San Marcos 1, 21-28
Todos estaban asombrados de su enseñanza, lo hacía como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Reflexionemos:
Con lenguaje sencillo:
Llamaba la atención porque hablaba de Dios de una manera muy cercana, tan familiar que hasta la gente más sencilla lo podía entender.
Enseña con autoridad:
Así es percibido y ensalzado. Jesús, sin “autorización legal” para enseñar, lo realiza con la fuerza divina en favor de los que sufren, los débiles y marginados.
Lo propio de Dios cercano:
Está en la vida cotidiana, en la Iglesia, entre las personas, preocupado y ocupado de nuestras cosas, de nuestras alegrías y sufrimientos. ÉL nos quiere libres.
Preguntas:
¿Qué te impide acercarte a Jesús y a su Palabra que salva, libera y sana?
Oremos:
Jesús que en cada encuentro contigo podamos experimentar la libertad para reincorporarnos a la vida familiar, eclesial, social y laborar.
Recuerda:
El Santo de Dios te da libertad, devuelve tu dignidad.
Por P. Danilo Caraballo, imc, misionero colombiano en Argentina


