Celebrando la fiesta litúrgica, en la Iglesia Católica, de los Arcángeles Miguel (el que combate y protege), Gabriel (el que anuncia) y Rafael (el que acompaña y sana), traemos a la reflexión, orientados por San Gregorio Magno cuando afirma que el termino ángel, en la biblia, denota la función y no la naturaleza.
Salvador Medina*
Miguel bíblico
Los evangelios y las cartas de Pablo no dicen nada sobre Miguel, como analiza X. Pikaza, pero él aparece sí en el libro de la consolación, el Apocalipsis, luchando contra el Dragón y protegiendo a la Mujer, que es la madre del Mesías, el signo de la humanidad salvada:
“Se trabó entonces en el cielo una batalla. Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. Y el Dragón y sus ángeles lucharon encarnizadamente, pero fueron derrotados y los arrojaron del cielo para siempre. Y el gran Dragón, que es la antigua serpiente, que tiene por nombre Diablo y Satanás y anda seduciendo a todo el mundo, fue precipitado a la tierra junto con sus ángeles. Y en el cielo se oyó una voz potente que decía: «Ahora se ha realizado la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo!” (Ap 12, 7-10).
En el principio de la escena (Ap 12, 1-3) se oponían el Dragón y la Mujer, como poderes originarios. El Dragón quiere violar/derrotar a la Mujer, pero no puede, pues Dios mismo se pone de parte de la mujer, y viene en su socorre el gran ángel de Dios, que es Miguel, a quien descubrimos así, como protector de la mujer (es decir, de la humanidad). El Dragón puede pensar que ha expulsado a la mujer y que ha quedado él solo, triunfante sobre el cielo. Parece seguro de su victoria, pero, de pronto, aparece Miguel, Príncipe de Dios y protector del pueblo de la alianza, es decir, de la mujer (cf. Dan 10, 13.21) para vencerle, como estaba anunciado: “entonces se levantará Miguel” (Dan 12, 1).
Desde la perspectiva cristiana, Miguel es Cristo… y los cristianos son Miguel, pues se dice que “ellos le han vencido (al Dragón) por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio de ellos, porque no amaron sus vidas hasta la muerte” (Ap 12, 11). Pasamos así del lenguaje angélico al lenguaje cristológico. El ángel vencedor, el auténtico Miguel, es Cristo, que no ha ganado la batalla de Dios con una espada, sino con su propio amor (con su sangre). El ángel auténtico de Dios es Cristo, su mismo Hijo encarnado, vencedor definitivo sobre el mal y la muerte (cfr. X. Pikaza).
Emiliano Medina y la REPAM
Un joven que encarna y representa la “patria grande”, soñada por los/as patriarcas, mártires, poetas y profetas de esta América pobre, IndioAfroLatina, pues en su corta vida se ha movido entre Chile, Argentina y Perú. Actualmente integra el equipo de la REPAM – Perú y desde allí nos ofrece su testimonio, que yo me atrevo a llamar “migueliano”, en nombre de todos los/as Miguel/es que luchan y defienden, en el nombre del Dios de Jesucristo, la Pachamama – madre tierra, en la “querida Amazonia”, buscando y proponiendo la conversión pastoral para una conversión ecológica.
En estos días, dice Emiliano, “estamos en los preparativos para irnos todo el mes a Iquitos y de allí al Estrecho, junto al Equipo Itinerante., tratando de encontrar a Dios en todas las cosas, como diría S. Ignacio de Loyola” y sobre todo en la selva amazónica, como lo hacía y lo propone la Santa misionera colombina Laura Montoya (cfr. Voces místicas de la naturaleza).
*Salvador Medina, misionero de la Consolata y Emiliano Medina, laico de la REPAM, Perú