MEMORIA DE LA BEATIFICACIÓN DE JOSÉ ALLAMANO

Octubre es tradicionalmente conocido como el mes del rosario y de las misiones. Sin embargo, para los misioneros y las misioneras de la Consolata, este mes tiene una importancia más, el 07 de octubre conmemoramos la beatificación de José Allamano, nuestro Fundador.

Por Lawrence Ssimbwa*

El proceso de beatificación, es bueno recordarlo, tiene como finalidad reconocer y declarar que una persona ha vivido heroicamente las virtudes cardinales de la fe cristiana: fe, esperanza y caridad. Por eso mismo se autoriza la veneración publica y litúrgica en la Iglesia.

El domingo 07 de octubre de 1990, el Papa Juan Pablo II proclamó BEATOS, en la Plaza de San Pedro, en Roma, a José Allamano y Aníbal María de Francia.

Palabras del Papa en la ocasión

Durante la homilía de esa mañana recordó como: “en cada periodo de la historia, Dios suscita en la Iglesia ciertas personas, para que sean modelos del pueblo de Dios, a este grupo pertenecen los sacerdotes hoy proclamados beatos: José Allamano y Aníbal María de Francia”.

“El beato José Allamano, sucediendo a su tío San José Cafasso, en la dirección del Convictorio eclesiástico de la Consolata, emuló su amor por los sacerdotes y su preocupación por su formación espiritual, intelectual y pastoral, actualizándola según las necesidades de los tiempos. No escatimó nada para que innumerables huestes de sacerdotes fueran plenamente conscientes del don de su vocación y estuvieran a la altura de su tarea”.

“El mismo dio ejemplo, combinando el compromiso de santidad con la atención a las necesidades espirituales y sociales de su tiempo. En él estaba arraigada la profunda convicción de que “el sacerdote es ante todo un hombre de caridad”, “destinado a hacer el mayor bien posible”, a santificar a los demás “con el ejemplo y la palabra” con la santidad y la ciencia. La caridad pastoral-afirmó-exige que el presbítero “arda en celo por la salvación de sus hermanos, sin poner reservas ni vacilaciones en la dedicación propia”. Continúa el Papa: “el canónigo Allamano sintió las palabras de Cristo dirigidas directamente a él: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). Y para ayudar a dar tal impulso a la comunidad cristiana, permaneciendo siempre activo como sacerdote diocesano, fundó primero el Instituto de los Misioneros y luego el de los Misioneros de la Consolata, para que la Iglesia pudiera llegar a ser cada vez más “madre fecunda de hijos”.

“En el momento en que es contado entre los bienaventurados, José Allamano, nos recuerda que para permanecer fieles a nuestra vocación cristiana debemos saber compartir los dones recibidos de Dios con nuestros hermanos de cada raza y de cada cultura; debemos anunciar a Cristo con valentía y coherencia a cada persona que encontramos, especialmente a quienes aún no lo conocen”.

Contexto sinodal

“¡Que los nuevos beatos brillen como modelos de santidad sacerdotal! Tal como los señala la Iglesia, mientras se desarrolla la VIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, llamada a examinar la importante cuestión de la formación de los sacerdotes en nuestro tiempo”. “¿Cómo no subrayar esta circunstancia providencial? De hecho, mientras los padres sinodales buscan las soluciones más adecuadas para un problema tan vital, nuestros beatos indican claramente la dirección a seguir. Su existencia, sus ejemplares experiencias apostólicas ofrecen luz a la investigación sinodal. Reiteran que el mundo, hoy como entonces, necesita sacerdotes santos, capaces de hablar al corazón del hombre moderno, para que se abra al misterio del Dios vivo. Necesita apóstoles generosos, dispuestos a trabajar con alegría en la viña del Señor”.

Momento de agradecimiento al Señor

Este 07 de octubre, agradecemos al Señor por haber escogido al beato José Allamano, formador de sacerdotes y comunidades cristianas, como modelo de santidad en la Iglesia. Con el carisma de la misión ad gentes, recibido de Dios y transmitido a los dos Institutos por el fundados, ha iluminado y enriquecido a muchos en la Iglesia. Ha contribuido, con su método integral de anuncio y promoción humana, a la evangelización de muchos pueblos y a la edificación de la Iglesia.  

*Lawrence Ssimbwa, misionero de la Consolata en Colombia

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