San Marcos 1, 7 – 11
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él. Se oyó una voz: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.”
Reflexionemos
Juan el Bautista: Con su testimonio radical nos habla de Jesús, quien llevará a cabo su obra no por un bautismo de agua, sino en el Espíritu.
Jesús: La gran revelación de Dios, de sus mandamientos, de su proyecto salvífico y de gracia para todos los hijos en el Hijo.
Con el bautismo de Jesús: Toda la humanidad queda sepultada en esas aguas, y cuando sale recibe la unción del Espíritu acompañada de la voz del Padre. Ella renace a la vida divina y recupera la amistad perdida.
Preguntas
¿Qué sentido le das a tu bautismo? ¿Cómo vienes renovando los compromisos adquiridos con este sacramento?
Oremos
Padre amoroso, concede a tus hijos predilectos renacidos del agua y del Espíritu, perseverar siempre en el cumplimiento de tu voluntad.
Recuerda
El tiempo se ha cumplido, vive tu bautismo.
Por P. Danilo Caraballo, imc, misionero en Argentina


