Encuentro de Animación Juvenil y Vocacional busca metodología y estrategia comunes

Participantes del Encuentro en la Casa Regional IMC en São Paulo. Foto: Jaime C. Patias

El encuentro continental de AMJV sirvió para crear en los animadores la necesidad de actualizar, modernizar, mejorar la propuesta vocacional para que sea más atractiva para los jóvenes de hoy

Por Paulo Mzé

Los misioneros de la Consolata en el Continente americano realizaron los días 14 al 20 de febrero, en Sao Paulo – Brasil, un encuentro de animación juvenil y vocacional (AMJV). La reunión que también contó con la presencia de las Misioneras de la Consolata tuvo la participación de unos 30 animadores entre sacerdotes, hermanas, laicos y jóvenes de Argentina, Brasil, Colombia, México y Venezuela.

La revista “Missões” acompañó el encuentro y recogió algunos testimonios de los participantes. Preguntado sobre si el encuentro había descubierto el camino para un nuevo despertar vocacional, el coordinador de la Comisión de AMJV en el continente, el padre Danilo Caraballo, que trabaja en Argentina, dijo que “el Manual de Acompañamiento Vocacional no fue hecho para servir de receta. Contiene códigos que nos ayudan a acercarnos a los jóvenes, pero hay que ser creativo en las realidades locales. También porque la realidad de los jóvenes es muy dinámica. Lo importante en nuestra vida es la conversación; el testimonio de vida; la receta mágica es la oración y la formación”. Según el padre Danilo esta reunión fue el fruto de muchos encuentros, de muchas conversaciones en el Continente.

El padre Stanslaus Joseph, que trabaja en Colombia, declaró que “el encuentro ha sido una gran experiencia de trabajo en el espíritu de la continentalidad. Estamos intentando trabajar juntos para construir un proyecto común”. En cuanto a la búsqueda de vocaciones en el Continente, dijo que el encuentro sirvió para “crear en los animadores la necesidad de actualizar, modernizar, mejorar la propuesta vocacional, para que sea más atractiva para los jóvenes de hoy”. Por ello, este encuentro tenía como objetivo “crear una sinergia continental con un método y estrategia comunes para acompañar y trabajar con los jóvenes y vocacionados del Continente”.

Foto oficial de los participantes del encuentro. Foto: Ariel Tossoni

Para el Superior de los Misioneros de la Consolata en Brasil, el padre Luiz Carlos Emer, “estos días nos han ayudado a conocer más lo que hacen nuestros animadores. Creemos que podemos hacer mucho más. La AMJV no se hace sólo con buena voluntad. Se necesita gente que se anime; gente que se entusiasme y luego gente que tenga las herramientas adecuadas para ello; misioneros y misioneras que tengan una preparación teórica y práctica, que ayude a hacer una animación que no sea sólo una predicación, sino que tenga una sistematización, que sea un proceso”.

El diácono Pablo Sosa que fue ordenado el pasado 29 de Enero en Argentina, observó que fue “increíble ver durante el encuentro, cómo los animadores nos daban herramientas para crear dispositivos para ser más efectivos en nuestro trabajo como animadores juveniles y misioneros”.

Para el joven colombiano Yecid Blanco, el encuentro “valoró el esfuerzo por crear jornadas continentales para los jóvenes de América Latina”. Este encuentro favorece la creación de herramientas, de visiones, incluso de sueños compartidos, donde se hace AMJV y se siguen haciendo nuevas propuestas, fortaleciendo y cambiando lo que no genera resultados y creando nuevas intuiciones”. El secreto de las vocaciones es esto que se busca juntos.

Brenda Guadalupe, una joven mexicana de Chiapas, señaló que el encuentro sirvió para “descubrir que la mayoría de los jóvenes enfrentan a los mismos desafíos; los jóvenes necesitan ser escuchados; necesitan más libertad de expresión; menos tabúes”. La reunión pretendía “elaborar planes estratégicos para que los jóvenes encuentren su vocación a través de dinámicas más atractivas”. Durante los trabajos, Brenda descubrió que “hay nuevas formas de ver la vida laica y misionera”.

Grupos de trabajo en la construcción de dispositivos para la AMJV. Foto: Cleber Pires

La hermana Pasquita Jacob Kikula, Misionera de la Consolata, destacó que el encuentro “fue una oportunidad para aprender y compartir sueños, vivir fraternidad. Estos días fueron momentos de aprendizaje y de compartir sueños para ayudar a los jóvenes a descubrir el sentido de la vida. También me sirvió para animarme en mi labor misionero”.

El padre Charles Kineyosa, que está empezando su trabajo en la AMJV en Venezuela, subrayo “el ambiente familiar característico de los misioneros y misioneras de la Consolata; la alegría del encuentro. Las actividades nos dieron instrumentos y herramientas para trabajar con los jóvenes”.

Para la hermana colombiana, Angélica Guevarra, que trabaja en Bogotá, “el encuentro fue una buena experiencia, ya que creó una oportunidad para compartir las ideas y el trabajo de los misioneros y misioneras de la Consolata con los laicos y laicas. Cada uno con su especificidad con las experiencias adquiridas en sus realidades de misión. Se creó la posibilidad de compartir experiencias que han funcionado en algunos lugares y que sirven para otros lugares en el mundo juvenil. Tenemos que prepararnos más para trabajar con la juventud; tenemos que organizarnos cada vez más”, destacó la hermana.

El Consejero General IMC para América, el Padre Jaime C. Patias, agradeció el trabajo de la Comisión al servicio de la AMJV en el Continente a pesar de las dificultades en el campo de las vocaciones. “Ante la dificultad de una línea común, por el hecho de respetar las diversidades de los países, el encuentro ayudó a unificar los métodos, los procesos y dispositivos para un trabajo más cualificado en las circunscripciones. Para ello, se elaboró un excelente Manual de Acompañamiento Vocacional”. Mirando el futuro, según el Padre Patias, este encuentro destacó “la necesidad de seguir trabajando en Equipo con todas las fuerzas, organizar y facilitar experiencias de misión para los jóvenes, invertir en la formación, en metodología y en estrategias de comunicación. En su esencia, animación significa comunicar vida, espíritu y entusiasmo, crear una mística misionera donde la vida se convierte en misión. El trabajo debe priorizar el acompañamiento vocacional para el discernimiento de los jóvenes”.

La joven venezolana, Orla Marisabel, agradeció por haber sido elegida para participar en este encuentro. “Me siento muy comprometido con la reactivación del ardor misionero en los jóvenes en un momento de pandemia de Covid-19. Por ello, tuvimos que parar el trabajo durante un tiempo y ahora podemos retomar las actividades, participar con una meta, un sueño. A partir de lo aprendido aquí deseo aplicar estas estrategias en Venezuela”.

Padre Danilo, Padre Mauricio y Diana Sosa durante la coordinación de los trabajos. Foto: Cleber Pires

Según el Padre Mauricio Guevara, Superior de los Misioneros de la Consolata en Argentina, y referente de la AMJV en el Consejo Continental, el encuentro fue “muy positivo con la participación de misioneros, misioneras y laicos de la Consolata. Estamos buscando una nueva forma de hacer AMJV en el Continente. Esta reunión permitió la posibilidad de conocer a muchos jóvenes y nuevos misioneros que abrazaron el trabajo de AMJV. Junto con otras causas y servicios, los jóvenes son una de las opciones más importantes de los misioneros y misioneras de la Consolata. El trabajo es exigente y requiere más organización y cualificación en nuestra metodología y actividades en el mundo juvenil”.

El padre Patrick Simon Shija, que trabaja en la AMJV en Brasil, quedó impresionado “por la organización; por el trabajo en equipo. “Lo que aprendemos en este encuentro sirve de inspiración para nuestro trabajo de AMJV aquí en Brasil”. Preguntado sobre el desafío para conseguir vocaciones explicó que, “la clave es cada misionero desde el lugar donde trabaja hacer un esfuerzo para presentar a los jóvenes la vocación y junto con los animadores acompañarlos en el discernimiento”.

Con el impulso de este encuentro se espera que los procesos continúen en las diversas realidades donde los misioneros y las misioneras de la Consolata viven la misión.

Fuente: Revista Missões

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