Podio Dorado

La estola del diaconado (20/06/1974 – Roma), punto de partida del ministerio sacerdotal

Salvador Medina*

50 años de Ministerio sacerdotal misionero

Etapa montañera

Los hermanos con el P. Orlando en el altar de la Ordenación, Santuario de Fátima – Manizales

Desde una cálida “perla del oriente” caldense

entrenado, en escuadra familiar, por Miguel y Clara,

arranca el infante Orlando su carrera, con olor a leche y café.

De la Virgen de los Dolores, su pila bautismal

a la casa Apostólica, de La Consolata, en San Félix

con el feliz “papito” Menegon continúa su formación.

Etapa sabanera

Eduardo Giraldo, compañero en los primeros recorridos, ameniza los 50 con su coro familiar

Entre las piedras del Faca y la sal del Zipa,

con los Doce Apóstoles, Trinidad, Galán y Germán

va, pedaleando, el joven adolescente, Orlando.

Académica y formativamente gana etapas intermedias

suma, multiplica y divide en Latín, Inglés, Frances y Español

filosofa, ora y trasciende mental y espiritualmente.

Etapa alpina

Vuela por el aire y navega en las aguas

un carisma misionero se le ofrece “A la mano” en el recorrido

el joven Orlando lo escucha, lo mira y le responde: SÍ

Misionero de la Consolata entre las colinas de Rómulo y Remo

los picos pirineos, los lagos y los museos europeos

corriendo entre aulas, bibliotecas, parques y oratorios

Etapa del altar

En la mesa de la Eucaristia con otros compañeros del ejercicio ministerial

En el Santuario, allá en Fátima, a los pies del Nevado señorial

Su primer formador, ahora conciliar Monseñor,

Ángel custodio del amazónico Caquetá

le confiere, solemnemente, la Ordenación Sacerdotal.

Amanece para la gran Familia Hoyos el 1 de septiembre de 1.974

con Ariel, su hermano, como concelebrante principal.

Etapa misionera

Idas y venidas intercontinentales América – Europa – África

formación, animación, comunicación, evangelización

siempre en la ruta, con subidas y bajadas

hasta escalar el podio dorado

Muchos han quedado atrás, algunos ya han partido

Todos bridamos y decimos: ¡Bravo Orlando!,

con Hoyos y huecos has corrido hoy te aplaudimos y celebramos contigo.