El Beato José Allamano promovió siempre un camino de santidad misionera para sus hijos e hijas, los misioneros y las misioneras de la Consolata.
Por Redacción *
La santidad, según Allamano, es una premisa necesaria para cualquier actividad apostólica. Él enseñaba que el ser precede al actuar. “Primero debemos santificarnos… y una vez que seamos santos, en poco tiempo podremos cumplir nuestra misión entre los pueblos y con grandes frutos”. Primero nos santificamos nosotros y luego los demás. Cuanto más santo sea alguien, más almas salvará”.
José Allamano subrayó que el primer objetivo de nuestro Instituto es nuestra santificación. “En primer lugar, nuestra santificación y después las misiones: lo primero que debemos hacer es esto, si no hacemos esto, nada. Si no somos santos, no seremos buenos ni para nosotros ni para los demás. Nemo dat quod non habet (No se puede dar lo que no se tiene)”. Nuestro Fundador nos recuerda: “Si no somos santos… eh… ¡no hacemos nada! Qui non ardet non incendit (Quien no arde, no enciende).
Únete a nosotros el 20 de octubre de 2024 para celebrar la canonización de José Allamano, el hombre que nos dio nuestro carisma misionero y nos enseñó que la santidad es la clave para una misión fructífera. Su vida y sus enseñanzas siguen guiándonos en nuestro compromiso misionero: santificarnos primero a nosotros mismos y después al mundo.
* Comunicación General IMC y MC