Evangelio del III Domingo de Cuaresma

San Juan 2, 13-25

Jesús subió a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores. Y dijo: «saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio.»

Reflexionemos:

La purificación del templo: Es la purificación que Cristo debe hacer en nuestro corazón, elevando el sentido, la cantidad y la calidad de nuestro amor.

Inicio del cambio: De una religión de culto a una donde lo importante es dar la vida como lo hizo Él. Desea una más humana, liberadora, comprometida y verdaderamente espiritual.

Hoy atentos: Muchas veces preferimos una religión únicamente de cultos y sacrificios vividos sin sentido.

Preguntas:

¿Cómo vives y celebras tu ser un cristiano católico? ¿Tu vida es aquello que celebras?

Oración:

Padre, ayúdanos para que nuestro amor por tus cosas sea autentico, porque aunque esté pegado al templo pierde sus fuerzas sino se une al templo vivo que es el Cuerpo de Cristo.

Recuerda:

Como templos de Dios, necesitamos ser purificados por Cristo.

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