Evangelio del VI Domingo del Tiempo Ordinario

«Si quieres, puedes purificarme». Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado»

San Marcos 1, 40-45

Reflexionemos:

El enfermo: Sin pretensiones para experimentar la sanación y salvación se acerca con valentía a Jesús y lo hace con humildad esperando que haga su voluntad.

Jesús, con su “acción” Ha ido más allá de lo que permitía la ley, se ha acercado a la miseria humana, la ha curado, pero sobre todo, la ha acogido.

El enfermo recupera la dignidad y se vuelve a integrar.

Preguntas:

¿Cuánta confianza y humildad hay en tu relación con Dios?

¿Cuánta pretensión o capricho hay en tu oración?

Oración:

Señor que atraídos por tu predicación y mansedumbre nos acerquemos desde nuestras fragilidades a ti. Que nuestro querer día a día se abra a tu querer.

Recuerda:

Jesús siempre está dispuesto a salvar y curar. Esa es su voluntad.

P. Danilo Caraballo, imc, es misionero en Argentina

Contenido relacionado