El silencio de China

Calles de Taiwan durante la pandemia – Foto: Gilberto da Silva

Este virus enseña a los seres humanos lecciones claras y profundas. Trae pánico. Nos deja un aprendizaje de estos llamados “momentos memorables”.  Nos hace sentir el verdadero amor a la Tierra.

La agitación de China finalmente quedó en silencio. Las personas ansiosas lograron quedarse quietas. Y el pueblo chino generalmente impaciente se tornó calmo.

La vida salvaje que antes era confinada a los seres vivos en una jaula, finalmente, consiguió llevar a los humanos a una prisión (la casa).

Ellos bajaron sus cabezas arrogantes y comenzaron a pensar con calma: “¿Aún somos los reyes de la Tierra?”.

La humanidad sintió el poder de la naturaleza una vez más.

Delante de las amenazas de muerte, los humanos están apenas comenzando a pensar seriamente. Ellos comenzaron a percibir que la falta de una atmósfera social entre las naciones, la cual las uniría, en verdad, causaría más peligro y más riesgo.

Corazones gananciosos están siendo purificados por el virus y bocas que gustan de comer son castigadas por él. Las personas quedaron inmersas en lugares de luces rojas y verdes brillantes, fueron llevadas a sus hogares por un virus que dice… “ve a casa…!”

Menos personas están en las calles. Existen apenas algunos carros circulando.

El aire está más fresco…, la contaminación se fue… el cielo está despejado …, el sol está más brillante…

La vida familiar se volvió más acogedora, armoniosa, amigable e íntima. Porque el corazón humano está más calmado. Hombres y mujeres que no leían hace años, buscan libros en la casa. Los padres que no se comunicaban con sus hijos, los esposos que no conversaban el uno con el otro comenzaron abrir la caja de conversaciones. Los niños que no sabían respetar a los padres también comenzaron a servir.

Este virus enseña lecciones claras y profundas. Trae pánico. Nos deja un aprendizaje de   estos llamados “momentos memorables”.  Nos hace sentir el verdadero amor a la Tierra. Este virus nos hace gradualmente apasionarnos por “Back to the Road” (de vuelta al camino). Nosotros realmente necesitamos agradecer por ese “enemigo”. Los seres humanos necesitan de “enemigos” para “recordarles” y  “empoderarlos”.

El virus no puede salir inmediatamente. Necesita ver la reintroducción de los buenos hábitos humanos. Pero, no continuará en furia. El amor humano que sigue creciendo tendrá más poder para eventualmente hacer que el virus quede lejos.

El tiempo nos va a contar todo. El tiempo nos mostrará la verdad.

Los virus nos recuerdan que existe un Todopoderoso y los humanos son apenas sus débiles criaturas.

* Escrito por el P. Cirilo, un sacerdote chino en Wuhan.

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