Tiempo de gran fiesta y de nuevo oxígeno

Tiempo de mucha expectativa; tiempo de ansiedad; tiempo de encuentro y tiempo de familia. Son los cuatro tiempos que misioneros, misioneras y laicos de la Consolata hemos experimentado a lo largo de este mes de octubre, Mes Misionero y lógicamente teniendo como centro muestro Padre Fundado, San José Allamano.

Por Guillermo Pinilla *

En los 35 países dónde estamos presentes, en cuatro continentes: Europa, África, América y Asia; lo vivimos con grande entusiasmo, para dar de lo mejor a nuestras comunidades locales, parroquias, capillas y gritar a los cuatro vientos “José Allamano es Santo”; que alegría y jubilo para todos.

En la capilla de Nuestra Señora Consolata, ubicada en la Casa regional IMC en Buenos Aires, Argentina, también nos unimos a los cuatro tiempos iniciales. Gustaría de compartir algunas fotos y parte de lo que reflexionamos que vivimos para este acontecimiento.

Re-descubrir el rostro de Jesús en la persona de San José Allamano que insiste y sigue nos diciendo: hay que salir al encuentro de los que han olvidado el Evangelio. No podemos nos acomodar en el compromiso bautismal y la consagración religiosa.

Un Allamano que de nuevo nos invita a estar, con el más pobre, el rechazado, el ignorado por una sociedad de consumismo y apariencia; el estar con la gente que se le prohíbe tocar los pies de Jesús y que insiste en hablarle o tocarlo.

Un Allamano que nos invita a que busquemos; con transparencia, confianza y constancia la Eucaristía, la oración y la acción, que tenga como centro a Jesús de Nazaret. Que deja los protagonismos personales o pequeños grupismos que quitan el oxígeno a nuestro propio carisma ad gentes y todo el que está a nuestro lado.

Un Allamano que nos invita a salir por el camino de la misión y reconocer que Jesús pasa por este mismo camino, lleno de injusticias, de juzgamientos ligeros; donde aumentamos la lista de los alejados y sobre todo los que no son oídos ni abrazados.

Gran fiesta que vivimos, no solo aquí en Argentina sino en el mundo entero; ¿pero ahora que ya paso la fiesta, ahora qué?

Ya tenemos Santo pero cuál es nuestro paso a seguir? ¿Como institutos que caminos seguiremos para el futuro? ¿Seguimos lo mismo?

Es importante que nos dejemos cuestionar y mirar al Padre Misericordioso que nos ha regalado un nuevo oxígeno para purificar nuestra espiritualidad y nuestra acción en la misión.

* Padre Guillermo Pinilla, IMC, superior de la Casa Regional en Buenos Aires.

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