
El 28 de noviembre de 2021 quedará siempre como una fecha significativa e histórica para la Arquidiócesis de Feira de Santana, en el estado de Bahía (Brasil) y para los Misioneros de la Consolata: en ese día se creó la Parroquia São Roque, la primera parroquia quilombola de Brasil.
Por Wilson Gervace Mtali *
En el Quilombo Matinha dos Pretos, fieles de varias parroquias y otras personas de buena voluntad se reunieron para presenciar a la creación oficial de la Parroquia São Roque, la primera Parroquia con sede en un quilombo y con una atención especial para sus moradores y sus luchas. Por esta razón a la nueva parroquia ya se le denomina «Quilombola».
Esta presencia quiere manifestar el compromiso de la Iglesia a favor de la población marginada y oprimida. El Dios cristiano, que la Iglesia anuncia, es un Dios que ve, no ciego; un Dios que oye, no sordo y, como dice el libro del Éxodo escucha el grito de su pueblo y baja a liberarlo (cf Ex 3,7-8). Por ese motivo la misión de la Iglesia, discipula de un Dios que se preocupa especialmente por la vida amenazada, tendrá una atención especial a todos los oprimidos.

Quilombo ¿qué es?
La palabra “Quilombo” no es una palabra que se escucha mucho, tal vez por falta de interés o porque detrás de ella hay un grupo oprimido, que la mayoría de las veces, si no todas, no llama la atención de los más. Sin embargo el Quilombo tiene su origen en la época de la esclavitud y sigue existiendo hasta hoy.
Ciertamente los Quilombos históricos de 1700 no son los mismos pero un elemento que permanece a lo largo de la evolución de las comunidades quilombolas es la lucha.
Originariamente eran “la morada de los negros (esclavos) fugados en lugares despoblados que trataban así de alejarse de las condiciones inhumanas y alienadas a las que estaban sometidos”. Los esclavos fugitivos se reunían en lugares recónditos, montañosos y de difícil acceso, con el objetivo de hacerse fuertes y vivir libres e independientes, consiguiendo, en algunos casos, establecer culturas a la manera africana y liberándose así de toda forma de opresión.

Hoy los quilombos siguen siendo lugares símbolicos para la población negra y encarnan los largos años de resistencia contra toda opresión y discriminación. Aunque los actuales quilombos no están conformados por «fugitivos», en muchos de ellos las situaciones precarias que toca vivir –como los pobres servicios de salud, educación y transporte– siguen hablando de modernas esclavitudes y situaciones de inferioridad contra las que es necesario seguir estando alerta.
La esclavitud ya queda en la historia de Brasil pero en realidad las condiciones de vida del pueblo afro, en muchos lugares parecidos al quilombo, nos dicen que este pueblo sigue sufriendo las consecuencias de la esclavitud, y sigue siendo un pueblo sin derechos.
Los misioneros de la Consolata que trabajan en esta parroquia son los padres Luiz Antonio de Brito (párroco) e Ibrahim Musyoka, y el diácono Wilson Mtali, todos ellos comprometidos con la Pastoral Afro.
¿Por qué la presencia de la Iglesia en una comunidad quilombola?

La Iglesia, que el Concilio Vaticano II considera como sacramento universal de salvación, en la comunidad Quilombola quiere afirmar que esta salvación no es simplemente una «salvación del alma», sino es la salvación del ser humano en su conjunto.
Fue el mismo Jesús quien, en la inauguración de su ministerio público, afirmaba que la llegada del Reino era una buena noticia que tenía a los pobres como principales destinatarios. «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres» (Lc 4,17-19).

En este Quilombo, como iglesia, seguimos comprometidos a que el Reino de Dios se haga presente, no con discursos, sino con empeño a favor de los valores humanos.
Los Misioneros de la Consolata estamos presentes en este territorio, y en esta parroquia, acompañando con humildad la lucha por los derechos del pueblo quilombola. La presencia de Cristo Libertador nos ayuda a alumbrar el Reino donde la vida de todos se ponga en primer lugar; será un Reino de igualdad, la fraternidad, la paz y el amor.
* Diácono Wilson Gervace Mtali, IMC, es originario de Tanzania, estudió teología en São Paulo y realizado trabajos pastorales en la Parroquia de São Roque da Matinha, Bahía.