Venezuela: Susto y consolación

Padre Joseph Kihiko con grupo de monaguillos en la Parróquia de Carapita.

En la Parroquia San Joaquín y Santa Ana de Carapita se encuentra actualmente trabando el Padre Joseph Kihiko, keniano de 35 años de edad. Este es su primer lugar de trabajo misionero y hemos querido dialogar con él acerca de su vocación y su trayectoria misionera.

Por Fátima Contreras y Elizabeth Funes *

Soy el segundo hijo de tres hermanos y una hermana, nací en noviembre de 1986 y tengo actualmente 35 años, Mi formación come misionero empieza en Kenya, mi país de origen: en el 2009 entré al seminario, en 2013 hice el noviciado, en el 2014 mi primera profesión religiosa y después viajé a Brasil en donde, entre 2015 y 2018, cursé los estudios de teología. Ahí mismo, en la región de Bahía, fui ordenado diacono y el 22 de agosto de 2020 sacerdote en mi tierra natal de Rumuruti en Kenia.

Estando en el Brasil había oído hablar de Venezuela por el Padre Peter Makau, ex superior de la Delegación IMC que había venido a Brasil para un encuentro de los superiores de América. Él nos compartió, en aquel entonces, la situación y la crisis a nivel político, económico y social que pasaba en el país. nos contaba de los miles de venezolanos que trataban de migrar a otras tierras en búsqueda de mejores oportunidades económicas para ellos y sus familias… veía ya entonces las dificultades concretas en la cotidianidad de todos y de los misioneros también. Estaba bastante lejos de pensar que mi trabajo misionero iba a empezar precisamente por acá… todavía no me repongo del susto!

De momento estoy colaborando con la parroquia de Carapita aunque haya tenido la oportunidad de conocer otras realidades misioneras en las que trabajan mis cohermanos Misioneros de la Consolata. Estoy todavía viviendo la etapa inicial de mi ministerio y de mi labor en este país, aún tengo que aprender bien el idioma. Veo che hay un camino adelantado aunque sean muchas las cosas que quedan por hacer. La evangelización en realidad es un proceso que se tiene que renovar constantemente en la medida en que cambien las personas y las circunstancias.

Veo que, a pesar de la crisis que es muy evidente, el país no ha perdido la esperanza y por ello admiro mucho a los venezolanos: su esfuerzo diario, su buena actitud y su lucha para seguir sobreviviendo en medio de tantas dificultades.

Considero que, con mayor razón ahora que vivimos tiempos difíciles, es importante caminar todos juntos y ese es un criterio muy importante también para la pastoral. Las diversidades y las diferencias tienen que ser tomadas como fortalezas y no como debilidades; los responsables tienen que buscar una sincera y profunda unidad y eso es precisamente el camino sinodal que la Iglesia Universal está pidiendo a todas las iglesias particulares. De alguna manera nosotros tenemos ya un camino adelantando en ese sentido.

De todos modos cualquier esfuerzo es importante: los miembros de las diferentes comunidades deben promover más la participación de todos los fieles; no se tienen que deshilachar las relaciones; siempre hay que planificar el trabajo juntos.

Felicidades

Le agradecemos al Padre Joseph su disponibilidad y su sì a la misión en nuestro país. Pedimos al Señor fortaleza, ánimo y alegría en su servicio en medio del pueblo de Carapita, para que logre llevarse la más bonita experiencia misionera. Les queremos desear que la calidez y cercanía de la gente hagan placentera su estadía. Le pedimos consolación a nuestra Madre Consolata para que la pueda transmitir con su vida a quienes más lo necesitan.

* Publicado en la Revista Vida Nuestra, Agosto- Septiembre, Delegación IMC Venezuela.

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