre de 1965 y sacerdote el 18 de diciembre del mismo año en Pero (Treviso).
Después de la ordenación fue enviado a Londres donde estudió entre los años 1966 y 1967 para después salir como misionero a Tanzania. Allá estuvo durante todos los años activos de su vida misionera. Fue vicepárroco en Kipengere (1967-1969), párroco en Makambako (1969-1970); párroco en Kipengere (1970-1971), párroco en Kisinga (1971-1974), párroco en Igwachanya (1974-1975) y párroco en Kipengere (1975-1987). En 1987 trabajó como administrador regional en Iringa pero, al finalizar su servicio, volvió a la pastoral en la Misión de Sanza (2001-2012). En el período 2012-2018 fue destinado a la pastoral de Manda y su última misión en Tanzania fue aquella de formar parte del Equipe formativo del Noviciado de Morogoro (2018-2022).
En el 2022 regresa a Italia y pasa sus últimos años entre la Casa Madre de Turín y la casa de los misioneros ancianos de Alpignano donde falleció el pasado 18 de agosto.
En conclusión
Tres cosas nos enseña padre Zanette: A) “Hay que tener fuego para ser misionero…”. Son palabras del mismo Fundador el Beato José Allamano. La misión necesita gente decidida; el ad gentes nos plantea desafíos realmente difíciles. Muchas veces nuestras gentes viven en situaciones muy precarias y allí tenemos que estar con ellos. B) “Hay que hacer el bien, bien y sin ruido”. Padre Zanette era de muy poco hablar. Eso sí hablaba fuertemente cuando descubría que alguien estaba siendo manipulado y despojado de sus derechos fundamentales. Él siempre ha trabajado en zonas con muy poca comunicación y medios pobres: falta del Internet, transporte, agua… eso no era motivo para pedir cambio. C) Por último padre Antonio Zanette nos invita a dar prioridad a la educación integrar de nuestras comunidades.
* Padre Thomas Ishengoma, misionero de la Consolata de Tanzania, trabaja en la Parroquia San Miguel Arcángel en Yuto, Argentina.