Padre Matteo Pettinari: “como buen pastor, se consumió por sus ovejas”

“Un hombre de gran fe que amaba verdaderamente la oración y la Palabra de Dios” Foto: Archivo IMC

El misionero de la Consolata italiano padre Matteo Pettinari, de 42 años, nacido en Chiaravalle (Ancona) y criado en Monte San Vito, falleció en la tarde del 18 de abril de 2024, a causa de un grave accidente de tráfico ocurrido en Niakara, pueblo de la zona centro-norte de Costa de Marfil, cuando el coche que conducía colisionó con un autobús. El padre Matteo deja a su padre Pietro, su hermana Francesca, su hermano Marco y cinco sobrinos. Su madre Roberta falleció hace tres años.

Por Jaime C. Patias *

El Papa Francisco, durante los saludos después del Regina Caeli, en el Domingo del Buen Pastor (21 de abril), quiso recordar la figura del generoso misionero: “Con dolor he conocido la noticia de la muerte, en accidente, del padre Matteo Pettinari, joven misionero de la Consolata en Costa de Marfil, conocido como el misionero “incansable” que dejó un gran testimonio de generoso servicio”, dijo el Pontífice, invitando a rezar por su alma.

Un misionero con el espíritu de Allamano

Sobre el terrible accidente que causó la muerte del padre Matteo, es precioso el testimonio del padre Stefano Camerlengo, que, tras terminar su mandato como Superior General, había sido destinado hace unos meses a Costa de Marfil, y junto con el padre Matteo eran responsables de la parroquia de Dianra.

En un mensaje vía whatsapp (domingo 21 de abril), compartió con nosotros esos últimos momentos vividos junto al Padre Mateo. “Ante una persona joven, buena y un misionero incansable, como dijo el Papa Francisco, no hay otras palabras que añadir. Uno quiere vivir este momento en silencio, como he dicho a nuestra gente en la iglesia esta mañana; silencio en comunión entre nosotros, en fraternidad y en oración”, dice el padre Stefano, y luego relata lo que había sucedido el jueves 18 de abril, cuando el padre Matteo tuvo el trágico accidente, en la carretera que atraviesa el país, conectando el Norte con la capital Abiyán, en la costa atlántica.

“Ante un triste suceso como éste, ¿qué aprendemos? – se pregunta el padre Stefano – Son situaciones que no tienen respuesta y que sólo comprenderemos cuando estemos con el Señor. Tenemos ante nosotros a una persona buena y generosa que se entregó, un misionero de la Consolata con el espíritu de Allamano: amor y pasión por la gente, deseo de promoción humana para hacer crecer a las personas; así como una gran inteligencia que le permitía ser abierto a todos y amigo de todos. Celebramos la muerte de un hombre que, como buen pastor, se desvivía por las ovejas que conocía, preocupándose también por las que no estaban en el redil y las buscaba. Creo que éste es el recuerdo más hermoso del Padre Mateo”.

La mamá Roberta en una visita al hijo misionero, el padre Matteo, en la Costa de Marfil

“En comunión fraterna, pedimos al Señor por su eterno descanso y para que, por intercesión de Nuestra Señora de la Consolata, nos conceda a nosotros y a su familia consuelo y paz. Imploramos para él la luz de la Resurrección de la misericordia de Dios”, reza la nota publicada el viernes 19 de abril por el Superior General, padre James Lengarin, y el secretario del imc, padre Pedro Louro.

La noticia deja una gran tristeza por la repentina muerte del joven misionero, lleno de energía y muy activo en la misión de Costa de Marfil, donde trabajaba desde 2011 y, en 2022, se había convertido en Superior Delegado del Instituto. “En medio de un gran dolor, nos anclamos a la esperanza de la resurrección, testimoniada de manera espléndida por la vocación y la vida del padre Matteo”, dijo la diócesis de Senigallia, su comunidad de origen, con la que mantuvo una estrecha relación con proyectos a favor de la población marfileña. A través de las redes sociales, ponía al día sobre los avances y ayudas que llegaban para la misión.

“Volaste al cielo y ahora con mamá nos cuidas. Tu recuerdo estará siempre en mi corazón y nadie podrá quitármelo”, escribió su hermana Francesca en Facebook, publicando una foto de su hermano Matteo en la misión, con una niña en brazos.

Varios medios de comunicación italianos se hicieron eco de las noticias y de los mensajes de pésame. El padre Matteo era un punto de referencia en Monte San Vito, al que estaba muy unido y donde toda su familia es conocida y apreciada. La comunidad de Monte San Vito”, escribió el ayuntamiento, “está profundamente apenada en torno a la familia Pettinari por la repentina pérdida del padre Matteo. Cualquier iniciativa planificada se pospondrá para una fecha posterior”, dijo el alcalde Thomas Cillo. Sólo una gran fe puede explicar ciertos acontecimientos, y para el que queda aquí sólo hay un inmenso dolor.

Amaba la oración y la Palabra de Dios

El padre Alexander Likono, IMC, que trabajó con el padre Pettinari durante 13 años, lo describe como “un hombre de gran fe que amaba de verdad la oración y la Palabra de Dios”, dice, y añade: “Aunque llegara cansado, nunca abandonaba su compromiso con la oración”.

El padre Alexander cuenta que juntos habían organizado cursos de formación en Costa de Marfil, y luego trabajaron en los centros de salud de Marandallah y Dianra Village. El padre Matteo fue su vice superior durante tres años y hace poco estuvieron en la misma comunidad de Dianra.

“Recuerdo su pasión y su entusiasmo por la misión, su energía y su deseo de entregarse completamente por el reino de Dios, la salvación y el bienestar de todas las personas. Era un verdadero hijo de Allamano y de la Consolata. Hemos perdido a un misionero muy inteligente y capaz de hacer muchas cosas con precisión y orden”, recuerda el padre Alexander.

Otras características suyas eran el diálogo y la amistad. “El padre Mateo era querido por todos: por obispos, sacerdotes, misioneros de la Consolata, religiosos y religiosas, autoridades civiles y tradicionales, por los cristianos y también por los no cristianos. Tenía un gran corazón capaz de ver las necesidades de los demás, haciendo lo que podía para ayudarles. Siempre estaba disponible, incluso cuando estaba cansado o enfermo”, asegura el padre Alexander.

Padre Matteo Pettinari con el padre Alexander Likono
Una iglesia para mostrar la belleza de la fe

Presentes desde 2002 en la diócesis de Odienné (norte de Costa de Marfil), en una zona musulmana y animista, los Misioneros de la Consolata acompañan hoy el crecimiento de la iglesia local, enriqueciéndola con edificios para la educación y centros de salud. En 2019, se inauguró una nueva iglesia parroquial en la aldea de Dianra, dedicada a San José Mukasa, uno de los mártires de Uganda, nacido en 1860, martirizado en 1885 y proclamado santo en 1964. Terminada tras tres años de trabajo, la iglesia es humilde pero hermosa y forma parte del “Proyecto de la Piedra Roja”. “Si algo debe hablar de Dios, entonces debe hablar el lenguaje de Dios, que es la comunión”, dijo el padre Pettinari a la arquitecta jefa del proyecto de construcción de la iglesia, Daniela Giuliani. Ella misma lo contó en una entrevista concedida en febrero de 2023 a L’Osservatore Romano. Palabras de aliento, las del religioso, que fueron una gran inspiración para la arquitecta, procedente de su propia diócesis: “El padre Matteo me enseñó el camino de la Iglesia”.

Iglesia parroquial dedicada a San José Mukasa en el pueblo de Dianra

En el Dossier sobre Costa de Marfil, que acaba de publicar la revista Missioni Consolata (abril de 2024), el padre Matteo describe así la misión: “Junto a las personas con las que comparten esta maravillosa aventura, los misioneros visitan las aldeas para anunciar el Evangelio, se abren a las riquezas de las culturas que los acogen, realizan proyectos educativos (alfabetización nocturna y escolarización) y de apoyo a la economía familiar (microcréditos para mujeres y apicultura). Experimentan el asombro de la fraternidad interreligiosa con la que se entreteje su vida cotidiana y, además, administran un centro de salud que hoy presta diversos servicios: dispensario, maternidad, clínica dental, laboratorio de análisis, centro de transfusiones, salud mental, acompañamiento de personas seropositivas y personas con tuberculosis, centro de nutrición y telemedicina en cardiología”.

Tal como deseaba el Fundador, el Beato Allamano, los misioneros “anuncian el Evangelio con obras de promoción humana”. La sensibilidad y el esfuerzo por desarrollar una evangelización “inculturada” desembocaron en la construcción de la iglesia de la aldea de Dianra, según el padre Matteo, “para contar la belleza de la fe”, como explica en su artículo. “Esta iglesia es otro testimonio hecho de arquitectura y arte, capaz de hablar de la belleza de Dios y de la nueva vida en Cristo a cualquiera que la contemple (…). El reto de la inculturación que hemos asumido en este espacio litúrgico creemos que puede contar la historia del propio reto de la misión en el mundo”.

La sensibilidad y el esfuerzo por desarrollar una evangelización “inculturada”
Breve biografía

Tras un período en el seminario de Ancona (Italia), el padre Pettinari ingresó en el Instituto de los Misioneros de la Consolata, donde completó su formación. Al final de su año de noviciado en Bedizzole (BS), emitió los votos temporales el 27 de agosto de 2006. A continuación, se especializó en teología bíblica en Madrid (España). Antes de su ordenación sacerdotal, había realizado un período de prácticas pastorales de 2007 a 2009 en Sago (Costa de Marfil), país que había aprendido a amar, eligiéndolo más tarde para su servicio misionero.

De vuelta a Madrid, hizo su profesión perpetua el 8 de diciembre de 2009. Ordenado diácono el 28 de febrero de 2010 y sacerdote el 11 de septiembre de 2010 en la catedral de Senigallia. Desde entonces, ha pasado 17 años de profesión religiosa y 13 años como sacerdote.

Tras un periodo de animación misionera en Europa, en 2011 fue enviado a Costa de Marfil, país que ya conocía y donde pasó la mayor parte de su vida misionera, en particular en Sago, San Pedro y Dianra Village.

Celebración durante la pandemia de covid-19

Hace unos años, en una entrevista concedida a “La voce misena“, periódico de la diócesis de Senigallia, el padre Matteo había dicho: “Lo que África me ha enseñado es a vivir la vida no a partir de los problemas que hay o que no hay, que pueden estar o no estar, sino a partir de las relaciones que, en cualquier caso y siempre, son la sal, la alegría, la riqueza de la vida cotidiana. Me gusta decir cuando estoy en Dianra -añadió- que tenemos mil problemas, pero mil y una soluciones, en el sentido de que las dificultades, las crisis, las precariedades de todo tipo no deben condicionar el ímpetu con el que afrontamos los días”.

La presencia de consolación en Costa de Marfil

El Instituto de la Consolata está presente en Costa de Marfil desde principios de 1996. Actualmente hay 14 misioneros trabajando en el país, en las diócesis de Odienne y San Pedro y en la arquidiócesis de Abiyán. Hay seis comunidades imc en total (San Pedro, Abiyán, Dianra, Grand-Zattry, Marandallah y Sago). La comunidad de formación postuniversitaria, en Abiyán, acoge a cinco profesos.

El compromiso con la consolación se ha concretado en varias obras: la escuela primaria de Sago (2007), los centros de salud de Marandallah (2007) y Dianra Village (2012), los microcréditos para mujeres (2005) y la apicultura en Dianra y Marandallah (2013). Desde 2023, funciona en San Pedro un Centro de Animación y Espiritualidad Misionera, promoción vocacional, mediación cultural y formación de jóvenes.

Obras sociales de asistencia a la salud y promoción humana

El padre Matteo participó activamente en esta historia de consolación. En el Domingo del Buen Pastor y celebrando la 61ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, agradecemos a Dios el don de su vocación religiosa y misionera. Agradecemos también a su familia la “entrega” de un hijo a la misión de la Iglesia en el mundo y la presencia enriquecedora del padre Matteo en nuestra familia de la Consolata.

Que nuestro “misionero incansable”, que creyó en la Resurrección y en la vida eterna y cumplió su misión como religioso sacerdote de la Consolata, contemple la luz de Cristo resucitado e interceda por nosotros en la eternidad.

* Padre Jaime C. Patias, IMC, director del Secretariado General de Comunicación.

Contenido relacionado