San Marcos 9, 2-10
«Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo.»
Reflexionemos:
Esta vez se trata del Papá y del Hijo por excelencia.
En la transfiguración:
Nos muestra el misterio del Hijo en quien brilla la donación de amor del Padre, y el misterio de este Padre, que entregará por amor a su Hijo, a quien debemos escuchar.
Un misterio “luminoso”:
Que nos introduce en la dinámica de donación perfecta de la Trinidad. Con el entramos de lleno a la verdadera misión de Jesús que camina al calvario.
Preguntas:
¿Cómo reconoces que Jesús es la verdadera Luz que ilumina tu vida? ¿Qué hace falta en ti para sentirte hijo predilecto de Dios?
Oremos:
Padre santo, que nos mandaste a escuchar a tu Hijo amado, aliméntanos con tu Palabra para purificar nuestra mirada interior, y así contemplar gozosos ya en la tierra la gloria de su rostro.
Recuerda:
Ya en la tierra participas de los bienes del cielo. Abre los ojos.
Por P. Danilo Caraballo, imc, misionero en Argentina