Evangelio del IV Domingo del Tiempo Ordinario

San Marcos 1, 21-28

Todos estaban asombrados de su enseñanza, lo hacía como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Reflexionemos:

Con lenguaje sencillo:

Llamaba la atención porque hablaba de Dios de una manera muy cercana, tan familiar que hasta la gente más sencilla lo podía entender.

Enseña con autoridad:

Así es percibido y ensalzado. Jesús, sin “autorización legal” para enseñar, lo realiza con la fuerza divina en favor de los que sufren, los débiles y marginados.

Lo propio de Dios cercano:

Está en la vida cotidiana, en la Iglesia, entre las personas, preocupado y ocupado de nuestras cosas, de nuestras alegrías y sufrimientos. ÉL nos quiere libres.

Preguntas:

¿Qué te impide acercarte a Jesús y a su Palabra que salva, libera y sana?

Oremos:

Jesús que en cada encuentro contigo podamos experimentar la libertad para reincorporarnos a la vida familiar, eclesial, social y laborar.

Recuerda:

El Santo de Dios te da libertad, devuelve tu dignidad.

Por P. Danilo Caraballo, imc, misionero colombiano en Argentina

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